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Los jueces revisan el testimonio inicial de las víctimas de la Cruz Blanca

El principal procesado, el hermano Manolo, achaca las acusaciones a una venganza

El hermano Manolo, a la entrada de la Audiencia de Córdoba.
El hermano Manolo, a la entrada de la Audiencia de Córdoba. JUAN MANUEL VACAS

El juicio contra el fraile franciscano de la Cruz Blanca Manuel Ortiz, conocido popularmente como el hermano Manolo, comenzó el lunes a puerta cerrada. Ortiz, que está acusado de abusos sexuales y malos tratos a usuarios de la residencia de día para minusválidos psíquicos que dirigía en Córdoba, ha negado todos los hechos que se le atribuyen. Los otros dos acusados, un religioso y un seglar, también negaron los delitos de abusos sexuales que se les imputan. El hermano Manolo se enfrenta a una petición de pena del fiscal que suma 20 años y medio. El otro religioso y el seglar están acusados de tres delitos de abusos cada uno, con peticiones de pena que suman nueve años de cárcel.

El juicio prosiguió ayer con una compleja vista en la que se interrogó a siete presuntas víctimas de los malos tratos y los abusos. Las personas afectadas presentan minusvalías psíquicas importantes, lo cual dificulta la realización de estas pruebas. Tras sus declaraciones, se visionaron las grabaciones en vídeo de los interrogatorios que se les realizaron a estas mismas personas durante la larga instrucción de este caso.

Para la toma de declaración de los siete testigos de ayer, se trasladó a los acusados a otra sala, donde pudieron seguir los interrogatorios a través de un canal interno de televisión.

Para José Manuel Expósito, abogado de una de las acusaciones particulares, la comparación entre ambas pruebas confirma la veracidad de los testimonios. Si bien para Luis Roldán, letrado defensor del extrabajador seglar del centro, las contradicciones han sido importantes y estas han desmontado las versiones defendidas por la acusación.

En todo caso, Roldán considera que aquellos primeros interrogatorios realizados durante la fase de investigación se realizaron sin las debidas garantías y ha pedido la impugnación de las mismas.

El juicio continuará hoy con la declaración de una decena de testigos, extrabajadores y exvoluntarios de la Cruz Blanca que, llamados por la fiscalía y las acusaciones particulares, intentarán arrojar algo de luz sobre lo ocurrido en la residencia religiosa.

En su escrito de acusación, la fiscalía afirma que la vida dentro de aquella residencia de día estaba sometida a un “rigor innecesario” por parte del hermano Manolo. El ministerio público contabiliza más de una decena de episodios de violencia y acoso. Un día que una usuaria no quiso comer, Ortiz supuestamente la “introdujo en la cámara frigorífica que existe en el centro” de la Cruz Blanca.

Los tres acusados han negado siempre todos los hechos y en el juicio insisten en esta defensa. En su interrogatorio del lunes, negaron una por una las acusaciones. Manuel Ortiz, principal incriminado, respondió a todas las preguntas del fiscal y la acusación, sin acogerse a su derecho de no declarar.

“El hermano Manolo atribuye las acusaciones a una venganza de una serie de trabajadores que se pusieron contra él. No reconoce ningún gesto brusco con los usuarios, pero sí ha explicado que son como niños grandes que a veces cuesta moverlos”, dijo el pasado lunes Luis Roldán, abogado del seglar acusado de abusos.

El caso se destapó cuando la reina Sofía suspendió en octubre de 2009 su visita a la Casa de San Francisco de Asís, el centro de día que regentaba el hermano Manolo.

Las pesquisas derivaron en la detención de un postulante a fraile que había trabajado en la casa. El imputado aceptó una pena de cinco años de cárcel tras declararse culpable de tres delitos de abusos sexuales a un discapacitado con el 86% de minusvalía.

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