Carlsen no será el campeón desde el 1 de mayo
La FIDE elige Astaná (Kazajistán) como sede del Mundial Niepómniashi-Ding con dos millones de euros en premios
Que el mejor no sea el campeón del mundo es habitual, por ejemplo, en ciclismo, pero no en ajedrez desde el siglo XVI, cuando el español Ruy López fue el primer rey del tablero no oficial. El actual ocupante del trono, el noruego Magnus Carlsen, ha renunciado al título por su aversión a perder frente a un rival que él considera inferior, el ruso Ian Niepómniashi. Por tanto, será este, 3º del mundo, quien, con la bandera de la Federación Internacional (FIDE), se enfrente al chino Liren Ding, 2º, en Astaná (Kazajistán) del 7 de abril al 1 de mayo con dos millones en premios (60% para el vencedor).
La FIDE anuncia en su comunicado que también hubo candidaturas de “China, Argentina y México”, sin citar las ciudades, que eran Shenzhen, San Salvador de Jujuy (en el extremo noroeste) y Ciudad de México, respectivamente. En realidad, la tercera de ellas no llegó a concretarse; su experimentado y prestigioso promotor, Hiquíngari Carranza, prepara otros “grandes proyectos”, y explica: “Lamentablemente, los tiempos políticos del país no fueron compatibles con los del Campeonato”. Y el Gobernador de la provincia de Jujuy, Gerardo Morales, previsible candidato a la presidencia de Argentina, estudia la posibilidad de “albergar alguna otra competición importante”, según fuentes próximas a él, así como lanzar un Plan de Ajedrez Escolar en la provincia.
El principal motivo para elegir Astaná es el huso horario de Kazajistán, encajado geográficamente entre Rusia y China. Adicionalmente, esta elección refuerza la tendencia del ajedrez hacia Asia como principal motor, como explica el presidente de la FIDE, el ruso Arkady Dvorkóvich, en la nota de prensa. El patrocinador principal, y proveedor de los dos millones de euros, será la empresa de servicios financieros Freedom Holding Corp, que cotiza en el Nasdaq (índice bursátil de EEUU que aglutina a los cien valores más importantes) y tiene raíces kazajas. De hecho, una empresa de ese grupo, Freedom Broker, fue la clave financiera de los Mundiales de Rápidas y Relámpago, la pasada navidad, en la otra ciudad kazaja de renombre, Almaty (antes, Alma Ata).
Niepómniashi, de 32 años, perdió con claridad (3,5-7,5), a finales de 2021 en Dubái, ante Carlsen, quien entonces anunció que solo defendería el título si el vencedor del Torneo de Candidatos de Madrid (junio-julio de 2022) era el francés de origen iraní Alireza Firouzja, de 19 años, porque era “el único” que le motivaba. El vencedor en Madrid fue Niepómniashi, seguido de Ding. Carlsen viajó entonces a la capital de España para negociar a petición de la FIDE, quien le ofreció cambios en el formato del Mundial que el noruego venía revindicando desde 2018. En pocas palabras, acelerar el ritmo de juego o combinar la modalidad clásica con la de partidas rápidas.
Pero el multicampeón (cinco veces, desde 2013 en la modalidad clásica, y actual campeón de rápidas y relámpago) dijo no. Y la FIDE se mantiene ahora fiel a una tradición de partidas lentas cada vez más cuestionada: serán catorce partidas con dos horas iniciales por jugador para los primeros cuarenta movimientos, seguidas de 60 minutos para los siguientes veinte lances. Y si la lucha aún continuase después de seis horas, 15 minutos más por bando y 30 segundos adicionales tras cada movimiento hasta el final de la partida.
Sobre la postura de Carlsen conviene matizar que hasta 2019 siempre habló de Ding con respeto y admiración, señalándolo como el más fuerte de sus previsibles retadores. Pero la estricta política anti-covid del Gobierno de China ha perjudicado mucho la carrera de Ding desde entonces, y a pesar de todo sigue siendo el 2º del mundo. Ambos se enfrentaron el lunes en la 3ª ronda del torneo neerlandés de Wijk aan Zee, el Roland Garros del ajedrez, por primera vez en la modalidad clásica desde 2019. Empataron, y lo más significativo es que el escandinavo jugó muy conservador, a pesar de que tuvo la ventaja de las piezas blancas.
Del párrafo anterior cabe deducir dos preguntas especulativas pero basadas en la lógica: ¿hubiera defendido Carlsen el título de haber ganado Ding en Madrid? ¿Y jugará el ya excampeón el Candidatos de 2024 si el chino derrota a Niepómniashi dentro de cien días? Nadie pregunta sobre esto a Carlsen ahora porque bastante trabajo tiene en Wijk aan Zee, donde el martes perdió ante el neerlandés Anish Giri, con su casi imposible objetivo de rebasar los 2.900 puntos Elo en la lista mundial, equiparables a saltar más de diez metros en longitud; para lograrlo, necesita ganar todos los torneos que juegue durante un par de años con muy altos porcentajes de puntuación. Y se puede concluir algo evidente: Carlsen necesita más que nunca ser el número uno indiscutible para que, como en ciclismo, el título mundial no sea lo más importante en ajedrez.
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