_
_
_
_
En colaboración conCAF

Una alianza para que los pumas y la ganadería convivan en la Patagonia chilena

La organización internacional Panthera busca los ganaderos dejen de cazar al segundo mayor felino americano

Un puma patagónico con un collar con GPS.
Un puma patagónico con un collar con GPS.Nicolás Lagos

EL PAÍS ofrece en abierto la sección América Futura por su aporte informativo diario y global sobre desarrollo sostenible. Si quieres apoyar nuestro periodismo, suscríbete aquí.

Tras ser muy bien recibidos por unos gauchos en la bodega de una estancia en la provincia de Santa Cruz, en la Patagonia argentina, Nicolás Lagos y Mauricio Montt se encontraron con unas quince pieles de pumas adultos y cachorros colgadas. “Los tipos nos contaban cómo los mataban”, relata Montt, técnico de campo del proyecto Puma de Patagonia para Panthera, una organización global de conservación de felinos salvajes. “Fue fuerte ese momento”, recuerda. En Argentina, su caza es legal en las provincias patagónicas, pese a la postura contraria de entidades conservacionistas como el Comité Argentino de la UICN. Ser leonero, como se conoce a quien mata pumas, es símbolo de estatus.

No muy lejos, en el Parque Nacional Torres del Paine, en la Patagonia chilena, se ha registrado la mayor densidad mundial de pumas, entre 5 y 7 individuos por cada 100 kilómetros cuadrados, según un estudio de Panthera, lo que equivale a entre 80 y 180 individuos (sin contar los cachorros) en esta zona protegida. Esta especie se considera casi amenazada a nivel nacional, según el Ministerio del Medio Ambiente de Chile.

Pieles de puma en una bodega en la provincia de Santa Cruz, en Argentina.
Pieles de puma en una bodega en la provincia de Santa Cruz, en Argentina. Nicolás Lagos

Montt, sin embargo, reconoce que esta zona es sólo una “isla” de protección en tierras patagónicas. En este sector, reconoce su colega Lagos, “tienen más esta conciencia de proteger”, lo que disminuye la cacería de parte de las estancias, e incluso algunas generan dinero a través del turismo con el segundo mayor felino de América.

La tierra del conflicto

Sólo en la comuna de Torres del Paine hay una treintena de estancias, que van desde 6.000 hectáreas a 20.000. “Es difícil saber cuánto ganado mata un puma al año”, admite Lagos.

Los ganaderos no suelen tener un conteo de bajas, más cuando en pocas horas llegan los carroñeros y difuminan la causa de muerte. “Nos hemos dado cuenta que de 50 que dicen que mató el puma, probablemente mató 10; y las otras cuarenta, quién sabe”, complementa Montt.

Lorenzo pastorea ovejas en la Patagonia argentina.
Lorenzo pastorea ovejas en la Patagonia argentina. Nicolás Lagos

La mayor parte de las arremetidas son de pumas a ovejas y corderos, mientras que a vacas es “muy bajo” y eventualmente a potrillos, según Lagos. “Pero han empezado a existir más casos de ataque de puma a potrillos y vacas”, advierte. “Está transformándose en un problema que quizás más adelante sea mayor”, teoriza.

Dentro de Magallanes, la región chilena más septentrional, desde el 2012 se registran 142 denuncias de ataque de carnívoros a ganado. De los casos identificables, el 73,2% es atribuible a perros domésticos, mientras que el 9,1% a pumas, según Alexis Zepeda, jefe de la División de Protección de los Recursos Naturales Renovables del Servicio Agrícola y Ganadero (SAG).

Sobre la caza clandestina contra este felino en esta vasta región, “no existe información oficial, toda vez que se realiza en desconocimiento de la autoridad”, reconoce Zepeda. Sin una estadística oficial, Lagos estima que en los alrededores de Torres del Paine se caza un puma cada mil hectáreas. “En Argentina me imagino que, como es legal, es mucho más”, advierte.

A pesar de que la mayoría de los ataques de pumas son a ovejas y corderos, han empezado a existir más casos de agresiones a potrillos y vacas.
A pesar de que la mayoría de los ataques de pumas son a ovejas y corderos, han empezado a existir más casos de agresiones a potrillos y vacas.PantheraPhotosintesis

Según observa Lagos, poco importa la causa de muerte del ganado porque en muchos estancieros está instaurada este felino como un “enemigo”, por lo tanto, “el puma cace uno, diez o cien, el efecto que tiene en la gente es el mismo: lo odian y lo salen a cazar”, plantea. En Panthera —financiada por donaciones y postulaciones a fondos— trabajan “no sobre los números, sino en la percepción de la gente hacia el puma”, remarca, para aplicar métodos “no letales” que protejan al ganado del carnívoro nativo.

