‘The Bear’ y las segundas oportunidades
La serie es una historia sobre personas rotas, con heridas reconocibles, que tratan de validarse a través de su trabajo. ¿Les suena? Porque a mí se me antoja terror cotidiano
Al contrario de lo que sucede con las personas, darle una segunda oportunidad a una serie es una decisión que no reviste peligro. Solo de aburrimiento o de decepción, nada grave. Por suerte, retomar una ficción no conduce a nadie directo a la consulta de un terapeuta, a no ser que se trate de, yo qué sé, In Treatment.
No me avergüenza reconocer que abandoné ...
Al contrario de lo que sucede con las personas, darle una segunda oportunidad a una serie es una decisión que no reviste peligro. Solo de aburrimiento o de decepción, nada grave. Por suerte, retomar una ficción no conduce a nadie directo a la consulta de un terapeuta, a no ser que se trate de, yo qué sé, In Treatment.
No me avergüenza reconocer que abandoné The Wire, Breaking Bad y Fringe en sus respectivas primeras temporadas. Compensó con creces reanudarlas, tal y como me acaba de pasar con The Bear (Disney +). Ya saben: un chef de alta cocina (Jeremy Allen White) decide volver a su Chicago natal para hacerse cargo del restaurante de bocadillos de su familia después de que su hermano se haya suicidado.
A la carne de su primera temporada no le encontré el punto. Donde sus admiradores veían tensión, yo solo veía gritos; donde ellos veían caos intencionado, yo solo veía desidia narrativa. Igual fui yo y no ella, ¿eh? Pero ah, la segunda temporada… La segunda temporada tiene un sentido, una dirección y una profundidad apabullantes, una colección de estrellas invitadas que ni Vacaciones en el mar y dos de los mejores episodios que se han visto en la televisión de este año (Peces y Tenedores).
The Bear es una serie sobre personas rotas, con heridas reconocibles, que tratan de validarse a través de su trabajo. ¿Les suena? Porque a mí se me antoja terror cotidiano. Gente con defecto de fábrica que para salir del hoyo se acoge a una mística casi teresiana —salvarse entre pucheros—; náufragos que, para no ahogarse, intentan vaciar el mar tragándose el agua. También es una serie sobre segundas oportunidades que acaba demostrando que la única urgente e imprescindible es la que uno debe darse a sí mismo.
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