El cuerpo de Óscar David Reyes aparece en un río tras 53 días de desaparición en Canadá

Óscar David Reyes, un diseñador gráfico de 28 años de Bogotá, viajó a Canadá el 8 de diciembre pasado. Buscaba perfeccionar su inglés y, tras una primera noche en un hotel, había acordado encontrarse con una amiga de su madre para que le ayudara a rentar una habitación. Nunca llegó a la cita. Este martes las autoridades canadienses le revelaron a su familiar que las pruebas de ADN confirmaban que un cuerpo encontrado el río Capilano, en Vancouver, era el de Óscar David.

Reyes, que trabajaba en una empresa de tecnología y tenía en su hija de ocho años su más grande tesoro, no se volvió a comunicar con su familia después del 8 de diciembre. Ante el silencio, su madre, Claudia Rocío Lavacude, y su padre, Gustavo Reyes, empezaron a publicar anuncios en sus redes sociales, pidiendo ayuda a las autoridades y oración a sus conocidos. Contactaron al consulado colombiano en la capital de la Columbia Británica y recibieron el apoyo de Karolina Mc Lean, directora de la fundación Please Bring Me Home, contactaron a la policía local, tocaron las puertas de medios. Nada. Hasta que el 2 de enero recibieron una llamada de la Policía Federal de Canadá Royal (RCMP), en la que les informaban que habían encontrado un cuerpo que se parecía a la descripción de su hijo.

Claudia Rocío, que trabaja en una clínica de Bucaramanga, está haciendo lo posible para viajar a Canadá y traer el cuerpo de Óscar David a Colombia. Gustavo Reyes, el padre, vive en Miami y está al tanto de los trámites a distancia, junto con Tomás, el hermano de Óscar. En diálogo con EL PAÍS, Gustavo aclara que no tienen certeza sobre la causa de la muerte. Cuenta que lo poco que le han dicho los investigadores es que “se descarta un suicidio” y que se podría pensar en un “accidente o un tropiezo en el río”. El resultado final de la autopsia le será entregado a la familia en seis meses, aproximadamente. La maleta de Óscar David apareció a pocos kilómetros del río, con todas sus cosas, por lo que se descarta un robo. Gustavo cree que su hijo quería bajar al río y dejó su equipaje a un lado para que no se mojaran sus pertenencias.

El padre cuenta que la familia espera que hoy el cuerpo pueda salir de la morgue, para programar una ceremonia de despedida y una cremación en Vancouver. La meta es trasladar las cenizas a Colombia. Gustavo, en pleno dolor por el duelo, se despide recordando las virtudes que veía en su hijo. “Era una persona maravillosa, inteligente, excelente hijo, buen hermano y, sobre todo, un maravilloso padre. Para él, su hija lo era todo. Dejó una semilla en cada persona, nos dejó un corazón lleno de esperanzas y con la responsabilidad de que su legado no termine aquí”, dice.

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