Walter Salles, el cineasta (y milmillonario) que conquistó el primer Oscar de la historia de Brasil

El director de ‘Aún estoy aquí’, heredero del fundador del mayor banco brasileño, atesora una sólida carrera, premios cinematográficos y una fabulosa fortuna

Walter Salles llega a la alfombra roja de la 97ª edición de los Premios Oscar en el Teatro Dolby de Los Ángeles, el 2 de marzo de 2025.Foto: DAVID SWANSON (EFE)

Brasil es una inagotable factoría de memes creados a velocidad asombrosa por un vibrante universo digital. Como era de esperar, los internautas brasileños hicieron un intermedio en el carnaval para celebrar por todo lo alto el primer Oscar de su historia, festejar la derrota de Emilia Pérez y clamar ¡edadismo!! ante la decisión de premiar a la actriz veinteañera de Anora y no a Fernanda Torres, de 59 años. El cineasta Walter Salles, 68 años, llevó a sus compatriotas al éxtasis cuando recogió la estatuilla a la mejor película internacional por Aún Estoy Aquí, un drama sobre Eunice Paiva, la esposa de un desaparecido en la dictadura brasileña. Entre el torrente de memes, alguno sobre una faceta poco conocida del consagrado director: su fabulosa fortuna. “Este banquero encantador se salvaría en una revolución”, apuntó Clay.

Walter Salles dirigió "Diarios de motocicleta", basada en las memorias del Che Guevara y su viaje por Sudamérica con un amigo. Myung J. Chun (Los Angeles Times via Getty Imag)

Rico de cuna, es tan discreto como contenido. Su fortuna ronda los 4.400 millones de dólares, según Forbes, lo que en la meca del cine le coloca solo por detrás de sus colegas Steven Spielberg y George Lucas. Y muy por delante de Ana Botín, del Santander. El brasileño es hijo de una singular pareja de la alta sociedad que cultivó en su prole el amor por el arte.

Carioca de 68 años, Salles solo renuncia a las camisetas y las zapatillas de deporte en las galas. El domingo se anotó un gol histórico en Hollywood que ya acarició en 1999 con Estación Central de Brasil (1998). Con una sólida carrera dentro y fuera de su país, ha ganado Globos de Oro, Baftas, el Goya y premios en los festivales de Berlín, Cannes, Venecia, Sundance y San Sebastián.

Lo cierto es que Salles no es ni fue banquero, sino que pertenece a una de las grandes familias de Brasil, los Moreira Salles, fundadores del Banco Itaú, el mayor de Brasil, y grandes mecenas de la cultura. Sí que tiene un hermano banquero, que preside la entidad.

Poco fan de las entrevistas, en esta campaña por el Oscar, en la que logró tres candidaturas (mejor película, mejor película internacional y mejor actriz), Salles ha cedido casi todo el protagonismo a Torres. Por cierto, hija de la estrella de Estación Central de Brasil, Fernanda Montenegro, que en esta tiene un papel tan pequeño como poderoso.

El galardón ha resucitado una entrevista de 2009 en la que Salles abordó cuestiones muy personales. Incluso habló sobre esas dos identidades, cineasta y rico heredero, al hilo de su encuentro con la familia del Che cuando preparaba Diarios de motocicleta (2004): “Cuando estuve con ellos por primera vez en Cuba, la viuda y los hijos de Ernesto Guevara sabían muy bien de dónde vengo, pero son cinéfilos y prefirieron juzgarme por las películas que dirigí, como Central do Brasil”, explicó a Tpm.

Contó también que, solo tras el éxito de la película que le lanzó al estrellato internacional, supo que su ya fallecida madre trabajó a los 18 años, antes de casarse, en esa misma estación ferroviaria, que sigue existiendo en Río, a los pies de la primera favela de Brasil. Lo supo gracias a un desconocido que resultó ser un antiguo compañero de trabajo de Elisa Margarida Gonçalves, conocida como Elisinha.

Salles da una entrevista a Europa Press tras haber ganado el premio Goya a mejor película iberoamericana, en febrero de 2025 en Madrid.Europa Press News (Europa Press via Getty Images)

Una mujer culta que desplegaba una enorme curiosidad por el mundo y destacaba en las listas de las más elegantes. Fue una de las damas que participó, con Lauren Bacall, Andy Warhol o los duques de Windsor, en aquel mítico baile en blanco y negro inmortalizado por el escritor Truman Capote, según publicó estos días Folha de S.Paulo.

