La emergencia del aire en Bogotá depende de los carros, la arena del Sahara y los incendios de la Orinoquía
La Alcaldía Mayor decreta medidas temporales que dependen de factores externos
El cielo azul bogotano en los días soleados se cubre de una capa gris en la parte baja. Es una señal visible de la mala calidad del aire que están respirando sus ciudadanos y que obligó este lunes a la Alcaldía Mayor a tomar medidas preventivas como el uso obligatorio del tapabocas en el transporte público, la restricción de actividades físicas al aire libre en jardines infantiles y colegios públicos y privados, entre las 6 y las 10 de la mañana; y la suspensión temporal del pico y placa solidario, el pago que exonera a vehículos de la norma que les impide circular dos o tres días a la semana según el último dígito de la matrícula.
Las medidas se conocen tres días después de que el Distrito declarara la emergencia ambiental por el impacto de los incendios forestales en la Orinoquía colombo-venezolana y en los Llanos Orientales. “En suma, estos incendios forestales están emitiendo alrededor de 3.000 toneladas de material particulado, no todas llegan a Bogotá, pero sí han incrementado entre 18 y 22 microgramos este material, aumentando la carga contaminante sobre la ciudad”, le explicó la secretaria de ambiente, Carolina Urrutia, a EL PAÍS. Solo hasta el pasado 7 de febrero, se habían presentado más de 1.400 incendios forestales a nivel nacional, de acuerdo con reportes de la Dirección de Bomberos.
El efecto de los incendios aumenta, especialmente, en el primer trimestre del año que se caracteriza por ser una temporada seca. “En estos últimos días hemos tenido un fenómeno de estabilidad atmosférica, el viento que arrastra el material particulado que viene de la Orinoquía se estrella con vientos que vienen en la dirección opuesta y esta combinación deja el material particulado sobre Bogotá”, agregó Urrutia.
El Distrito espera que las condiciones cambien a finales de esta semana, con base en los pronósticos del Instituto de Hidrología, Meteorología y Estudios Ambientales (Ideam). Sin embargo, también se avecinan afectaciones por las arenas del Sahara que arrastran partículas finas desde África. “Es difícil hacer un pronóstico preciso de cuándo van a mejorar las condiciones porque se pueden presentar nuevas variables”, precisa la secretaria de ambiente. Como se trata de factores climatológicos que van mucho más allá de las fronteras de la ciudad, e incluso del país, lo que les queda a las autoridades es buscar reducir las fuentes de contaminación locales, aunque eso pueda afectar la economía de los bogotanos.
Las condiciones meteorológicas desfavorables no son la única causa de la contaminación del aire en Bogotá. La ciudad, donde circulan más de 2,6 millones de vehículos, produce 20 toneladas de material particulado diariamente por operaciones de sectores como la industria y la movilidad. “Además, el 67% del material particulado proviene de la resuspensión, es decir, son polvillos muy finos que están sobre todas las superficies de la ciudad como vías y andenes que al haber movimientos de vientos o de vehículos pesados se resuspenden, vuelven a subir al aire que respiramos”, señala Urrutia.
La fragilidad ambiental por la suma de esas fuentes locales de contaminación más los factores internacionales ha llevado a que Bogotá haya tenido que lanzar la alerta ambiental por la mala calidad del aire en varias oportunidades. Hace apenas un año, la alcaldesa Claudia López declaró una emergencia similar, luego de que más de la mitad de las estaciones de monitoreo mostraran estado regular de la calidad del aire por 48 horas continuas. Cinco días después, se levantó tras una tendencia a la baja de los niveles de contaminantes. En 2019, por poner otro ejemplo, la ciudad también tuvo que ampliar el pico y placa y restringir la circulación de vehículos de más de dos toneladas de carga en algunas zonas por cuatro días, tiempo en el que se logró reducir la concentración de partículas en un 60%.
La situación actual es similar a las de entonces. En la mañana de este lunes, nueve de las 18 estaciones que miden la calidad del aire reflejaban condiciones regulares, principalmente, en zonas como Fontibón, Kennedy, Ciudad Bolívar y Bosa, localidades del suroccidente de la ciudad.
Para Manuel Rodríguez, exministro de ambiente y presidente del Foro Nacional Ambiental, una alianza de organizaciones que promueven el desarrollo sostenible, parte del problema es la lenta implementación del Plan Decenal de Descontaminación del Aire que se concibió hace más de una década. En ello coindice Eduardo Behrentz, ingeniero civil y consultor ambiental quien dirigió la formulación del plan desde la Universidad de los Andes. En su opinión, las principales causas de la contaminación son las fuentes locales. “Esa contaminación tiende a subir porque cada vez hay más actividad económica y más desplazamientos, a no ser que se hagan intervenciones de fondo. Ha habido mejoras en la calidad de los combustibles y en la entrada de buses híbridos y eléctricos de transporte público. Sin embargo, faltan políticas de renovación de vehículos viejos de carga pesada y de tecnologías de control de emisiones que eviten los llamados buses o camiones chimenea”, sostiene.
Además de las restricciones, como otra medida de prevención ante el panorama actual las autoridades recomiendan que los padres de familia se abstengan de mandar a clases a sus hijos menores de edad con enfermedades respiratorias. En lo corrido de este año, los hospitales del Distrito han atendido 192.146 personas con infección respiratoria aguda, 37.072 de ellos en la última semana. De ellos, más de 7.700 casos han sido en menores de cinco años. La Alcaldía además sugiere usar el carro compartido, y en obras de construcción cubrir los materiales y residuos, así como humedecer los terrenos de operación.
Por lo pronto, el comité de validación y seguimiento de alertas y emergencia por contaminación atmosférica – del cual forman parte las secretarías de salud, gobierno, movilidad y desarrollo económico – seguirá monitoreando la calidad del aire para decidir si se eleva o no el nivel de alerta y hasta cuándo mantiene las medidas que, originalmente, se han decretado hasta el próximo viernes.
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