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Petro convoca una reunión mundial sobre Venezuela en la que no se descarta a Maduro

El encuentro que se celebrará en Bogotá con cancilleres y diplomáticos ha sido consensuado con Estados Unidos

Juan Diego Quesada
El presidente colombiano Gustavo Petro, después de dar un discurso en la cumbre iberoamericana que se celebró en Santo Domingo la semana pasada.
El presidente colombiano Gustavo Petro, después de dar un discurso en la cumbre iberoamericana que se celebró en Santo Domingo la semana pasada.FEDERICO PARRA (AFP)

Gustavo Petro ha convocado una reunión internacional de cancilleres y diplomáticos de Estados Unidos y países de Europa, América Latina para tratar de buscar una solución a la crisis política venezolana. El encuentro se celebrará en Bogotá, y no se descarta la presencia de Nicolás Maduro, con el que Petro consensuó la reunión en su última visita a Caracas, hace una semana. Maduro no estuvo muy receptivo de primeras con la idea, según fuentes diplomáticas, pero acabó accediendo.

La presencia de Maduro, sin embargo, pondría en peligro la de Antony Blinken, secretario de Estado de EE UU, que extraoficialmente ha confirmado su presencia. Washington, por supuesto, ha dado el visto bueno al encuentro, por lo que con él Colombia no incumple su promesa de no darle sorpresas a su tradicional aliado. De esa reunión, explican las mismas fuentes, debe surgir un equipo de trabajo que desarrolle una ruta técnica y política viable para la flexibilización y el levantamiento de sanciones a Venezuela. A su vez, el Gobierno chavista debe liberar presos y eliminar las inhabilitaciones impuestas a políticos de la oposición. Solo con eso se reanudaría el diálogo entre la oposición y el Gobierno, estancado desde hace meses. Lo primordial: encontrar una fecha concreta para celebrar las elecciones presidenciales de 2024.

Petro también buscará un diálogo con la oposición, según ha informado la presidencia de Colombia. Está previsto que se reúna con la Plataforma Unitaria, que aglutina a los cuatro partidos opositores más grandes y algunos minoritarios. El presidente estaba obligado a tener un gesto con los antichavistas, cuyos sectores más radicales han visto con recelo los acercamientos entre Petro y Maduro. Daban por sentado que el colombiano no iba a exigir nada después de que se hayan reinstaurado las relaciones diplomáticas. EE UU y Noruega también consideran que sin la Plataforma Unitaria tampoco tiene sentido avanzar.

“No queremos hacer un nuevo proceso de diálogo, sino que las partes vuelvan a México”, explica una fuente de la diplomacia colombiana. La reunión de Bogotá iba a celebrarse los días 5 y 6 de abril, pero finalmente ha quedado aplazada para después de Semana Santa. Colombia espera de este encuentro que se produzca un nuevo enfoque a la hora de acercarse a Venezuela, diferente al actual, que no ha dado resultados.

Ese nuevo enfoque, explican los implicados, debe tener una mirada regional. Ahí es donde Petro quiere jugar un papel fundamental. Su intención, repite su entorno, es “acompañar al Gobierno venezolano y a la oposición en la solución de la crisis”. “Una manera de contribuir de manera constructiva a la crisis política”, recalcan. Laura Sarabia, la jefa de gabinete de Petro, ha estado estos días en Estados Unidos ultimando todos los detalles sobre el encuentro.

Petro había planteado un foro con la oposición, también en Bogotá. Dentro del Gobierno colombiano hay opiniones enfrentadas al respecto. Unos creen que sería tensar mucho la cuerda con Maduro en el caso de que no se incluyera a la oposición oficialista, la que no ha roto relaciones con el chavismo, y los otros consideran primordial entablar un diálogo con los verdaderos opositores, que en ningún caso aceptarían sentarse junto a los que ellos consideran alacranes, políticos a la sombra del Gobierno de Maduro.

Este periódico adelantó ayer que Maduro solo volverá a la mesa de México si se liberan los activos en el extranjero y recibe licencias para vender petróleo. Estados Unidos, por su parte, insiste en que son necesarios gestos del chavismo, como liberar presos políticos y levantar inhabilitaciones a opositores. El encuentro convocado por Petro, cuya existencia ha revelado a través de Twitter, su red social favorita, tiene que servir para acercar esas dos posturas que, sobre el papel, ahora mismo parecen difíciles de encajar. Las dos partes deben ceder en sus pretensiones.

Colombia fía toda su credibilidad internacional a la resolución de la crisis venezolana. Armando Benedetti, el embajador, ha establecido unas fuertes relaciones con el chavismo y ha visitado Washington para trasladar mensajes confidenciales, de ida y vuelta. Petro también ha encomendado esta tarea a Luis Gilberto Murillo, el embajador en Estados Unidos, que ha actuado con mucho sigilo y cautela. El canciller Leyva juega un papel relevante, pero se ha enfocado sobre todo en que Caracas ayude a Colombia en los procesos de paz simultáneos que avanzan bajo la política de paz total.

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Sobre la firma

Juan Diego Quesada
Es el corresponsal de Colombia, Venezuela y la región andina. Fue miembro fundador de EL PAÍS América en 2013, en la sede de México. Después pasó por la sección de Internacional, donde fue enviado especial a Irak, Filipinas y los Balcanes. Más tarde escribió reportajes en Madrid, ciudad desde la que cubrió la pandemia de covid-19.

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