‘Invasión’: ponga un buen drama de ciencia ficción en su vida
La serie de Apple TV+ funciona porque cuenta historias que importan. Solo requiere un poco de paciencia y tiempo para disfrutarla
En un mundo acelerado hasta el aburrimiento, en el que millones de usuarios no le dan ni minuto y medio a un vídeo en su móvil antes de pasar a otro, es normal que una serie de planteamiento clásico, reflexivo, en la que se desarrollan diversos matices de los personajes para permitir una relación compleja con el espectador haya recibido críticas por lenta o aburrida. Sin embargo, cualquiera que se acerque con algo de tiempo a Invasión podrá ver todas sus virtudes. ...
En un mundo acelerado hasta el aburrimiento, en el que millones de usuarios no le dan ni minuto y medio a un vídeo en su móvil antes de pasar a otro, es normal que una serie de planteamiento clásico, reflexivo, en la que se desarrollan diversos matices de los personajes para permitir una relación compleja con el espectador haya recibido críticas por lenta o aburrida. Sin embargo, cualquiera que se acerque con algo de tiempo a Invasión podrá ver todas sus virtudes. La serie de Apple TV+ sobre la llegada de extraterrestres a la Tierra camina segura (una entrega nueva cada semana, este miércoles llegó la tercera de la segunda temporada) esquivando riesgos y excesos del género.
Desde el primer capítulo, el espectador sigue a varios grupos de personas que viven de manera distinta lo que en un principio no saben muy bien qué es: unos estudiantes en las afueras de Londres, un grupo de soldados estadounidenses en Afganistán, una historia de amor en la agencia espacial japonesa y otra de desamor y desencanto en un suburbio neoyorquino. El recurso es viejo pero funciona si se hace bien: ¿quién no se va a quedar con ellos, en su dolor, en su forma de buscar la supervivencia en un nuevo mundo si los hemos conocido y querido u odiado antes del desastre? La narración fluye de tal forma que, cuando algunas de estas historias se cruzan, lo hacen de manera totalmente orgánica, verosímil a pesar de todo. El elenco está siempre a la altura.
Varios apuntes sobre una serie que sabe reflexionar sin adoctrinar. Por un lado, todos los protagonistas descubren de una u otra manera que solo comprendiendo su interior podrán conocer y derrotar al enemigo alienígena. Por otro, es reseñable la habilidad con la que se habla del miedo, con la que se subraya, sin decirlo, ese conflicto moral que aparece tan pocas veces en una vida común: ¿hasta dónde estarías dispuesto a llegar para proteger tu vida y la de los tuyos? La serie, además, sabe ser excesiva. Ahí está el magnetismo de ese joven que sufre ataques epilépticos y se comunica con el enemigo exterior en pleno trance y llega a comprenderlo. O aquel militar llamando desde un Londres vacío a una casa vacía en algún punto de Estados Unidos y hablando con el contestador después de cruzarse medio mundo para quedar varado igualmente. Puro Bradbury.
¿No hay acción? Claro que sí, en pequeñas escenas y también a lo grande y esta última, cuando llega (a partir del sexto episodio, de estructura impecable) es clásica, está bien rodada, el ritmo, la fotografía y las localizaciones no pierden nada. Los creadores (Simon Kinberg y David Weil) vienen de una tradición que sabe jugar con el espectáculo y se nota.
El riesgo ante una primera temporada que abría y cerraba tan bien, en la que casi no sobraba nada de sus 10 capítulos, era evidente. La segunda sube el envite: los protagonistas continúan buscando la manera de salvar el mundo, cada uno la suya, mientras el mundo lleva a cabo una guerra abierta contra los invasores (unas máquinas un tanto asquerosas, por cierto, e interconectadas). Pero tiene también la habilidad, el arrojo, de incluir aquí lo que parece un procedimental (esa mujer que busca a los desaparecidos en un pueblo en el epicentro del desastre) en medio de una trama que se torna algo conspiranoica sin perder su sentido.
Invasión es, al menos, la cuarta apuesta con éxito de público y crítica en este género de una plataforma responsable de Fundación, Silo o Para toda la humanidad. Caspar, Mitsuki, Trevante y David Bowie. No es una clave ni un acertijo: son cuatro nombres clave. Lo demás, lo tendrán que descubrir ustedes.
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