El otro nacionalismo, abocado a unirse
Los debates entre nacionalismo y galleguismo, sobre la posición en el eje derecha / izquierda y sobre la confluencia en una sola organización centran las discusiones
La foto del nacionalismo al margen del BNG es todo menos fija. Los acuerdos, desacuerdos, asambleas y reuniones se suceden, urgidos unos por la posibilidad de una convocatoria electoral y demorados otros por la gravedad del momento histórico para las izquierdas. Los debates entre nacionalismo y galleguismo, sobre la posición en el eje derecha / izquierda y sobre la confluencia en una sola organización centran las discusiones. En tiempo presente, dos sectores parecen perfilarse con nitidez: uno a la izquierda y asambleario, bajo el impulso del Encontro Irmandiño, y otro más al centro, con Máis Galiza como proa. Solo coinciden en una premisa: “la voluntad de confluir”.
MANUEL GONZÁLEZ
Máis Galiza
La más numerosa escisión del BNG, Máis Galiza, acaba de firmar un acuerdo programático con los centristas de Acción Galega y con los Ecosocialistas. “Esperamos, además, confluir con lo que emerja del proceso asambleario de los irmandiños para concurrir juntos a las elecciones”, explica el economista Manuel González, “pero el Novo Proxecto Común es un proyecto de parte, del Encontro Irmandiño”. En cualquier caso, el recorrido inmediato que prescribe Máis Galiza es claro: cuatro patas para una mesa sobre la que colocar “una oferta electoral sólida”.
Esa solidez la aportará, según González, un ideario localizado “en el campo amplio de la izquierda cívica”. A falta de más concreción, eso significa “estar por la intervención pública en economía pero también por la capacidad emprendedora”. Y contra los recortes neoliberales. Cambio ético en las organizaciones —primarias abiertas a la ciudadanía, referendos— aunque, advierte, “sin caer en el asamblearismo fácil” es el otro vector de su apuesta. A medio plazo, su horizonte se llama “partido único de carácter unitario”. “En él cabrá mucho pero no todo, ni en comportamientos ni en propuestas”, avisa, antes de puntualizar: “Lo que sí cabe es el acervo y la manera de entender el país de Xosé Manuel Beiras”.
MANOEL SANTOS
Incontro Irmandiño
Respeto escrupuloso a las asambleas y a lo que ellas acuerden. Solo esa máxima funciona en la matemática irmandiña. “El Encontro está en un proceso en el que participa mucha gente”, argumenta Manoel Santos, miembro de la coordinadora de la organización, “en más de 30 asambleas. Las cuestiones políticas y organizativas dependen de ellas”. Al Encontro Irmandiño, cuya ruptura con el Bloque comandada por Beiras abrió las fugas del frente de partidos, no le sirve el lenguaje emanado desde otros sectores del magma nacionalista: “No somos una pata de nada, sino un proceso asambleario”.
Los ritmos de los irmandiños no aparecen marcados por la política institucional. “Tenemos voluntad de confluir, de llegar a un nuevo referente común”, dice Santos, “pero ahora estamos centrados en las asambleas y no es de recibo expresar nuestras consideraciones”. Los beiristas, en cuyas filas se encuentra el alcalde Teo, Martiño Noriega, piensan a medio plazo y hablan de “construir la herramienta política para los próximos 25 o 30 años, vertebrada en la izquierda”. Ayer reunieron una coordinadora de asambleas con representantes de todos los foros que promueven. Pronto habrá una asamblea nacional.
MARÍA XESÚS BOO
Ecosocialistas
Al espacio definido por los Ecogaleguistas, ahora Espazo Ecosocialista, fueron a dar militantes de movimientos sociales —Manuel Dios, del Seminario Galego para a Paz— o nombres apartados de la política hace años —Xoán Hermida, de la antigua Esquerda Galega. El pasado sábado constituyeron lo que han denominado “un partido 2.0”. Entre sus portavoces se encuentra María Xesús Boo, profesora de enseñanza secundaria, quien expresa la línea política defendida en las reuniones para la conformación de “un nuevo referente nacionalista”: “Pensamos que tiene que ser de izquierdas. Nosotros somos gente de izquierda, pero de verdad, no como otros partidos que han desvirtuado la palabra”. Sin entrar en precisiones, Boo explica que habrá lindeen el campo. “¿Hasta qué centro llegamos?”, se pregunta, antes de recordar que la puerta de salida, como la de entrada, está abierta.
El proyecto estratégico que asumen circula por una doble vía. “Nosotros vamos a un partido diferente, menos vertical, de adscripción individual y sin grupos establecidos dentro. No queremos un frente, sino un partido de futuro”, conjura, “y no se puede hacer deprisa y corriendo”. Pero, a la vez, su grupo es consciente de que problablemente haya elecciones antes de que culminen la tarea. “Habrá que buscar una fórmula. Nosotros hablamos de una cooperativa política en la que cada uno aporte sus ideas”, dice, “y estamos seguros de que el Encontro Irmandiño acabará por confluir. La sociedad necesita en quien confiar”.
RAFAEL CUÍÑA
Acción Galega
Entre el centro galleguista y la izquierda nacionalista. Así expone el empresario Rafael Cuíña el espectro ideológico que, a su juicio, debe abarcar una nueva formación nacionalista. Habla en nombre de Acción Galega, un pequeño grupo “de vocación transversal y con voluntad de confluir” que recoge las piezas menos a la izquierda de este puzzle nacionalista. Entre otros, al exsenador del Bloque Xosé Manuel Pérez Bouza. “Es fundamental atender a lo que sale de las reuniones para saber lo que demanda nuestro potencial votante”, explica Cuíña. Solo percibe una línea roja: la sanidad y la educación públicas no se tocan.
La divergencia entre izquierda y derecha, entre irmandiños y Acción Galega, no preocupa a este exmilitante del PP. “Cuando se aplica la lógica de la generosidad y la humildad, y lo veo en las negociaciones”, afirma, “personas que, en otra situación tendría posiciones inamovibles, llegan a acuerdos”. Rafael Cuíña se embarcó en la búsqueda de un nacionalismo más allá del Bloque con una condición: “Que no fuera un BNG bis, sino un partido nacional y transversal, sobre todo de centro izquierda y socialdemócrata”. Y, con las elecciones a la vista —“no son una obsesión, pero todo indica que por ahí iremos”—, asegura, contra tentaciones nominalistas, que “el candidato acabará siendo escogido en primarias, como todos los partidos progresistas”.
MARIANO ABALO
Frente Popular Galega
El independentismo solo habla en este proceso a través de las asambleas irmandiñas. Y por boca de dos de sus organizaciones, Frente Popular Galega (FPG), comunista y con concejales en Cangas, y Causa Galiza, plataforma por la autodeterminación. Maríano Abalo, edil de la FPG, comparte, sin embargo, léxico con buena parte de los involucrados: “Es importante promover la unidad desde una perspectiva amplia y de izquierda, sin vetos, y con idea asamblearia para evitar corrupción y politiqueo: la política integrada ha fracasado”. Y no olvida establecer conexiones con lo que pasa en la calle: “Hay que conectar con el 15-M, con la rebeldía ciudadanas”. La cuestión electoral preocupa, pero de manera paradójica: “Es tan secundario como clave. Los tiempos son decisivos y hay que dar la batalla institucional en clave de frente popular”.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.