El cierre de la cumbre Asia-Pacífico da cierto oxígeno a la presidenta Boluarte en medio de su crisis de popularidad

La presidenta Dina Boluarte ha clausurado este sábado el Foro de Cooperación Económica Asia-Pacífico (APEC), una cumbre internacional que le ha dado cierto oxígeno en un momento donde su desaprobación roza el 92% y una crispación marca sus dos años en el poder. “El ejercicio exitoso de la presidencia APEC por tercera vez en el Perú ha marcado un hito que fortalece nuestra presencia en el plano internacional”, ha señalado la mandataria en la clausura de la cumbre celebrada en Lima. Boluarte concentró sus esfuerzos en aislar el foro del descontento popular y capitalizar al máximo los encuentros con las 21 delegaciones de las economías más importantes del mundo.

Boluarte condecoró con la medalla de la Orden El Sol, la máxima distinción del Estado peruano, en grado Gran Collar, al sultán de Brunéi y a los presidentes de Indonesia y Vietnam. Inauguró de forma virtual el mayor puerto comercial de Sudamérica, ubicado 80 kilómetros al norte de Lima, junto al presidente de la República Popular China, Xi Jinping. Tras el fracaso de la reunión bilateral con Joe Biden en la Casa Blanca hace un año, la presidenta finalmente logró un encuentro con el mandatario estadounidense, quien abandonará la Casa Blanca el 20 de enero. Biden anunció la donación de 65 millones de dólares al Perú durante los próximos cinco años, entrega de helicópteros y la capacitación de 130 pilotos y técnicos, entre otras promesas.

Dina Boluarte suscribió además la optimización del Tratado de Libre Comercio con China con el objetivo de facilitar e incrementar las operaciones entre ambas naciones. La actualización incluye cinco capítulos nuevos en materia de Comercio Electrónico, Medio Ambiente y otros rubros. Tras un año de negociaciones, la sucesora de Pedro Castillo firmó un acuerdo comercial con Hong Kong, que se convirtió el año pasado en el tercer destino de las exportaciones peruanas no tradicionales hacia Asia. Boluarte encabezó la foto oficial junto a otros jefes de Estado, en el Centro de Convenciones de Lima. Cada uno de ellos lució una chalina de alpaca.

Con la fotografía al lado de Xi Jinping podría afirmarse que el Poder Ejecutivo tuvo éxito al encapsular la cumbre. Eso podría ponerse en duda si se analizan las medidas adoptadas por el Gobierno para guardar las apariencias. Se decretaron días no laborables para el sector público y privado. Se cerraron calles y avenidas, lo que incrementó el tráfico de la quinta ciudad con más congestión vehicular del mundo. Se suspendieron las clases presenciales y 2.4 millones de escolares de Lima Metropolitana, el Callao y Huaral llevaron sus materias virtualmente. Además, se repitieron diversas escenas de represión de los agentes del orden hacia una masa de manifestantes que se echó a las calles a nivel nacional durante los tres días que duraron las actividades centrales del Foro.

El exministro de Economía, Ismael Benavides Ferreyros, calificó a la cumbre como “una lavada de cara frente al extranjero”. El Gobierno dispuso 14.000 policías para resguardar la APEC. Los manifestantes, transportistas, comerciantes y universitarios, vulneraron los cercos de seguridad en algunas ocasiones e incluso se toparon con delegaciones de los países asiáticos. La sociedad civil ha manifestado en las calles su sensación de inseguridad y también ha expresado el rechazo hacia un Congreso y una presidenta que se aferra al 2026 sin reparar en su escasa legitimidad. Entre enero y noviembre se han registrado 1.789 homicidios, de acuerdo al Sistema Nacional de Defunciones (Sinadef). Esto hace a 2024 el año más sangriento desde 2017. De estas muertes, 934 han sido perpetradas por sicarios.

De hecho, la cumbre no pudo escapar los sobresaltos. Alrededor de las 17.30 de este sábado se registró un incidente que alertó a los ciudadanos durante uno de los traslados del presidente Biden por las calles de Lima. Algunos testigos afirman que un coche ingresó al tramo que había sido cortado por el operativo de seguridad del mandatario estadounidense. Esto provocó una persecución policial en la que terminaron lesionados dos agentes. Las autoridades locales aseguran que no se trató de un atentado y que el episodio se desencadenó porque dos ebrios no quisieron esperar el paso del vehículo presidencial blindado.

Los ministros del Gabinete de Boluarte provocaron a los manifestantes. “Las pancartas dicen: ‘nos están matando’. A ver si usted me puede contar a quiénes están matando”, le dijo el ministro de Transportes y Comunicaciones, Raúl Pérez Reyes, a un conductor radial. Medio centenar de ciudadanos murieron asesinados en protestas en los tres primeros meses del mandato de Boluarte. En la antesala de la APEC, la mandataria anunció que establecerá un marco legal para que los agentes que empleen sus armas de reglamento no sean juzgados por el fuero civil, sino únicamente por el militar.

Los políticos de extrema derecha, varios de ellos parlamentarios, no pasaron desapercibidos en la semana de la APEC con elogios y gestos hacia los mandatarios comunistas. Esto a pesar de que hace no mucho habían satanizado esa ideología. El alcalde de Lima, Rafael López Aliaga, le entregó las llaves de la ciudad al flamante presidente de Vietnam, Luong Cuong y lo declaró huésped ilustre. Durante la última campaña electoral, sin embargo, López Aliaga pidió en su cuenta de X dar “muerte al comunismo” y al expresidente Pedro Castillo, quien hoy está encarcelado por su autogolpe fallido.

Luego de una semana intensa, donde coincidieron economías que acumulan más del 62% del PIB global y el 48% del comercio internacional de bienes y servicios, Dina Boluarte transfirió la presidencia de la APEC a su par de Corea del Sur, Yoon Suk-yeol, quien será el anfitrión de la cumbre de líderes en 2025. Se llevaron a cabo alrededor de 270 reuniones en el último año y se contó con la participación de más de 1.200 empresarios y ejecutivos de las compañías más grandes del planeta, entre ellas JPMorgan y TikTok.