Firouzja, un talento descomunal para el ajedrez que también estudia moda
El francés de origen iraní aparca su formación en diseño para concentrarse en el Torneo de Candidatos (abril, en Toronto)
Irán se queda sin enormes talentos del deporte —sobre todo, en ajedrez— por la política radical de su Gobierno; por ejemplo, la obligación de perder por incomparecencia cuando se enfrentan a un israelí, o el velo ineludible para sus jugadoras. Aparte de la ahora española Sara Khadem, subcampeona de Europa en la modalidad relámpago el pasado viernes, el mayor de todos es Alireza Firouzja, de 20 años, huido de Irán en 2019 y francés desde 2021. Entre las diversas facetas atractivas de su perfil está la de aparcar los estudios de moda en París, que han lastrado su rendimiento deportivo desde hace dos años, para centrarse en el Torneo de Candidatos al Mundial, previsto para abril en Toronto (Canadá).
“Lo mío con la moda va muy en serio; me gusta mucho”, decía Firouzja a EL PAÍS este domingo tras ganar, de manera muy espectacular, a su excompatriota Parham Maghsoodloo, 15º del mundo, en la 2ª jornada del Torneo Tata en Wijk aan Zee (Países Bajos), el Roland Garros del ajedrez. Sin embargo, esa pasión por la moda chirría un poco, y no sólo porque es difícilmente compatible con mantenerse en la élite del deporte mental, muy exigente en cuanto a las horas diarias de entrenamiento: una encuesta rápida entre los periodistas especializados presentes en la ceremonia de inauguración del viernes indicó unanimidad en que Firouzja era el menos elegante de cuantos subieron al escenario, ataviado con un anorak que tampoco deja en el guardarropa antes de entrar en la sala de juego (lo cuelga en la silla). Este domingo (con jersey y vaqueros) era el único de los catorce participantes en el torneo principal que no llevaba chaqueta.
Pero el muy escaso tiempo del que disponen los periodistas para hablar con los jugadores tras cada partida no da para profundizar en esos temas. En todo caso, Firouzja cerró la conversación con claridad: “Ahora hago un paréntesis de cinco meses para clasificarme, prepararme e intentar ganar el Candidatos. Pero mi intención es volver a la moda, que nadie tenga dudas de que es algo serio para mí”.
Más paradojas. Maghsoodloo era el domingo la antítesis de un ajedrecista recién vapuleado en el tablero. Lejos de mostrarse deprimido, que sería lo normal, habló en la sala de prensa con su verdugo, excompatriota y amigo —un renegado para el Gobierno de Teherán— en farsi con una sonrisa de oreja a oreja durante unos quince minutos. No menos llamativo es el mero hecho de que Firouzja juegue ahora en Wijk aan Zee tras dos años sin hacerlo como protesta por un incidente en la última ronda de 2021: los organizadores rompieron su concentración para mover la mesa donde jugaba porque necesitaban acomodar el escenario para la disputa del desempate por el primer puesto; y se negaron un año después a compensarle económicamente, como él pedía. Sin embargo, los organizadores neerlandeses coinciden con los de otros torneos de élite en que el hueso muy duro de roer en las negociaciones para contratar a Firouzja no es el propio Alireza, sino su padre y su hermano, quienes siempre ponen pegas.
Alireza siempre ha sido encantador en las distancias cortas desde que asombró como adolescente. Y nadie tiene la más mínima duda de que su talento es descomunal. Incluido el número uno, el noruego Magnus Carlsen, quien, harto de la penosa carga de ser campeón del mundo, anunció en 2021 que sólo defendería su título en 2023 si Firouzja fuese el vencedor del Torneo de Candidatos de Madrid de 2022, porque era el único a quien veía a su altura. Más tarde explicó que no soportaba la perspectiva de dedicar varios meses a preparar el duelo por el título para perderlo después ante alguien que él considera claramente inferior. El caso es que Firouzja pagó en Madrid su falta de experiencia, no ganó el Candidatos, y por eso el actual campeón es el chino Liren Ding, y Carlsen ha anunciado que no jugará en Toronto para intentar recuperar la corona.
Ding también dijo, hace un par de semanas, que su rival preferido en el duelo de fin de este año sería Firouzja, “por su extraordinaria creatividad”, aunque ve como principal favorito al estadounidense Fabiano Caruana, 2º del mundo. Para que el caso Firouzja sea aún más llamativo hay que añadir su peculiar manera de clasificarse in extremis para el Candidatos: aprovechando algunas lagunas en el reglamento de la Federación Internacional de Ajedrez (FIDE), el joven francés disputó dos torneos de segundo nivel en Francia (uno de ellos, organizado expresamente sobre la marcha para él) con el objetivo de subir los puestos necesarios en la lista mundial antes del 31 de diciembre. No solamente lo consiguió (es el 6º del mundo, aún lejos del 2º, puesto que ocupó en 2022), sino que en sus últimas quince partidas lleva catorce victorias y un empate.
Firouzja es la joven estrella más precoz de la historia (diciembre de 2021, a los 18 años) en superar la barrera de los 2.800 puntos Elo en la lista mundial; es algo que sólo han logrado 15 ajedrecistas, tan difícil, como por ejemplo, saltar más de 8,60 metros en longitud. Dado el formidable trabajo de la Federación Iraní de Ajedrez durante muchos años para producir al menos media docena de jugadores muy brillantes, cabe preguntarse si el Gobierno de Teherán es plenamente consciente de la enorme pérdida en términos de imagen internacional que le causa la huida de jóvenes talentos del deporte, como el caso de Firouzja.
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