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Así atrapan a los insectos las dos nuevas especies de plantas carnívoras descubiertas en Sudamérica

Las dos especies halladas al sur de Ecuador tienen unos pequeños pelos en sus hojas a los que se quedan pegadas las moscas que se acercan. Al morir liberan el nitrógeno necesario para el ciclo de vida de las plantas

Especies del género insectívoro Pinguicula L. descubiertas al sur de Ecuador
Especies del género insectívoro Pinguicula L. descubiertas al sur de Ecuador.
Juan Miguel Hernández Bonilla

El profesor Álvaro Pérez y sus compañeros de expedición caminaron durante tres días continuos para llegar hasta la reserva Cerro Plateado, la zona más alta de la cordillera del Cóndor, en la frontera de Ecuador con Perú. Era la segunda vez que un grupo de científicos llegaba al lugar. El objetivo del viaje fue recolectar la mayor cantidad de especies de plantas endémicas de ese ecosistema inexplorado. “Cuando estábamos en la cumbre del cerro, en medio de un encañonado de roca granítica, vimos algo extraño y hermoso que no habíamos visto nunca antes”, recuerda con emoción el profesor Pérez. De las paredes de las rocas brotaba una pequeña planta carnívora, con pelos diminutos en sus hojas marrones y una flor púrpura. Pérez y sus colegas tomaron fotos, recolectaron varias muestras y se las llevaron a los laboratorios de la Pontificia Universidad Católica del Ecuador, en Quito. El primer viaje lo hicieron en 2016 y el último, en 2021.

A primera vista, Pérez y sus compañeros sabían que tenían en las manos algo distinto. Después de estudiar con detalle las raíces, las hojas y la flor descubrieron que era una especie desconocida hasta entonces para la ciencia. La llamaron Pinguicula ombrophila. “Su nombre significa amante de la lluvia o amante de la humedad”, explica Pérez, profesor de la escuela de Biología de la Universidad Católica, en entrevista con EL PAÍS. Es un homenaje a la cima de la cordillera del Cóndor, llena de musgo, neblina y viento helado. El hallazgo fue publicado la semana pasada en un artículo de la revista científica Phytokeys, firmado por Pérez; Francisco Tobar, científico del Herbario Nacional del Ecuador; Kevin Burgess, investigador de la Universidad Estatal de Ohio - Columbus en Estados Unidos; y Tilo Henning, del Centro Leibniz para la Investigación del Paisaje Agrícola, en Alemania, uno de los mayores expertos en plantas carnívoras del mundo.

Especies del género insectívoro Pinguicula L. descubiertas al sur de Ecuador.
Especies del género insectívoro Pinguicula L. descubiertas al sur de Ecuador.

Además del descubrimiento de la Pinguicula ombrophila, el artículo también detalla el hallazgo de otra nueva especie de planta carnívora del Ecuador, la Pinguicula jimburensis. Esta especie fue nombrada en honor a las lagunas negras de Jimburá, una zona alta dentro del Parque Nacional Yacurí, donde fue encontrada. El profesor Pérez y sus colegas la vieron por primera vez en el suelo, mientras caminaban por un sendero alrededor de las lagunas. “Está en un páramo húmedo limítrofe con el Perú”, cuenta. Lo interesante de esta nueva especie es la morfología de sus hojas. “Se diferencia del resto de plantas similares porque sus hojas son alargadas, de un color rojizo que sirve para proteger a la planta de la radiación solar en los páramos en los que vive”, explica el científico.

El hábitat de la Pinguicula jimburensis es una zona pantanosa. Vive acompañada de una gran cantidad de musgos y de pequeños arbustos, incluyendo una especie de valeriana descubierta hace pocos meses. La planta mide máximo ocho centímetros. Es una hierba terrestre de hojas rojas y flor morada que se alimenta de pequeños dípteros, moscas chiquitas que van volando y con los vientos caen en sus hojas. Las dos nuevas especies atrapan a sus presas de una forma particular. “Tienen unos pelitos glandulares en sus hojas que votan un líquido pegajoso utilizado para que los insectos que se acerquen se queden pegados y mueran”, explica el investigador. Al descomponerse, las pequeñas moscas liberan nitrógeno de su exoesqueleto. Las plantas asorben es nitrógeno como un elemento necesario para su ciclo de vida.

Especies del género insectívoro Pinguicula L. descubiertas al sur de Ecuador.
Especies del género insectívoro Pinguicula L. descubiertas al sur de Ecuador.Álvaro J. Pérez

En el artículo se describen así los hallazgos: “Documentamos dos nuevas especies endémicas de Pinguicula del sur de Ecuador como resultado de exploraciones botánicas recientes. Realizamos análisis morfológicos detallados para estas nuevas especies, brindamos una descripción taxonómica, presentamos imágenes de todas las estructuras florales y vegetativas de las plantas y proporcionamos un mapa de distribución. También se discute el estado de conservación de las especies recién descritas y sus relaciones con otras”.

El profesor Pérez explica que la idea cinematográfica de las plantas carnívoras que atraen insectos con colores llamativos y se cierran para comerlos está basada en la realidad, pero representa a otra familia de carnívoras. “Así funcionan las famosas venus atrapamoscas, que son muy distintas a las que hemos encontrado en Ecuador”. Según los investigadores, estas dos nuevas especies se suman a la “excepcional biodiversidad de la zona”. Al momento del doble hallazgo, en Ecuador solo se había documentado una especie de Pinguicula, encontrada en la expedición botánica por Alexander Von Humboldt, a inicios del siglo XIX. “Con estos dos nuevos descubrimientos se puede decir que triplicamos esa diversidad y que ahora hay tres especies de carnívoras para nuestro país”, dice Pérez orgulloso.

Especies del género insectívoro Pinguicula L. descubiertas al sur de Ecuador.
Especies del género insectívoro Pinguicula L. descubiertas al sur de Ecuador.

El hallazgo de estas dos nuevas especies de flora andina ayuda a reconocer estos ecosistemas de alta montaña como un punto crítico de biodiversidad y, sobre todo, puede servir para mejorar su conservación. “El hábitat de estas plantas carnívoras necesita protección urgente”, explica Pérez. De hecho, una vez encontrada la Pinguicula ombrophila, los científicos la catalogaron como una especie vulnerable. Acababa de nacer para la ciencia y ya estaba en peligro. Los motivos: amenazas del cambio climático, aumento de las temperaturas en el páramo y destrucción humana del ecosistema. “Encontrar estas novedades es muy interesante porque así damos a conocer la diversidad de la región y la importancia de cuidar los bosques y los páramos”.

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Sobre la firma

Juan Miguel Hernández Bonilla
Periodista de EL PAÍS en Colombia. Ha trabajado en Materia, la sección de Ciencia de EL PAÍS, en Madrid, y en la Unidad Investigativa de El Espectador, en Bogotá. En 2020 fue ganador del Premio Simón Bolívar por mejor reportaje. Estudió periodismo y literatura en la Universidad Javeriana.

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