San Sebastián se esfuerza en exhibir unidad entre dudas sobre el proyecto
La oposición incide en sus críticas a Bildu por actuar de forma sectaria
La historia de San Sebastián 2016 se puede resumir en varias fotografías. La última, la que ofreció ayer el salón de recepciones del Ayuntamiento donostiarra. Representantes de todas las formaciones (Bildu, PSE, PP y PNV), encabezados por el alcalde, Juan Karlos Izagirre, de la coalición soberanista, aparcaron el enfrentamiento que mantienen casi desde el primer día del mandato y brindaron con champán por la designación oficial por la UE de la ciudad como Capital Europea de la Cultura, junto a la polaca Wroclaw. Para el regidor, según destacó en un breve discurso, la importancia del proyecto radica en que “ha conseguido lo que no han hecho otras cosas, que es la unidad de todos”. Y al observar la instantánea, así lo parece.
Pero el proyecto hace tiempo parece navegar en un claroscuro. Con champán y con algún logo de la capitalidad bien visible brindaron todos, pero Izagirre estuvo flanqueado mientras daba las gracias a todos los implicados —Europa, ciudadanos, la Oficina de la Capitalidad y otros políticos—, por la consejera de Cultura, la socialista Blanca Urgell, y la diputada de la misma cartera, Ikerne Badiola, de EA.
Tras los flashes se hallaban, por ejemplo, el ideólogo del proyecto, Santi Eraso, ahora reconvertido en asesor del mismo, o la directora del equipo de San Sebastián 2016, Eva Salaberria. Fue la socialista Marisol Garmendia quien corrió a abrazarles tras los posados ante los fotógrafos.
Discusión por las invitaciones
Todo el espectro político vasco estuvo ayer representado en el Ayuntamiento donostiarra. Tocaba celebrar la designación oficial de la ciudad como Capital Europea de la Cultura de 2016. A mediodía, el Consejo de Ministros de Cultura de la UE, reunido en Bruselas, anunciaba el nombramiento de la capital guipuzcoana y el titular español, José Ignacio Wert, garantizaba que su departamento “aportará lo que le corresponde” al proyecto.Hasta ahora, el equipo ministriald del PP no había mostrado ningún tipo de apoyo a San Sebastián 2016, con cuyos responsables tampoco había mantenido ningún contacto. Ayer lo hizo recogiendo el guante del Ayuntamiento al invitarle a participar en la fundación que gestionará la capitalidad.
Si todas las sensibilidades políticas brindaron en el consistorio, no lo hicieron todas las instituciones. Faltaba un representantes del Ejecutivo central, criticó el PP, que acusó al alcalde, Juan Karlos Izagirre, de haber vetado al subdelegado del Gobierno en Gipuzkoa, José Luis Herrador.
“Era un acto informal del Ayuntamiento, al que se han sumado la Diputación y el Gobierno vasco. Mañana [por hoy], para el acto oficial se ha cursado una invitación para la Subdelegación”, explicaron fuentes municipales.
Días de sol para el proyecto porque es “algo ilusionante, por lo que todos apostamos”, explicaron los socialistas, pero nubarrones pues entre la oposición algunos aspectos de cómo está gestionando Bildu el proyecto de la capitalidad cultural 2016 no hacen más que sembrar dudas. “El proyecto tiene un lema muy claro que es cultura para la convivencia. Ahora hay que hacer realidad ese espíritu. Este no es un proyecto para la exclusión, ni pertenece a ninguna bandera”, advirtieron fuentes del PSE.
Socialistas y PP criticaron ya hace tiempo que la oposición carece de voz en el proyecto. “Hace meses que la comisión de San Sebastián 2016 en el Ayuntamiento no se reúne. Poco más que estamos para la foto”, señalan.
A la falta de información sobre el devenir de la capitalidad se suma para el PP que el equipo de gobierno haya llenado de afines a Bildu la oficina que gestiona el proyecto. Urgell, por ejemplo, frenó con su tajante oposición en la última reunión interinstitucional el nombramiento del bertsolari Jon Maia, cercano a la izquierda abertzale, como asesor de la iniciativa. Su nombre había sido propuesto por la Diputación y el Ayuntamiento sin consenso de la oposición.
La candidatura comenzó a fraguarse en 2008, gracias al empuje del anterior alcalde, el socialista Odón Elorza. Las primeras dudas sobre la viabilidad del proyecto llegaron cuando Bildu ganó las municipales en mayo de 2011. Izagirre, aun antes de tomar posesión del cargo, tuvo que ratificar ante el jurado que eligió a San Sebastián entre otras cinco finalistas españolas su implicación en el proyecto.
“Ya es oficial”, escribió ayer Elorza en Facebook. “Felicidades a todos los que creyeron y apoyaron el proyecto Cultura para la convivencia. No estaba Bildu entre ellos”, abundó. Discrepancias aparte, Urgell quiso incidir en la idea de Izagirre: una imagen en que están todos: “Nuestro proyecto pone a la cultura como motor del cambio de la sociedad, de la paz, lugares en los que los que pensamos distinto podemos unirnos”. Ahora solo hay que hacerlo efectivo.
Una crítica aún persistente
La elección de San Sebastián como representante española para capital cultural europea en 2016 suma dos hitos tal vez históricos. El primero, que hasta 17 ciudades españolas optaron al título. Nunca antes se habían presentado tantas candidatas por un país. El segundo, que el nombramiento de la capital guipuzcoana motivó que otras ciudades finalistas, encabezadas por Córdoba y Zaragoza, recurrieran la elección y llevaran la decisión hasta los tribunales. En Europa no daban crédito.
El alcalde de Córdoba, el popular José Antonio Nieto, declaró ayer que el abandono esta semana de Ainara Martín, hasta ahora responsable artística de San Sebastián 2016, viene a refrendar sus denuncias. La ciudad andaluza siempre alegó que el nombramiento de San Sebastián respondía a motivos políticos y no culturales. Nieto sostuvo que la marcha de Martín —“por motivos personales”, según explicó la interesada— demuestra que la “decisión del comité de selección no era la correcta”.
El ambiente en Córdoba además ha estado caldeado por una información publicada por Diario Córdoba, el principal rotativo de la ciudad, bajo el título "Donostia 2016 llega 'desinflada' a la ratificación de la Unión Europea", también en alusión a la baja de Martín.
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