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Médicos Sin Fronteras, tras el ataque a su personal en Haití: “Fue dirigido. Se ha perdido el respeto a las organizaciones humanitarias”

Gabriel Mayorga, responsable de Asuntos Humanitarios de MSF, relata la constante tensión en la que trabajan en el país caribeño y los peligros a los que se enfrentan en su labor frente a la crisis humanitaria

Haití Médicos sin fronteras
Carlos S. Maldonado

La tensión había aumentado a mediados de marzo en Puerto Príncipe, la sitiada capital de Haití, epicentro de feroces enfrentamientos entre grupos criminales que buscan su control total y la policía local. Un convoy que el día 15 trasladaba a personal de Médicos Sin Fronteras sufrió un atentado brutal, que afortunadamente no dejó víctimas. Los grupos criminales atacaron a balazos las camionetas de la organización, que habían salido del centro de urgencias de Turgeau al hospital de traumatología de Carrefour. Los vehículos de MSF recibieron 15 disparos y el incidente ha obligado al organismo a dejar de utilizar esa ruta, cerrar dos centros médicos en la violenta capital haitiana y revisar sus protocolos para garantizar la seguridad de sus trabajadores. “Ha habido desde el año pasado varios incidentes, amenazas, y el hecho de que fueron 15 disparos nos lleva a pensar que no fue solo una advertencia para que el vehículo se detuviera, sino que había una intención mucho más fuerte para afectar al personal”, afirma Gabriel Mayorga, responsable de Asuntos Humanitarios de MSF en Haití. “Creemos que fue un ataque centrado 100% en Médicos Sin Fronteras”, agrega.

Ese atentado es una muestra más de la difícil situación en la que deben trabajar los organismos que intentan aliviar la crisis humanitaria que afecta a Haití, un país sumido en el caos y que sufre una violencia tan terrible que ha dejado más de un millón de desplazados, más de cinco mil muertos y brutales violaciones a los derechos humanos. El vacío de poder dejado tras el asesinato del presidente Jovenel Moïse en julio de 2021 ha sido aprovechado por las bandas criminales para instaurar una situación de guerra en la isla, lo que ha desatado a su vez una crisis humanitaria sin precedentes en el continente. La ONU ha alertado del colapso del sistema sanitario y la falta de servicios básicos como agua. La carencia de alimentos es tan grave, que la Cruz Roja advierte de que la inseguridad alimentaria casi llega a niveles de hambruna. “Desde 2023 se ha intensificado de forma más aguda la violencia y se ha venido perdiendo el respeto a los actores humanitarios”, afirma Mayorga.

Jóvenes cruzan una calle bloqueada por llantas incendiadas durante una protesta por la crisis de seguridad, el pasado 2 de abril en Puerto Príncipe, Haití.

El de marzo no ha sido el único incidente violento a los que se ha enfrentado MSF. Mayorga afirma que disparos directos y balas perdidas han impactado en hospitales en los que trabaja personal de la organización, lo que ha puesto en riesgo tanto a los pacientes como al equipo. “Se había tomado la decisión de suspender temporalmente el trabajo porque el riesgo es muy alto para los mismos pacientes. Y el día 15 de marzo, que era sábado, habíamos iniciado todo un proceso de evacuación de los pacientes hacia otras estructuras de Médicos Sin Fronteras y una evacuación de todo el personal. A eso de las 5:30 de la tarde salía un convoy con cuatro vehículos, son camionetas blancas con toda su visibilidad, y transportábamos únicamente a nuestro personal. Tres de los vehículos fueron impactados”, narra. “El personal, por fortuna, no sufrió lesiones de consideración, pero quedó, lógicamente, en estado de shock y con la sensación de que en ese contexto no se puede realizar el trabajo de manera segura”, agrega.

Los vehículos iban claramente identificados, las autoridades conocen bien en qué zonas MSF cuenta con hospitales y el personal había anunciado en la mañana a la fuerza pública que iba a estar movilizándose. Es por eso que el organismo ha afirmado públicamente que se trata de un “ataque selectivo”. “Ha habido desde hace varios meses un entorno operativo mucho más difícil, más restricciones y dificultades para acceder a ciertas comunidades. Ha habido un incremento en la violencia, los combates entre los grupos y la fuerza pública han dificultado el paso a distintas comunidades y algunos actores no comprenden los principios de derecho a acceso a la salud para todos, desconocen el respeto debido a la misión médica, a las ambulancias, a los pacientes”, explica Mayorga.

Uno de los cuatro vehículos de MSF disparados durante una evacuación del centro de emergencia de Turgeau en Puerto Príncipe, Haití, en marzo de 2025.

MSF tuvo el año pasado varias ambulancias detenidas, el pasado noviembre pincharon las llantas a otra para sacar a los pacientes que trasladaba y los ejecutaron y el personal recibe constantes mensajes con amenazas, acusándolos de tomar partido en el conflicto. “Hay un desconocimiento de ciertos actores del principio de neutralidad y una confusión, porque perciben que se está ofreciendo un servicio para uno u otro bando, cuando realmente lo que se está haciendo es un trabajo médico basado en el principio de la ética médica, que es de salud para todos”, explica Mayorga. “Están impidiendo que podamos ofrecer servicios a comunidades vulnerables que se encuentran en el fuego cruzado, sometidas también por los grupos armados”, alerta.

La violencia ha hecho que este organismo revise sus protocolos de seguridad para proteger a su personal. “La situación actual es de bastante preocupación”, dice Mayorga. El personal de MSF ha sufrido el constante asedio de la violencia, varios trabajadores han tenido que desplazarse forzosamente, otros han tenido que enviar a sus familias fuera de Puerto Príncipe y están bajo el constante temor de que la ola de violencia se extienda al resto del país. “Nos ha tocado suspender el transporte de pacientes en ambulancia, porque siempre está la sospecha de que el paciente que se lleva puede ser un miembro de uno de los grupos y ha sucedido que interceptan la ambulancia y los ejecutan”, narra. A pesar de ese contexto difícil, MSF ha decidido seguir trabajando en Haití para aliviar la crisis humanitaria. “Nos estamos adaptando a las nuevas circunstancias, porque nuestro trabajo siempre ha tenido en mente las necesidades de la población”, afirma Mayorga.

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Sobre la firma

Carlos S. Maldonado
Redactor de la edición América del diario EL PAÍS. Durante once años se encargó de la cobertura de Nicaragua, desde Managua. Ahora, en la redacción de Ciudad de México, cubre la actualidad de Centroamérica y temas de educación y medio ambiente.
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