En un alarde de extravagancia, Elisinha viajó a China en plena revolución cultural (las películas grabadas en aquel viaje fueron materia prima para un documental firmado por otro hermano, João Moreira Salles). A la vuelta, la matriarca publicó sus impresiones en una revista. También enviaba cartas al director bajo el título de embaixatriz, por los tiempos en que su marido fue embajador en Washington. Walther Moreira Salles, empresario y banquero, negoció la deuda externa de Brasil y se codeaba con personalidades internacionales como Greta Garbo o los Rockefeller. Walter hijo es conocido por sus allegados como Waltinho.

Ese es el extraordinario ambiente en que crecieron los hermanos Moreira Salles. “Jamás nos faltó estímulo”, según reveló a Folha en vísperas de los Oscars João, fundador de la revista Piauí, inspirada en The New Yorker. “La inmensa biblioteca de mi padre y las visitas obligatorias a los museos con mi madre son parte de las memorias de mi infancia. Era el precio a pagar para poder salir a divertirnos. Mucho de eso permaneció con nosotros. Ella educó nuestra mirada”. Además del documental sobre su madre en China, dedicó otro al mayordomo de la familia, Santiago.

Un tercer hermano, Fernando, participa en Companhia las Letras, una de las grandes editoriales locales. El cuarto, Pedro, sí que es banquero, preside el Itaú. Muy comentado también, tras el triunfo en Hollywood, otro meme sobre “la deuda que Brasil entero tiene con Walter Salles, la mitad por el cine, la otra mitad por lo que debe al Itaú”. Además de ser accionistas del banco, los hermanos comparten inversiones mineras —controlan el 80% del mercado mundial de niobio, un preciado metal— y en un icono brasileño, las chancletas Havaianas. En la citada entrevista de 2009, Walter se describía como el hermano “más insensato”.

Cuando en películas anteriores retrató el Brasil más pobre, sea en el interior rural o en las periferias de las ciudades, explicó que le interesaba esa inmersión en territorios desconocidos.

Walter Salles con los protagonistas de 'Ainda estou aqui', Selton Mello y Fernanda Torres, en septiembre pasado en Toronto, Canadá. Gareth Cattermole (Getty Images)

En esta ocasión ha retratado un episodio que conoció de cerca en la adolescencia aunque solo con el tiempo entendió su trascendencia, ha revelado. Salles era muy amigo de Nela, una de los cinco hijos de Eunice y Rubens Paiva. Uno de los chavales que frecuentaba aquella casa frente al mar y a aquella familia alegre a la que la dictadura golpeó de lleno. El señor Paiva, un diputado destituido por los militares, fue detenido, torturado y asesinado en 1971. Su cadáver nunca fue localizado. En aquella época, a Walter le encantaba conducir carts, sopesaba dedicarse a las carreras de coches. Vivía en una mansión que hoy es la sede carioca del Instituto Moreira Salles y custodia el archivo de la escritora Clarice Lispector.

Al agradecer el premio, Salles explicó: “Este premio es para una mujer que, después de la pérdida que sufrió a causa de un régimen autoritario, decidió no doblegarse y resistir. Este premio es para ella, su nombre era Eunice Paiva”. Como traspapeló el discurso que había preparado, no llegó a proclamar el ‘¡ditadura nunca mais!’ con el que pretendía cerrar.

Aficionado a una ropa informal y sobria que lo rejuvenece, está casado con Maria Klabin, cortada por un patrón similar al suyo. Heredera de un grupo empresarial papelero, es artista plástica. Son padres de un chico y una chica adolescentes.

Fan (y mecenas) del Botafogo, le gusta ir al estadio. Su próximo proyecto es sobre Sócrates Brasileiro, un futbolista irrepetible con grandes inquietudes que luchó contra la dictadura mientras marcaba goles para el Corinthians.

Walter Salles sostiene el primer Oscar otorgado a una película brasileña, el 3 de marzo en el teatro Dolby de Los Ángeles. CAROLINE BREHMAN (EFE)

A Salles se le ve realmente feliz cuando habla de cine, como en un vídeo que ha vuelto a circular ahora en el que repasa sus nueve películas favoritas. Arranca con Toro Salvaje —”uno de esos filmes donde cada imagen contiene toda la película”— , El Pasajero y La Noche, de Antonioni --“porque es e cineasta que me llevó al cine, el que mejor capturó la insensatez de la sociedad industrial”--, sigue con Kubrick, la rusa Andrei Rubliov —”intento regresar a ella cada año”, Wim Wenders, la cinta de Jim Jarmusch a la que acude para renovar su fe en el cine, la brasileña Vidas Secas y la cubana Memorias del subdesarrollo. Una filmografía a partir de la cual Salles construyó su propio sendero, el que le llevó a convertirse, a la sombra de Fernanda Torres, en el héroe del momento en Brasil.

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