Pipe Córdoba no es un hombre, sino un concepto
Bajo su administración, la Contraloría se convirtió en un nido de clientelismo, en una especie de bolsa de empleo para aquellos que necesitaba tener cerca. Y ahora apunta a convertirse en el próximo procurador
La historia de Carlos Felipe Córdoba no es la de un hombre, sino la de unos conceptos. El ex auditor general y ex contralor general de la República ha pavimentado su carrera política gracias a conceptos legales que le han asegurado su aterrizaje en cargos del más alto nivel, donde luego se ha encargado de agasajar a amigos y no tan amigos con cargos muy bien remunerados. Así, de concepto en concepto y de contrato en contrato, Pipe, como le dicen en el mundillo político, está garantizando su llegada al cargo de procurador general de la Nación.
Uno de los conceptos más valiosos en la carrera de Pipe Córdoba fue el documento exprés que en cuestión de horas tuvo listo el Departamento de la Función Pública para garantizar que su hoja de vida no iba a estar incursa en algún tipo de inhabilidad o incompatibilidad ante una eventual elección como Contralor General. Lo llamativo de tan invaluable concepto fue la velocidad en que fue emitido: en horas de la mañana del 5 de junio de 2018, desde su correo electrónico personal, Pipe Córdoba elevó la consulta con dos preguntas de alto calado y antes de las dos de la tarde de ese mismo día el aspirante a contralor recibió una nutrida respuesta de diez páginas con un sesudo análisis legal que despejó el camino para que Córdoba fuera electo. ¿Cómo consiguió esa respuesta exprés? ¿Responde Función Pública normalmente a esa velocidad abrumadora todas las inquietudes que ante ese despacho se presentan?
Gracias a ese concepto, Pipe Córdoba consolidó su candidatura. Fue elegido contralor y ya al frente de la entidad promovió una gran reforma a la misma que llevó a la creación de más de 3.000 cargos nuevos que desde entonces y hasta hoy han sido ocupados por personas nombradas en provisionalidad, es decir, elegidas a dedo, sin pasar por concurso alguno, y muchos de ellos con jugosos salarios.
En esos cargos provisionales hay amigos y familiares de políticos de todos los pelambres, así como familiares y amigos de magistrados de los altos tribunales del país. En la práctica, la Contraloría se convirtió bajo la administración de Pipe Córdoba en una especie de bolsa de empleo para aquellos que Córdoba por una u otra razón necesitaba tener cerca y enamorados de su encantadora personalidad.
A pesar de que ya se cumplió un año y medio desde la salida de Córdoba de la Contraloría, los provisionales siguen ahí con la anuencia del contralor encargado, Carlos Mario Zuluaga. Este último nada que convoca al concurso para proveer de manera definitiva esos puestos de trabajo. ¡Oportuna coincidencia! Pues son precisamente los magistrados de la Corte Suprema quienes ahora piden un concepto al Consejo de Estado para saber si el generoso Pipe Córdoba puede ser postulado al cargo de Procurador General.
El concepto del Consejo de Estado seguro vendrá influenciado por los cargos que sus magistrados tienen asegurados en la Contraloría desde la administración Córdoba. Así que con poca suerte y mucho clientelismo estamos a pocos días de ver como nuevamente Pipe corona.
Lástima que ese hombre-concepto sea quien quede a cargo. Lástima porque la moral pública que debería proteger es aquella de la que se burla de concepto en concepto.
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