Luces y GPSs

En Panthera buscan reformular la relación entre el ser humano y el puma, y como objetivo clave está erradicar la caza por represalia, “que todavía existe en algunas estancias aledañas” a Torres del Paine, advierte Lagos.

Ya se han aliado con dos estancias en Chile y una en Argentina. Quieren ampliarse a otras fincas. “Acomodamos el trabajo”, explica Nicolás. “Es bien dinámico dependiendo de la realidad de cada estancia, las necesidades e intereses comunes que podamos tener”; la colaboración es posible en la medida estén “más abiertas a hacer la ganadería de una manera más amigable”.

Mauri Montt, técnico de campo del programa, trata de escuchar la señal de unos de los collares en pumas.
Mauri Montt, técnico de campo del programa, trata de escuchar la señal de unos de los collares en pumas. Nicolás Lagos

Entre las medidas para evitar ataques a ganado están las luces LED, “foxlight”, que prenden cuando anochece. “Funcionan bien, pero como son luces, sólo de noche”, sostiene Lagos y, además, al ser flashs estáticos, en algún momento el felino se habitúa. “Tienen que ser dinámicas”, añade Montt.

El equipo de Panthera colabora en Chile con la Universidad del Desarrollo y trabajan en nuevos disuasivos con luz, sonido, sensor de movimiento, y programables para variedad de horarios. “La idea es que funcionen ante distintos escenarios”, explica Lagos. “Cada vez que pasa un puma al frente la luz se activa con la baliza y se espante”. Al aplicar aleatoriedad el método se volvería más efectivo, por la incertidumbre generada en el depredador. El equipo también ha puesto 17 collares GPS a pumas patagónicos, que permiten monitorear la efectividad de las luces. “Hay unos que entran a los corrales de las ovejas, matan a una, se van, al otro día mata un guanaco, y a la semana vuelve”, describe Montt sobre el comportamiento observado. Ello va contra la creencia de que una vez que cazan un ovino se “ceban” con las presas domésticas en vez de las “naturales”, que son principalmente los camélidos.

Mitos y perros protectores

Los de Panthera pusieron collares a perros ovejeros para estudiar la relación entre los felinos y estos cuidadores: “Si un puma mata una oveja, y el perro lo espanta, ¿el puma vuelve al campo?”, ejemplifica Montt entre las preguntas que manejan.

Lagos destaca que en Torres del Paine los perros protectores han funcionado como disuasivos, pero advierte que requieren de trabajo, entrenamiento y que no todos los individuos perrunos sirven, por lo que además se requiere de selección: “El esfuerzo humano es alto, pero una vez se hace el esfuerzo es una herramienta supereficiente”, asegura.

Un perro ovejero con un collar de monitoreo, colocado para estudiar la relación entre los pumas y los canes.
Un perro ovejero con un collar de monitoreo, colocado para estudiar la relación entre los pumas y los canes. Nicolás Lagos

La estancia Cerro Guido colabora con Panthera, donde llevan tiempo usando perros y, ahora, han recurrido a mulas para determinar su eficacia.

“Somos poquitos en la región, no podemos atender a todos los ganaderos”, lamenta Lagos. “Pero nuestro interés es crecer, apoyarlos a futuro, disponibles, y vamos donde ellos”, aunque sea a generar contactos como con el empresario argentino cerca de Buenos Aires que hace rato aplica mulas para su ganado. “Tratamos de generar esas instancias para que haya esa transferencia de información”, destaca.

Dentro de la información recolectada durante el 2024 con collares en pumas, Montt destaca que tanto hembras como machos y juveniles se acercan al ganado. Entre los ganaderos, según Lagos, existe el “mito” de que una puma con cachorros es el “peor enemigo” para las ovejas; pero “si ellos quisieran matar cada oveja que ven, no quedaría ni una”.

El Parque Nacional Torres del Paine tiene la mayor densidad mundial de pumas, entre 5 y 7 individuos por cada 100 kilómetros cuadrados.
El Parque Nacional Torres del Paine tiene la mayor densidad mundial de pumas, entre 5 y 7 individuos por cada 100 kilómetros cuadrados.Mauricio Montt

A su vez, advierte Montt, también se piensa que el ganado está seguro cuando hay perros, sin embargo, “hemos visto campos en que los pumas carnean a 100 metros de un perro, supuestamente protector”.

“Siento que la responsabilidad de un experto es informar a la comunidad, más como trabajamos en una ONG”, destaca Lagos. “Es importante romper esa idea establecida en cierta gente, que las ONG son contrincantes de los ganaderos ,que se preocupan sólo del puma; no, nos preocupamos de los ganaderos también”.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Rellena tu nombre y apellido para comentarcompletar datos

Más información

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_