Morena Herrera, feminista salvadoreña: “Bukele impone un modelo autoritario y conservador que quiere a las mujeres encerradas en casa”
La exguerrillera advierte de que las medidas represivas del mandatario pueden generar descontento social, a pesar del gran apoyo popular que tiene Bukele. “Hay gente que está inquieta”, alerta
La feminista salvadoreña Morena Herrera compara El Salvador de estos días con el país de su juventud, en los años setenta del pasado siglo, cuando ella se involucró en la lucha guerrillera dirigida por el FMLN —partido del que se distanció tras los acuerdos de paz—, para hacer frente a las políticas represivas y la violencia desatada por el Estado. Encuentra las similitudes en el estado de excepción impuesto por el presidente Nayib Bukele dentro de su controvertida política para hacer frente a la violencia contra las pandillas, en la violencia desatada por las fuerzas policiales y los militares, en la violación sistemática de derechos humanos y en la reciente arremetida del mandatario contra la perspectiva de género, que ha expulsado de la educación pública. Herrera (San Salvador, 64 años) analiza en esta entrevista la situación de su país, que, dice, sufre un retroceso debido a un modelo conservador, autoritario y homófobo impuesto por Bukele, quien cuenta con un enorme apoyo popular y el control del Congreso. Advierte de que las medidas represivas pueden generar descontento social y que ya hay fisuras entre maestros y personal sanitario ante los recortes a los presupuestos. “Hay gente que está inquieta”, alerta. “Creo que las medidas que está tomando se le van a revertir”, asegura la mujer que cambió el ímpetu de la lucha armada por la defensa de los derechos de las salvadoreñas.
Pregunta. ¿Qué implicaciones tiene para la educación pública la arremetida de Bukele contra la perspectiva de género y su expulsión de las escuelas?
Respuesta. Él ha tenido una evolución rápida desde posiciones no digamos progresistas, pero menos conservadoras a estas en las que pareciera sentirse más cómodo. Responden a un factor de conveniencia para consolidar su proyecto de concentración de poder.
P. ¿Qué consecuencias va a tener para El Salvador que el presidente acumule tanto poder?
R. Habrá una mayor desatención de las demandas de la ciudadanía. Pongo un ejemplo: hay un municipio pequeñito en el occidente del país que tiene bastante población con afectación renal, muchos pacientes que necesitan diálisis. La municipalidad se comprometió con la población para organizar transporte para llevar a esas personas al hospital para que les hagan diálisis, pero ahora, con la reducción en el país de municipios de 265 a 44, ese municipio desaparece. ¿Dónde van a canalizar esas familias su demanda? El Ministerio de Salud no la atiende. Y está empezando a manifestarse una desatención a las necesidades de la población. Creo que las medidas que está tomando se le van a revertir.
P. ¿Cómo?
R. La gente está insatisfecha con esas decisiones. Hay profesores que están diciendo ‘cómo vamos a enfrentar los problemas que tenemos en las escuelas —de violencia sexual, de suicidios de adolescentes, de embarazos en niñas y adolescentes—, sin poder hablar’. Esta prohibición del Ministerio de Educación no es nueva, ya que en septiembre de 2022 ya había girado mensajes que exigían a los maestros que devolvieran los materiales de educación integral en sexualidad. Algunos docentes dijeron: ‘a mí se me mojaron, a mí se me quemaron, a mí me los robaron, yo los dejé en el bus y se me olvidaron’, porque la gente, en la medida en que ha podido, los resguarda, porque es una fuente de información que necesita para su trabajo. Los docentes no están contentos con esas medidas, porque además de restrictivas son amenazantes, porque les dicen que si no cumplen, se atienen a sanciones. Hay gente que está inquieta.
P. ¿Solo los maestros?
R. El personal médico también. Están eliminando las casillas de registro de identidad de género no heterosexual en los centros de salud, están cerrando las clínicas de atención a infecciones de transmisión sexual, el VIH entre ellos. Ahora hay una homofobia avalada, estimulada y tolerada desde el Estado que va a aumentar los problemas de salud. La transmisión del VIH se había logrado controlar, pero han venido recortando presupuestos de esos servicios. Son problemas complejos de salud que ahora van a ser desatendidos.
P. Se trata de un fuerte retroceso de El Salvador.
R. No es solo un retroceso. Esto es un modelo de destrucción de las bases de los sistemas políticos democráticos y un proyecto de restauración conservadora y autoritaria, tan autoritaria que necesita de la represión y de la amenaza para que se cumplan sus mandatos.
P. ¿Esa restauración conservadora cómo afecta a las mujeres?
R. Estas medidas son una respuesta con temor al avance que las mujeres hemos tenido en el reconocimiento de derechos, a pesar de la respuesta gubernamental. Estas medidas y este discurso van contra la respuesta a problemas existentes como las violencias contra las mujeres.
P. El Salvador tiene una de las leyes más restrictivas sobre el derecho al aborto. ¿Cierran estas medidas de Bukele la posibilidad a reformas que garanticen ese derecho?
R. Ya están afectando. Hemos estado en algunos momentos de la historia cerca de que pueda haber una respuesta menos draconiana de parte del Estado, tanto a nivel judicial, por recursos de inconstitucionalidad que se han presentado, pero también a nivel legislativo, pero en este momento a nivel legislativo están cerradas las posibilidades de diálogo. Documento que presentamos, documento que archivan casi sin leer y sin capacidad de argumentación. Esto nos plantea un panorama institucional más difícil, pero tenemos expectativas en la sentencia de la Corte Interamericana de Derechos Humanos en el caso de Beatriz [que cuestiona la penalización absoluta del aborto en El Salvador], porque puso en evidencia que aquí se violan de manera dramática los derechos humanos. La sentencia de la Corte Interamericana es de obligado cumplimiento y no prescribe y abre la posibilidad a exigir cambios para que la ley no siga siendo tan draconiana con las mujeres.
P. Mientras tanto, ¿qué retos plantea este proyecto conservador a las mujeres?
R. Las mujeres seguimos teniendo aspiraciones de una vida digna, donde nuestros derechos sean respetados, del derecho a vivir libres de violencia. Donde más hemos avanzado la sociedad salvadoreña es en mostrar el malestar de las mujeres frente a la desigualdad y ahí está mi principal factor de esperanza, porque las mujeres tenemos una vocación de transmisión intergeneracional de la historia. Las mujeres jóvenes no se identifican con el modelo de mujer que nos impone ese proyecto político autoritario y conservador, que es la mujer encerrada en la casa, cuidando niños, cocinando, dedicada a las labores domésticas. Los jóvenes tampoco se identifican con ese modelo de sociedad restrictiva, que no ofrece libertades más que para la manifestación machista y violenta. Creo que el aplauso que se puede leer en algunas redes sociales, un aplauso homofóbico, no responde al sentimiento de la mayoría de los jóvenes.
P. ¿Son las mujeres el principal movimiento de resistencia en El Salvador?
R. Ya lo está siendo. Es importante trabajar alianzas, porque este modelo de restauración autoritaria también tiene una concepción sobre el uso de los recursos naturales y los bienes comunes, que no solo es de destrucción, sino de la búsqueda de la plusvalía. Yo viví la represión de los años 70 y muchas de las situaciones que estamos viendo ahora me recuerdan aquella dinámica de represión, pero que con el tiempo se les revirtió. En lo inmediato estas medidas tienen resultados, pero a la larga se revierten.
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