¿Qué vale un peatón?
El ingeniero Ole Thorson defiende que por cada nuevo viandante se gana en seguridad y se combate el ruido y la contaminación
Las estadísticas dicen que Valencia es cada vez más una ciudad de peatones. Los desplazamientos a pie o en bicicleta crecen pero la ciudad gira en torno al coche. “Se nota una falta de planificación de la movilidad humana. Hay algunos indicios de que podría serlo [y menciona las calles peatonales o los segunderos en los semáforos], pero estos grandes espacios de asfalto que veo [en referencia a las avenidas de seis u ocho carriles] no lo hacen ni sostenible ni seguro”, diagnostica el ingeniero danés Ole Thorson, presidente de la Federación Internacional de Peatones. Thorson visitó ayer Valencia, invitado por Compromís con motivo de la Semana Europea de la Movilidad. Con Joan Ribó, portavoz del Grupo Municipal, dio un paseo por el centro de la capital y opinó.
En la puerta del Ayuntamiento. Lo primero que llama la atención de Thorson es no se puede llegar andando a las puertas. “En casi todas las capitales europeas hay una plaza peatonal delante y no carriles de coches como aquí”, señala. El ingeniero se extraña de que en una plaza tan céntrica haya aparcamiento privado. El espacio público debe dar prioridad a peatones, bicis y transporte público, nunca a los privados. Ribó, a su lado, añade que más que una plaza parece una rotonda.
Thorson se detiene en la calle Marqués de Sotelo y señala la acera, un espacio a conquistar por los peatones. En poco más de tres metros, los viandantes se disputan el espacio con quioscos, motos, árboles y mobiliario urbano. El peatón necesita tres carriles de unos 75 centímetros cada uno; uno por sentido y otro para mirar escaparates. “El movimiento busca dar más seguridad al peatón y al ciclista, incentivando las calles 30. El 80% de las vías de una ciudad deberían ser así”, enfatiza.
Y la revolución no acaba ahí. Los pasos de peatones deben ser una prolongación de la acera y sagrados para los conductores. “Es un cambio de mentalidad vital”, dice. Los pasos deben pintarse según los flujos de la gente y no perpendiculares al eje de la calle por estética. El acceso a los edificios importantes deben ser directos, sin grandes rodeos. La ordenación en torno a la Estación del Norte es un ejemplo de lo que no hay que hacer. Hay muchas barreras. “Un ingeniero de tráfico puede decir que si reordena el flujo, se pierde fluidez. Pero, si no lo hace, pierde peatones”, añade. Y ¿qué valor tiene un peatón? Pues mucho si se valora en menos accidente de tráfico y menos ruido y contaminación.
Enemigo de las grandes avenidas con muchos carriles, se detiene en la calle Játiva, y a la vista de los ocho carriles exclama: “¡Esto es una aberración!” Y añade: “Un carril lleno de coches produce un ruido de 70 decibelios, el máximo que podemos tolerar para poder hablar entre nosotros. Pues imagínese multiplicado por ocho. Es una aberración”.
Novo: "Hay menos coches"
La intensidad de tráfico de vehículos ha caído en la ciudad de Valencia un 15% de 2009 a esta parte. "La ciudad se sitúa entre las capitales europeas menos congestionadas con un índice del 4,31%, mientras el índice de Barcelona es del 28,96% y el de Madrid del 16,34%", dijo ayer Alfonso novo, concejal de Circulación y Transportes del Ayuntamiento de Valencia.
Novo ofreció estos datos aprovechando la Semana Europea de la Movilidad e insistió -tal vez por las críticas de la oposición- que su departamento desarrolla actuaciones de forma "continua, permanente y transversal" para mejorar la circulación.
La jefa de la Sala de Gestión de Tráfico, Ruth López, dio a conocer las intensidades del tráfico, que desde 2007 ha registrado un descenso generalizado cercano al 21%, mientras que en el último año, la bajada del tráfico se ha situado en torno al 5%.
Con ello se han reducido las emisiones de CO2 producidas por los vehículos, que desde el año 2007 hasta la actualidad se han evitado la emisión de 325.370 toneladas de CO2. Estas reducciones de emisiones, y por tanto, bajada de la congestión en la ciudad ha sido reconocida por un informe, emitido en 2012, sobre Indices de congestión en 31 ciudades europeas, y en el que, ordenadas de mayor a menor congestión, Valencia ocupa el puesto número 30.
Esta evolución está en proyecto ampliar las infraestructuras ciclistas de la ciudad a través de los puentes de las Artes, Angel Custodio y Puente del Real, con el objeto de favorecer la movilidad de las bicicletas entre las dos marginales del antiguo cauce del río.
Otra de las cuestiones importantes ya implantadas es la relacionada con la puesta en marcha de medidas de priorización del transporte público como es la prioridad semafórica. Este proyecto, llevado a cabo mediante un acuerdo suscrito con la Agencia Valenciana de la Energía (AVEN), se ha implantado inicialmente en las líneas más demandadas de EMT, como son las 89 y 90, lo que se traduce en una ventaja para los más de 11 millones de viajeros que utilizan estas líneas.
La prioridad semafórica de EMT, como ha explicado el técnico de laentidad, Luis Roda, está basada en un sistema de 'Balizas virtuales' que, por medio de una red de comunicaciones GPS, 3G y GPBI, se actúa sobre los diferentes reguladores de tráfico y semáforos que se encuentran en los nueve cruces donde se han implantado y por los cuales transitan las líneas 89 y 90, con el objetivo de adelantar el inicio o retrasar el fin de las fases semafóricas que dan paso al autobús.
Con esta medida, se consigue reducir el tiempo de viaje de los usuarios a bordo del autobús con un ahorro de 1 minuto o 1:30 minutos por trayecto, con lo que se ofrece una mayor y mejor calidad de servicio y consiguiendo reducir considerablemente el número de aceleraciones y deceleraciones del autobús, con el consiguiente ahorro de combustible, concretamente 70.000 litros al año y la reducción de 250 toneladas de emisiones de CO2.
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