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La Pedrera baila

Una espectáculo de danza con bailarines reales y proyectados pone fin a los actos de celebración del centenario del edificio de Antoni Gaudí

José Ángel Montañés
Una escena del espectáculo que se pudo ver ayer en La Pedrera para celebrar sus cien años.
Una escena del espectáculo que se pudo ver ayer en La Pedrera para celebrar sus cien años.CARLES RIBAS

Cien años y llena de vida. Los actos de celebración del centenario de la Casa Milà, obra de Antoni Gaudí, pusieron punto y final ayer con una jornada en la que la danza fue la protagonista. Desde las cinco de la tarde, 150 bailarines sorprendieron a los visitantes (1.500 en grupos de 50 personas) que recorrían el edificio, desde el sótano hasta la azotea. A las 21 horas comenzó el plato fuerte. Tras el mapping de la Sagrada Familia para las fiestas de la Mercè y el de la Casa Batlló, a finales de octubre, para celebrar los diez años de apertura al público, parecía que el público volvería a ver una proyección más sobre los 17 metros de pared ondulada de piedra de la céntrica casa de Gaudí, semejante a las olas del mar.

Otro de los momentos en el que dos enormes figuras danzan sobre la fachada.
Otro de los momentos en el que dos enormes figuras danzan sobre la fachada.CARLES RIBAS

Pero no fue así. La Pedrera se transformó durante media hora en el escenario real y proyectado donde un grupo de ocho bailarines multicolores danzaban en ventanas, balcones y tribunas, mientras que otros, proyectados, y de diferentes tamaños, parecían vencer la ley de la gravedad al arrastrarse, correr y girar de forma agilísima, sobre la obra de Gaudí.

El espectáculo producido por Fundación CatalunyaCaixa con coreografías de Toni Mira, se proyectaron los dibujos de la Pedrera de 32 niños de la escuela Lurdes de Gràcia, por momentos el enorme edificio pareció una casa de muñecas, en la que una enorme joven sacaba sus brazos por las ventanas pareciendo querer coger a los miles de personas que se acercaron para ver la perfomance. Al final, ningún guiño al modernismo, ni a Gaudí, ni a Barcelona. Una imagen moderna para un edificio antiguo, pero con muchas ganas de vivir.

En todo momento la parte superior de La Pedrera, la azotea con sus características chimeneas en forma de guerrero, estuvo iluminado de rojo. Los mismo que otros treinta edificios (Auditorio, Generalitat, Torre Agbar, la Sagrada Familia, Liceo, entre otros, y varios hoteles) de Barcelona que lo han hecho, entre las 19 horas y la una de la madrugada, coincidiendo con el Día Mundial del Sida y como parte de la campaña de concienciación ciudadana "Barcelona da la cara por el sida".

 

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Sobre la firma

José Ángel Montañés
Redactor de Cultura de EL PAÍS en Cataluña, donde hace el seguimiento de los temas de Arte y Patrimonio. Es licenciado en Prehistoria e Historia Antigua y diplomado en Restauración de Bienes Culturales y autor de libros como 'El niño secreto de los Dalí', publicado en 2020.

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