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El regalo de Gaudí

El arquitecto ‘donó’ el diseño de la fachada de la Casa Antònia Burés a su colaborador Juli Batllevell Juli Batllevell colaboró con Gaudí en la Casa Calvet y el parque Güell La Casa Antònia Burés, su obra más famosa en Barcelona, se atribuía a Enric Pi hasta 1992

José Ángel Montañés
Fachada de la casa Antonia Burés, en Barcelona, obra de Juli Batllevell.
Fachada de la casa Antonia Burés, en Barcelona, obra de Juli Batllevell.CARLES RIBAS

La familia de Esteban Torrens siempre ha defendido que el diseño de la fachada del bloque de viviendas de su propiedad, conocido como la Casa Antònia Burés, situado en los números 42-46 de la calle de Ausiàs Marc de Barcelona, fue un regalo de Antoni Gaudí al arquitecto Juli Batllevell en el momento en que se le encargó la construcción del edificio, en 1903. Por eso, los dos enormes árboles que le dan personalidad —unos pinos, según los especialistas; unas moreras, según la familia de Esteban— recuerdan mucho a los elementos organicistas que tanto gustaban el genial arquitecto de Reus.

Alzado y sección de la fachada de la casa Antonia Burés de 1903.
Alzado y sección de la fachada de la casa Antonia Burés de 1903.AMCB

Hasta ahora se había negado esta tradición familiar e incluso se desconocía o se ponía en duda la autoría de muchas de las construcciones que Batllevell creó en Sabadell, donde este arquitecto nació en 1864 y desarrolló gran parte de su obra, ya que fue arquitecto municipal desde 1895, y en ciudades como Badalona, Molins de Rei, Castellar del Vallès, Sant Cugat del Vallès y Barcelona.

Uno de los árboles de la Casa Antònia Burés ilustra la portada del libro Juli Batllevell, un gaudinià oblidat, que el historiador y crítico de arte Josep Casamartina i Parassols ha presentado recientemente en una de las construcciones más conocidas del arquitecto: La Energía de Sabadell, el edificio que ahora acoge el primer museo del gas de España, impulsado por la Fundación Gas Natural Fenosa, que ha editado el libro y organizado la primera exposición sobre el arquitecto.

Según Casamartina, el libro se ha escrito para dar respuesta a muchas dudas sobre Batllevell, al que ha perseguido la mala suerte, ya que muchos de sus edificios han desaparecido bajo la acción de la piqueta, y el desconocimiento, como en el caso de la propia Casa Antònia Burés, que no le fue atribuida hasta 1992. Hasta entonces se creía que la fachada era obra de Enric Pi y por eso se aseguraba que los árboles eran pinos. La familia de Antonia Burés siempre lo ha negado.

En la casa Calvet de Gaudí, Casamartina reconoce elementos de Balletvell

En el año 1900, Juli Batllevell se instala en Barcelona, donde le encargan varios bloques de viviendas y colabora en la Casa Calvet (calle de Casp, número 48). En este primer bloque de pisos que Gaudí construyó en el Eixample, Casamartina ve muchos detalles estilísticos del de Sabadell, como la fachada regular, el perfilado de los sillares, las rejas de forja, los arcos rebajados de la planta baja, la decoración interior del inmueble, por ejemplo los arrimaderos y los techos de madera colocados en diagonal que realizó la empresa Casas —a la que Batllevell encargó también el mobiliario de la farmacia Casa Vicenç Ferrer de Sabadell— y, sorprendentemente, un árbol de piedra, en este caso un ciprés, situado en la entrada principal de la vivienda.

Juli Batllevell i Arús, en la década de los años veinte del siglo XX, en una fotografía de Ramon Batlles.
Juli Batllevell i Arús, en la década de los años veinte del siglo XX, en una fotografía de Ramon Batlles.AJCP

Batllevell también colaboró con Gaudí en el parque Guëll, donde construyó la única vivienda privada que se llegó a levantar del proyectado conjunto residencial: la Casa Trias, edificada en las dos mejores parcelas del parque, que el propio Eusebi Güell había reservado para levantar su vivienda, pero que no dudó en ceder al primer cliente de la urbanización, el abogado Martí Trias. “La Casa Trias es una joya que mantiene todos sus elementos originales y una auténtica desconocida para la ciudad”, según el autor del libro, que ha podido visitarla. También colaboró con Oleguer Junyent en la decoración del Círculo de Liceo de Barcelona.

