Nuevo asalto en la guerra entre Elon Musk y un juez del Supremo de Brasil
El dueño de X cierra de manera fulminante sus operaciones en el país sudamericano tras negarse a cumplir lo que considera “órdenes de censura”
El enfrentamiento abierto que desde hace meses mantienen uno de los hombres más ricos del mundo y el juez más poderoso de Brasil se fue recrudeciendo en los últimos días hasta estallar públicamente el sábado pasado. A un lado del ring, el empresario Elon Musk, que presume de ser un absolutista de la libertad de expresión; al otro, el juez del Tribunal Supremo Alexandre de Moraes, considerado por muchos el salvador de la democracia brasileña frente a las embestidas golpistas del bolsonarismo. El cuadrilátero, un país enganchado a redes sociales que es uno de los mercados más jugosos de las grandes tecnológicas. El sábado, Musk anunciaba el cierre inmediato de las operaciones brasileñas de X (antes Twitter), que no el servicio, que funciona con normalidad. En tono dramático, la compañía proclamó en un tuit: “El pueblo de Brasil tiene que tomar una decisión: la democracia o Alexandre Moraes”.
Era su fulminante respuesta del magnate a una orden del magistrado, que la víspera amenazó a la empresa con arrestar a su representante legal en Brasil si incumplía la orden de bloquear siete cuentas. Musk compartió con sus 195 millones de seguidores en X una copia de la decisión judicial, que estaba bajo secreto de sumario, y la calificó de “órdenes de censura y exigencias de entrega de información privada”. El juez lanzó ese órdago tras varios incumplimientos en los que mediante fallos secretos iba acortando los plazos a la firma para que desactivara los perfiles y aumentando las multas hasta amenazar con imponerle un castigo diario de 260.000 dólares diarios.
Las cuentas en cuestión pertenecen, según la prensa brasileña, a Marcos del Val, un controvertido diputado derechista en ejercicio, a dos influenciadores, a un ingeniero, un pastor evangélico, la esposa de un parlamentario condenado por atentar contra la democracia y la hija adolescente de un bloguero bolsonarista.
Varios de los perfiles que en juez exigía cerrar siguen operativos este martes. Pero sí ha habido daños colaterales inmediatos. Ese mismo sábado por la mañana, los 40 empleados de X en Brasil fueron convocados a una reunión a toda prisa y en un santiamén estaban despedidos. El abogado Caio Vieira Machado, especialista en desinformación e investigador de Harvard y Oxford explicaba este martes en Folha que, por un lado, el cierre de las oficinas supone un ahorro para X mientras la ausencia de representantes de la firma en el país dificultará la comunicación con la empresa y el cumplimiento de cualquier decisión judicial.
Para Machado, lo principal en estos movimientos políticos de Musk es el uso político que hace de la empresa. Es decir, despliega muy públicamente una postura alineada con el bolsonarismo a las puertas de las elecciones municipales de octubre. El experto recuerda que, según un reciente informe de Harvard, desde que el magnate compró X la empresa cumple más las ordenes judiciales sobre el contenido, indistintamente si proceden de países democráticos o no.
Este es el asalto más reciente en el duelo que libran Musk y Moraes a cuenta de los límites de la libertad de expresión, la desinformación y las cuentas de tuiteros brasileños de extrema derecha. Hace ya mucho que el magnate no disimula su afinidad con Trump, al que el magnate tecnológico permitió convertir en un festín de desinformación la entrevista que le hizo en X, Jair Bolsonaro o el presidente Javier Milei.
El pasado abril, Musk y Moraes se enzarzaron en otro rifirrafe público. Entonces, magistrado abrió una investigación contra el dueño de X por difundir noticias falsas difamatorias y por el intento de obstruir la acción de la justicia dentro de un caso conocido como el de las milicias digitales. Durante los últimos años, Moraes ha bloqueado cientos de cuentas de usuarios, la mayoría de extrema derecha, bajo la acusación de desinformar. Es también el magistrado que dirige las investigaciones sobre la intentona golpista protagonizada por miles de bolsonaristas en 2023.
El dueño de X considera al magistrado brasileño un peligro para la libertad de expresión. Y a menudo se hace eco de los argumentos que el bolsonarismo esgrime para atacarlo. “No cabe duda de que Moraes se tiene que ir. Tener a un juez que viola la ley de manera reiterada y a lo grande no es de ninguna manera [impartir] justicia”, se quejó el sábado Musk, que colgó una foto del togado junto a la de lord Voldemort, el villano de Harry Potter.
Para buena parte de los demócratas brasileños, el juez Moraes es un héroe que salvó con sus osadas decisiones judiciales la democracia brasileña del golpismo bolsonarista. Aunque con el paso del tiempo han ido asomando cada vez más críticas que apuntan a algunos excesos en su actuación. Recientemente ha excarcelado a Filipe Martins, un estrecho colaborador de Bolsonaro al que mantuvo seis meses en prisión preventiva pese a las pruebas que contradecían las acusaciones del juez.
Este último embate de Musk contra Miraes llega en un momento delicado para el magistrado más famoso del máximo tribunal brasileño. La semana pasada, Folha de S. Paulo publicó una serie de informaciones, basadas en miles de mensajes telefónicos, que apuntan a posibles irregularidades procesales entre su tarea como juez investigador del Supremo y como presidente del Tribunal Superior Electoral, dos cargos que compatibilizó durante los cruciales comicios de 2022 que perdió Bolsonaro y dieron la victoria a Luiz Inácio Lula da Silva. El magistrado alega que todas sus actuaciones cumplen la ley.
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