15 militares resultan heridos en una asonada en Caloto
El Ejército señala a las disidencias agrupadas en el Estado Mayor Central de presionar a los pobladores para que estos rechacen la presencia de la fuerza pública
Caloto, un municipio de menos de 30.000 habitantes del norte del Cauca, volvió a los titulares en la tarde de este domingo. Los habitantes de una vereda atacaron a los militares que estaban adelantando labores en contra del narcotráfico con palos y machetes. El Ejército, que señala que es el cuarto ataque de este tipo en febrero en ese departamento del suroccidente de Colombia, ha señalado a las disidencias de las extintas FARC agrupadas en el Estado Mayor Central (EMC) de estar detrás de los desmanes. En concreto, argumenta que los grupos ilegales instrumentalizan a los habitantes como mecanismo para reducir la presión del Estado contra las economías ilícitas.
Un video publicado en las redes sociales de W radio muestra parte de lo que ocurrió. En él se observa a un grupo de soldados caminando por una zona urbana. Algunos de ellos lo hacen de espaldas, para no dejar de mirar a quienes dejan atrás: decenas de civiles, algunos de ellos con lo que parecen ser machetes.
#NoticiaW | 15 heridos tras asonada contra el Ejército en Caloto, Cauca.
— W Radio Colombia (@WRadioColombia) February 26, 2024
“Dejan el fusil bajo la cama y salen a hostigar”, dijo el general Federico Mejía, comandante del Comando Específico del Cauca, en diálogo con La W. pic.twitter.com/nZfo6ndvCS
Federico Mejía, jefe del Comando Específico del Cauca, la unidad del Ejército creada para enfrentar la difícil situación en el departamento, se ha referido a lo ocurrido. Mediante un comunicado afirmó que las tropas se encontraban en la vereda Alto El Palo adelantando labores de seguridad territorial. Explicó que el saldo son “tres suboficiales y 12 soldados lesionados con objetos contundentes, uno de ellos con un arma cortopunzante”.
Mejía desarrolló su denuncia en la mañana de este lunes en W radio. Dijo que no se trata de un hecho aislado, sino que muestra un modus operandi. “Es una práctica que vienen realizando las estructuras del Estado Mayor Central de las Farc”, explicó. “Al verse desesperados ante el asedio por parte de las operaciones en contra de las economías ilícitas, recurren a estas prácticas”, afirmó. Y dijo que lo logran ejerciendo violencia contra los pobladores, con “amenazas, multas y destierros”. Incluso con asesinatos, denunció el general.
El jefe de la unidad enfatizó en la importancia que tiene la zona para las finanzas de esas disidencias. Dijo que los grupos que operan en la zona, las llamadas columna Dagoberto Ramos y el frente Jaime Martínez, “son las que más aportan al bolsillo de Estado Mayor Central en cabeza de ‘Iván Mordisco’”. Además, las acusó de violar el cese al fuego que firmó el Gobierno de Gustavo Petro con ese grupo en noviembre de 2023. El Estado Mayor Central o EMC es una de las dos grandes sombrillas de grupos disidentes de las antiguas FARC, y con el que el Gobierno adelante una negociación. Este domingo 3 de marzo se tiene previsto el inicio de un cuarto ciclo de negociaciones con ese grupo.
Para el caso concreto de Caloto, un municipio a menos de dos horas de camino de Cali, Mejía señaló que la columna Dagoberto Ramos busca proteger el negocio de la marihuana. “Están preocupados porque son más de 27 toneladas de marihuana destruidas en 55 días corridos del año”, afirmó.
El sábado otro grupo de militares enfrentó una asonada, esa vez en una vereda del municipio de Cajibío, unos 80 kilómetros más al sur. El mismo Mejía contó ese día que un grupo de 250 soldados que pasaba cerca de una escuela rural fue recibido con intimidaciones y gritos de hombres encapuchados. Y el 31 de enero en El Plateado, un corregimiento de Argelia conocido porque la presencia de disidentes impidió que se hicieran las elecciones el pasado octubre, cuatro militares fueron retenidos tras haber detenido a un hombre señalado de transportar drogas ilegales.
El Cauca es uno de los departamentos más golpeados por el conflicto armado que Colombia buscó dejar atrás en el 2016, cuando selló los acuerdos con las FARC. Pese a los esfuerzos, sigue viviendo los estragos de la guerra. Es una zona estratégica para organizaciones ilegales, como la Dagoberto Ramos, por las rutas del narcotráfico por su salida al Pacífico y se ha convertido en un arsenal en el que operan los grupos armados ilegales. El departamento también tiene presencia del Ejército de Liberación Nacional (ELN) y el Clan del Golfo, la principal banda del narcotráfico de Colombia, heredera de los grupos paramilitares.
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