Muy cerca de la Casa Calvet de Gaudí, y casi contemporánea, construyó Batllevell su obra más elaborada y exitosa en Barcelona, la Casa Antònia Burés. Casamartina establece no pocos paralelismos entre ella y la de Gaudí; por ejemplo, la distribución interior de los espacios, los balcones trilobulados y los sillares de piedra desbastados de las dos fachadas.

Balletvell es un arquitecto perseguido por la piqueta

Sin embargo, esta obra, que lleva el nombre de la abuela de Esteban, le pasó factura a Batllevell, ya que no le fue atribuida formalmente hasta 1992. Hasta entonces todos los honores se los llevaba el contratista de obras Enric Pi, durante años descrito de forma errónea como arquitecto o maestro de obras. Según Casamartina, Pi fue un hombre con mucho poder económico de Sant Cugat metido a constructor, pero este amigo de Batllevell, que incluso llegó a ser su padrino de bodas, “no fue el creador de la fachada”. Este equívoco, mantenido hasta 1992, tras la revisión del modernismo arquitectónico de Barcelona que dio publicaciones como El Quadrat d’Or, ha llevado a explicar a los especialistas que eran pinos los árboles de la fachada que parecen aguantar todo el edificio.

Parecía que el rastro de Juli Batllevell estaba condenado a desaparecer como sus edificios. Tras más de un año buceando en archivos municipales de varias ciudades, Josep Casamartina, ayudado por Lidia Guarch y Valentí Pons, ha localizado las licencias de obras de muchos edificios que hasta ahora se atribuían a otros arquitectos. “Batllevell era muy ecléctico y, a diferencia de la personalidad que imprimía Gaudí a todas sus obras, se amoldaba a los deseos de sus clientes y buscaba las mejores soluciones para cada encargo, fueran bajo el modernismo, novecentismo o cualquier estilo. No hay una manera de hacer Batllevell”. Eso ha hecho, según Casamartina, que haya sido casi un desconocido hasta ahora.

Los propietarios del edificio siempre han mantenido que los árboles son moreras, no pinos

Tras la investigación está claro que el arquitecto de Sabadell levantó en esta ciudad edificios como el hotel Suizo, el café y luego teatro Euterpe, empresas como la Auxiliar Industrial Sabadellense, el Marquet de les Roques, una especie de castillo situado a los pies de la montaña de Sant Llorenç, además de escuelas, cárceles, casas señoriales de veraneo y humildes viviendas de trabajadores, tumbas para cementerios e incluso un cuartel para la Guardia Civil, un enorme edificio en forma de U que se conserva en parte. En Badalona, la fábrica de galletas Palay, el cementerio Nuevo, el teatro Guimerà, el hotel Maristany, que no llegó a construirse, pero cuyo proyecto recuerda al Gran Hotel de Palma de Lluís Domènech i Montaner. “Todos sus trabajos son construcciones eficaces, discretas, bien distribuidas, luminosas y prácticas”, según Casamartina.

Pese a lo que decían expertos e interesados en el modernismo, la familia de Esteban desde siempre lo ha tenido claro: los árboles no eran pinos, sino moreras que Gaudí regaló al arquitecto Batllevell. Lo decía la abuela de Esteban, Antònia Burés.

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Sobre la firma

José Ángel Montañés
Redactor de Cultura de EL PAÍS en Cataluña, donde hace el seguimiento de los temas de Arte y Patrimonio. Es licenciado en Prehistoria e Historia Antigua y diplomado en Restauración de Bienes Culturales y autor de libros como 'El niño secreto de los Dalí', publicado en 2020.

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