10 discos y 10 canciones para escuchar este verano
De la nostalgia rock de los hermanos veinteañeros The Lemon Twigs y la revelación de Alcalá Norte al hip hop de Roc Marciano y el flamenco radical de Perrate, una selección de discos estivales para todos los gustos. Además, proponemos una ‘playlist’ alternativa con las mejores canciones del verano
The Lemon Twigs, A Dream Is All We Know (Captured Tracks / Popstock!)
Por Fernando Neira
Lo de los hermanitos Brian y Michael D’Addario es una anacronía rara y felicísima, el caso paranormal de dos pipiolos veinteañeros que escriben esas canciones maravillosas que habrían fascinado a sus abuelos cinco o seis décadas atrás. Con este suman ya cinco álbumes inmersos en semejante propósito, entre romántico y temerario: encapsular la nostalgia de una época que ni de lejos llegaron a conocer. Y el quinto les ha salido todavía más radiante que de costumbre, empeñados en que acabemos confundiendo sus originales con ignotas piezas desempolvadas de The Beatles (Lennon habría validado ‘Peppermint Roses’ en el fragor de Rubber Soul), The Byrds, Left Banke, Beau Brummels y, singularmente, Brian Wilson, que no sabría cómo mejorar ‘My Golden Years’ o ‘How Can I Love Her More’.
No se dejen engañar por su porte desgarbado: el tándem de Long Island despliega un talento prodigioso y una cultura musical inusitada (en directo resucitan a los olvidadísimos The Keys y, no se lo pierdan, la ‘Danza Española Número 5′ de Enrique Granados). Han orillado el modo más melancólico de su antecesor, Everything Harmony (2023) y, a modo de epílogo, echan esta vez el telón con una travesura, ‘Rock On (Over And Over)’, que adelanta ligeramente su calendario y les sitúa frente a Marc Bolan y el glam rock de 1972. ¿Qué podríamos objetar? No aspiramos a que los viejóvenes D’Addario cambien el mundo ni las pavorosas listas de tendencias en Spotify, pero sí a que sigan exprimiendo a fondo el limón.
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Alcalá Norte, Alcalá Norte (Balaunka)
Por Carlos Marcos
Son los señalados, el grupo que debe comandar el regreso a la cúspide de la música española surgida en un pequeño local de ensayo de barrio donde apenas caben los instrumentos. Chicos jóvenes tocando sin pregrabados, sin autotune, sin mandangas procesadas. Canciones viscerales, ilusión por bandera. Miran al pop-rock de los ochenta (The Cure, Parálisis Permanente, The Stone Roses, Burning) para crear su propia movida con letras donde se habla de dioses, del Power Ranger verde o de una calle de su barrio, Ciudad Lineal, en Madrid. Lo mejor de este disco de debut es lo que queda por llegar, porque desprenden tanta energía, ausencia de convencionalismos y talento que pueden hacer en un futuro lo que les dé la gana.
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Nathy Peluso, Grasa (Sony)
Por C. M.
El segundo disco de la argentina-española Nathy Peluso posee la cualidad de poner al oyente al tanto de la música que mola en 2024. Y siempre desde unos preceptos asumibles hasta para los puretas. Todo empieza con un bolero y, a partir de ahí, lo más sensato es dejarse llevar: hip hop peleón, traperismo sofisticado, pop urbano, un paréntesis para la pasión salsera de la artista… Algunos de los mensajes parecen sacados de una película sobre reclutas marines (“nada se consigue sin la disciplina”), pero en general triunfa el autocuidado y el labrar el camino por uno mismo. No es Leonard Cohen, pero esto es 2024, qué le vamos a hacer.
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King Hannah, Big Swimmer (City Slang / Popstock!)
Por Íñigo López Palacios
Desde el espectacular comienzo, marcado por la colaboración de la siempre brillante Sharon Van Etten, queda claro que el dúo de Liverpool ha cambiado. Donde antes había guitarras acústicas y sintetizadores ahora hay electricidad y batería. Aseguran que lo que ha pasado es que en la inacabable gira de su anterior disco les salieron canciones que suenan como lo hacen en vivo. Y por eso este es un álbum casi retro. Siendo ingleses de gustos estadounidenses, casi podría clasificarse como americana, género que ahora es casi un cliché. Ahora, las buenas noticias: quizás han perdido la capacidad de sorpresa, pero siguen componiendo grandes canciones, tienen personalidad y, hasta si tocaran vuvuzelas, merecería la pena seguirles.
