Solidaridad evangélica y gitana
600 personas asisten a una reunión de iglesias de Filadelfia en El Cabanyal El propósito es recaudar dinero para que no encarcelen a uno de sus miembros
Israel se reclina sobre las gradas y contempla el pabellón con ojos gordos de perplejidad. De un lado a otro, incansable, rastrea fragmentos sueltos de la realidad increíble. Las 600 personas en pie, la voz abultada del predicador, su hija Carmen flotando en una danza de tules. Y desde adentro (todo lo adentro que escarban los antidepresivos) se reconoce. El sonido de guitarras se eleva como un humo quejumbroso y la muchedumbre bate palmas en el polideportivo del Cabanyal. Es lo que los gitanos llaman una reencuentra, reunión de iglesias de Filadelfia para evangelizar y apoyar la causa de algún hermano en apuros. Como Israel.
Su historia es una melodía monótona de suburbio: familia numerosa, pobreza, problemas mentales, tentativas de suicidio. Eso y el azar. El que le puso la madrugada del 15 de junio de 2010 en una gasolinera de la calle Clariano, sin un duro, con su madre muriéndose de cáncer en el hospital y un destornillador de bolsillo que acabó en el costado derecho de Juan Borissou cuando se negó a darle tres euros. Una cámara cercana captó la escena y a la mañana siguiente Israel acabó en el calabozo de Zapadores. Al poco le condenaron a indemnizar a Borissou con 7.446 euros. Y como no pagó, la pena transmutó con el tiempo en un año y nueve meses de cárcel.
“Aquello nos dejó helados”, recuerda Francisco Bermúdez, el pastor del Culto de la Roca, al que pertenece Israel. “Convocamos de urgencia a los mayores y decidimos buscar solución”. La única posibilidad fue apelar a la clemencia de Borissou, quien decidió rebajar la deuda a 3.000 euros con la condición de que se hiciera efectiva antes del próximo 7 de septiembre. El pacto se rubricó in extremis y se presentó al juzgado el 9 de abril, el mismo día en el que debía ingresar en prisión.
De momento, las cuentas aún están lejos de su objetivo. La Roca ingresó inicialmente 100 euros e Israel malvendió su furgoneta por 700 más. Con los 500 de la reencuentra de este sábado, la cifra suma los 1.300. “Aún es poco dinero, pero organizaremos este verano los eventos que haga falta. Y estaremos todos. Los gitanos somos pobres y la pobreza no se va de vacaciones”, explica Bermúdez, y añade: “Y la solidaridad tampoco”.
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