30 años de EL PAÍS en Cataluña
La edición barcelonesa cumple tres décadas ofreciendo información y espacios de debate y diálogo entre Cataluña y el resto de España
La edición catalana de EL PAÍS cumple mañana 30 años. Han pasado tres décadas desde que la madrugada del 6 de octubre de 1982 se reunió en los talleres de la Zona Franca una amplia representación de los medios políticos, empresariales y culturales catalanes, encabezados por el entonces presidente de la Generalitat, Jordi Pujol, para acompañar a José Ortega Spottorno, presidente de la sociedad editoria; Jesús Polanco, consejero delegado; Juan Luis Cebrián, director del diario, y Antonio Franco, director adjunto, en el arranque de la rotativa. A partir de aquel momento, el diario de referencia en España contaría con una redacción propia en Barcelona que a lo largo de estos 30 años ha mantenido el pulso informativo y ha actuado, además, como cantera de cuadros profesionales, tanto para la redacción central de EL PAÍS y sus corresponsalías como para el resto de la prensa catalana.
“Un País para todos”. Este era el titular del editorial publicado en el primer número de la edición catalana, que nacía con “el humilde empeño de ampliar en torno nuestro la opinión que nos apoya y hacer más plural y rico el panorama de la prensa y los medios de comunicación catalanes”. Así ha sido. A lo largo de estas tres décadas, el diario ha dado testimonio informativo de todo lo que ocurría en Cataluña y ha acompañado a los catalanes en la construcción de la nueva Administración autonómica, pues la recién instaurada Generalitat recibía también ese mismo año sus primeras competencias. Su labor ha sido también una reivindicación en el día a día del trabajo informativo de la bicapitalidad española para Barcelona. Y desde el primer momento, EL PAÍS ha mostrado su compromiso con la lengua y la cultura catalanas, entre otras cosas editando un suplemento semanal en catalán, el Quadern, que no ha faltado nunca a su cita. La edición catalana se ha entregado a la misión de explicar Cataluña al resto de España, y España en Cataluña. Además de tender puentes entre ambas, la edición catalana ha permitido proyectar al resto de España y al mundo los grandes acontecimientos, como los Juegos Olímpicos, y los muchos avances en los que Cataluña ha sido pionera, desde las manifestaciones de las vanguardias artísticas hasta los avances médicos, pasando por la innovación urbanística.
EL PAÍS dice lo mismo en Madrid que en Barcelona sobre lo que ocurre
También el diario ha evolucionado al ritmo de los cambios tencológicos. Lejos queda ya aquel pionero prototipo que permitía, mediante un sistema de lectura por láser y transmisión teléfonica de las páginas, imprimir en Barcelona la parte del diario que se elaboraba en Madrid. Ahora, la tecnología digital nos permite transmitir en tiempo real todo lo que ocurre a través de la página web y celebrar reuniones entre Madrid y Barcelona mediante videoconferencia.
Mientras tanto, la edición catalana de EL PAÍS ha dado cuenta de las tendencias y los movimientos de opinión de la sociedad catalana, y en momentos de gran efervescencia política como los actuales, sigue fiel a su vocación de tender puentes, de facilitar espacios para el debate y el diálogo. Y hacerlo siempre con una sola voz: el mismo criterio en Barcelona que en Madrid. Esta es la filosofía que permite informar del Barça y del Real Madrid al mismo tiempo, aun a sabiendas de que algunos del Madrid nos consideren excesivamente culés, y algunos del Barça, excesivamente madridistas. No hay dobles versiones. EL PAÍS dice lo mismo en Madrid que en Barcelona sobre todo lo que ocurre. Ese es su principal patrimonio, ser de los dos sitios a la vez.
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