Julia Holter, Something in the Room She Moves (Domino / Music As Usual)
Por Í. L. P.
Los discos de Julia Holter son casi una fotografía de lo que pasa dentro de su mente y de su cuerpo. Y desde Aviary (2018) han pasado muchas cosas. La principal: un embarazo y una crianza en medio de una pandemia y un confinamiento. Por eso, este nuevo trabajo, dice ella, es muy físico. La música de Holter puede recordar a la Björk más vanguardista, pero en este caso parece aplicar al pop las enseñanzas de Alice Coltrane. Este álbum es más delicado que retador. Es cierto que además de momentos de extrema belleza, como la canción que da título al álbum, hay otros más osados, pero encajan tan bien que ni se notan. Es un disco atemporal, para disfrutar despacio, con tiempo. Una gozada. I. L. P.
Peggy Gou, I Hear You (XL / Popstock!)
Por Beatriz G. Aranda
El debut de la DJ y productora surcoreana, uno de los nombres más pujantes de la electrónica, es un pastiche sublimado de la época actual, con la estética por encima de todo, la adicción voraz al pasado en busca de lo auténtico, la conexión con el arte para trascender: Gou recita versos de Olafur Eliasson, responsable de las obras que aparecen en la portada. Sirviéndose de las herramientas del hedonismo del house de los noventa, Gou acierta al ofrecer singles ideales para el veraneo mediterráneo; ahí está el hit ‘(It Goes Like) Nanana’. Para oídos exigentes, también hay detalles destacables, como la excelente línea de bajo en ‘Lobster Telephone’ y la aparición estelar de Lenny Kravitz en ‘I Believe in Love Again’.
Roc Marciano, Marciology (Pimpire / Marci Enterprises)
Por B. G. A.
La psicodelia vocal del trap, profundamente integrada en el rap actual, se las prometía felices para siempre. Pocos contaban con que una figura del underground como Roc Marciano aparecería para cambiarlo todo. El undécimo trabajo del sagaz productor e inteligente letrista es el disco total que la escena necesitaba para volver a creer en sí misma (y en los noventa). De atmósfera oscura, la obra del neoyorquino ofrece un rap minimalista y directo, con samples y loops de exquisita factura. Y así, mientras Drake y Kendrick Lamar malgastan su talento peleándose, ‘Killin´Space’ se convierte en la canción del verano. O la del año.
Bab L’Bluz, Swaken (Real World / Music As Usual)
Por Javier Losilla
La tensión que despide ‘AmmA’, una de las canciones de Swaken, el segundo álbum del grupo francomarroquí Bab L’Bluz, es un brillante paradigma de su crecimiento artístico. La formación debutó en 2020 con Nayda!, un disco que marcó una nueva era en la lisergia del trance norteafricano. Y ‘Mouja’, la pieza que cierra la grabación, es el epítome perfecto de la conjunción entre ritmos de latitudes diferentes, unidos por una fuerza arrebatadora. El combo que crearon Yousra Mansour y Brice Bottin no ha abdicado en Swaken de los patrones que animaron su nacimiento: psicodelia, música gnawi, blues del desierto… Pero ahora, con el mismo arsenal instrumental, las pulsaciones rockeras empujan con más fuerza en la construcción de un artefacto sonoro singular.
Joseph Decosimo, Luke Richardson y Cleek Schrey, Beehive Cathedral (Dear Life Records / Popstock!)
Por J. L.
Joseph Decosimo (violín y bajo) creció y trabajó como folclorista en Cumberland Plateu, la meseta que, al sur de los montes Apalaches, se despliega principalmente por Kentucky y Tennessee. Allí hizo acopio de inspiración y melodías añejas. Sus compinches Luke Richardson (banjos de cinco y seis cuerdas) y Cleek Achrey (hardanger d’amore, un derivado del violín noruego, y órgano de bombeo) no le van a la zaga en búsquedas y talentos. Los tres han armado un disco hermoso, que va más allá del bluegrass y ofrece una excelente reformulación de la vieja escuela sureña. Por un lado, la elección instrumental les distingue de los intérpretes clásicos. Por otro, la experiencia en formaciones muy diversas les faculta para ofrecer un peculiar desarrollo tonal.
Perrate + ZA!, Jolifanto (Lovemonk / Gandula)
Por Fermín Lobatón
Probablemente, la propuesta más radical asociada al flamenco es la que acaba de editar Perrate, cantaor de incontestables ascendentes jondos, que da un salto experimental extremo dentro de una trayectoria definida por la evolución de la tradición. La alianza constituida junto al dúo catalán ZA! depara unos resultados tan impactantes como inclasificables. Una selección de variantes de estilos clásicos —pregones, soleares, seguiriyas, tangos…—, plagados de referencias canónicas —La Serneta, Manuel Torre, Vallejo o La Piriñaca—, se presentan con una rica variedad de ropajes sónicos, inmunes a las etiquetas por más que las haya. Una contundente y polirrítmica batería, la afilada guitarra, la trompeta o las bases electrónicas cortejan el rancio y versátil metal del cantaor, en una conjunción que desvela el disfrute del encuentro.
Las canciones del verano
Por Xavi Sancho
Taylor Swift, ‘I Can Do It With a Broken Heart’
No tiene la intensidad emocional ni exhibe poderío compositivo como ‘Who’s Afraid of Little Old Me’ o ‘But Daddy I Love Him’, pero lo más cercano a un hit veraniego que contiene el último disco de Taylor Swift es este delicioso corte, cuyo estribillo abraza los postulados de Stock Aitken Waterman.
Omar Montes, ‘La sevillana’
Este tema nace de las mejores intenciones del cantante de Pan Bendito: grabar en las Tres Mil Viviendas de Sevilla para explicitar su lado más flamenco. Es una sevillana estándar en ritmo, en letra y en melodía. Tan estándar que ya ha sido acusado de plagio al tema ‘A la puerta de Toledo’ de Chiquetete.
Alcalá Norte, ‘La vida cañón’
El fenómeno alternativo del año ha irrumpido haciendo mucho ruido en muchos sitios pequeños, como se hacía antes. A medio camino entre el rock de barrio de Burning, el indie de Manchester y, sobre todo, el post punk inglés de finales de los setenta y principios de los ochenta, prometen comerse el verano a bocados con este tema adhesivo que ya ha convertido su título en argot.
Zach Bryan, ‘Pink Skies’
Incluir en una lista de canciones del verano un tema country que habla de un funeral puede parecer un intento de sabotaje en toda regla. Pero lo cierto es que esta canción se ha convertido en un fenómeno en EE UU. Y con merecimiento: es una maravilla.
Billie Eilish, ‘Lunch’
Uno de los mejores cortes del nuevo disco de Billie Eilish es esta canción de ritmo trotón al estilo de éxitos pretéritos suyos, como ‘Bad Guy’ o ‘Therefore I Am’, pero con un sonido más sofisticado, deliciosamente plástico, y una letra que debería convertirlo en el himno lúbrico de este verano.
Fontaines DC, ‘Starbuster’
El giro musical y estético de estos irlandeses ha sido sorprendente. Ahora, tras darle al punk y al indie noventero, le añaden al discurso elementos sacados del big beat, del nu metal y de bandas como Kasabian. Este primer adelanto de su cuarto disco es un llenapistas para el after del FIB el domingo por la mañana, cuando ya solo algo así puedo levantar lo que queda de cuerpo y alma.
Trueno, ‘Real Gangsta Love’
Imperial exitazo del rapero argentino, este corte se pasea por lo más alto de las listas de éxitos de todo el mundo. Perteneciente al tercer largo del rapero, una carta de amor al hip hop en el que toca casi todos los palos y décadas, el tema se abandona al trap en un brillantísimo ejercicio de estilo.
Kendrick Lamar, ‘Not Like Us’
La batalla entre Lamar y Drake llegó a la cúspide con esta maravilla entregada por el primero. Ha sido uno de sus mayores éxitos y lo mejor que ha escrito desde ‘DAMN.’. En directo la toca cinco veces seguidas. Y no se oye a nadie quejarse.
Biznaga, ‘El entusiasmo’
“Esta es una canción de amor y una declaración de guerra”, cantan los madrileños en su último sencillo. Y justo así suena este punk rock robusto y a la vez melódico, perfectamente armado, familiar pero no previsible. Verano para los que prefieren el invierno.
Charli XCX, ‘Von Dutch’
La diva de este solsticio es la cantante británica, y se lo ha ganado gracias a un disco fabuloso llamado Brat. ‘Von Dutch’, con un sample de Bodyrox, es un homenaje a aquella horterísima firma de moda que marcó la escena de principios de los noventa y que Paris Hilton amaba. El rompepistas y rompevasos del verano.
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