Aznalcóllar mira otra vez a la mina
El desastre de la balsa de Boliden marcó a este municipio sevillano Pocos imaginaban que la explotación pudiera reabrir La Junta, que había apostado en la zona por las renovables, quiere reactivar el yacimiento
Los estruendos retumban en la memoria de los antiguos mineros. Todos los días, a eso de las 11.00, la roca se exprimía en la corta a golpe de explosiones. Tres turnos, 24 horas, 365 días al año. Y casi 2.000 empleados, entre directos e indirectos, cuando la mina estuvo en su apogeo. Pero el eco de aquel trajín se apagó hace mucho. Los vecinos de Aznalcóllar miraban hacia el hoy yermo yacimiento convencidos de que la dinamita, los enormes camiones y el trabajo jamás volverían a esta mina sevillana. El fantasma de la catástrofe de la rotura de la balsa de lodos tóxicos de la empresa sueca Boliden en 1998 era una losa demasiado grande. Y los pasos que las Administraciones han dado en la última década no hacían pensar que hubiera intención de revivir la mina.
Pero, de golpe, todo ha cambiado. La Junta de Andalucía ha anunciado un concurso internacional para reabrir este yacimiento de cobre, zinc y plomo.
"Yo pensaba que no se volvería a abrir nunca", reconoce Agapito Ramírez, que trabajó en la mina durante 23 años. "Tras la catástrofe se decretó un cierre político y se intentó que no quedase rastro de la minería", añade Ramírez, que en su día fue presidente del comité de empresa de Boliden y hoy es el alcalde por IU de Aználcollar, un municipio de 6.200 habitantes cuya historia siempre ha estado unida a la explotación del subsuelo. El alcalde recuerda con extrañeza que, tras hacerse con la propiedad de los terrenos, la Junta vendió la carísima planta de tratamiento del mineral que Boliden había construido. "Ahora sorprende la apuesta", concluye.
El complejo minero se extiende por una superficie de 950 hectáreas donde mandan los cardos, los jaramagos secos, las esquirlas oxidadas y la tierra amarillenta. Las protagonistas son dos enormes perforaciones a cielo abierto. Al oeste, la corta de Aznalcóllar, ya agotada y repleta de agua de lluvia y de los lodos tóxicos que se recogieron del cauce del Guadiamar tras reventar la presa. Al este, la corta de Los Frailes. Es la más pequeña y la que Boliden abandonó sin terminar de explotar tras la catástrofe. Esta corta, donde el zinc es el mayor valor, es la que pretende sacar a concurso el Gobierno andaluz.
Tras el desastre, las Administraciones se volcaron en las renovables y el reciclaje. Donde antes había una enorme montaña de escombros, hoy está la misma montaña de escombros pero coronada por paneles solares. Igual ocurre con la maldita balsa, que ahora está cubierta de tierra y también ha sido coronada con placas.
En los aledaños del yacimiento se hizo la misma apuesta: se creó el Parque de Actividades Medioambientales de Andalucía. "Pero solo se generó el 25% del empleo previsto", dice el regidor.
La crisis de las renovables —a las que el Gobierno central ha cortado el grifo de las ayudas— también ha golpeado este polígono. Juan José Fernández, miembro de CC OO y antiguo trabajador de la mina, hace un estremecedor recuento de los despidos que se han ido produciendo en las empresas instaladas allí. "El pueblo está muerto", remata Fernández, que hoy está contratado temporalmente por la empresa pública Tragsa para labores de mantenimiento en la antigua mina. Habla junto al torno por el que los trabajadores accedían todos los días al complejo. "Pronto volveremos a fichar", vaticina esperanzado con la posibilidad de reapertura.
Los últimos 13
“Tenemos 51 años... ¿Ahora quién nos va a querer?”. Valeriano Carrasco trabajó 20 años en la mina y otra vez tiene miedo por su futuro. Forma parte del grupo de 13 extrabajadores de Boliden que no han sido recolocados ni prejubilados. Cuando se marchó, la empresa tenía en plantilla a 450 empleados. Con casi todos se encontró una solución. Pero en el limbo se quedaron 13 personas, que han ido encadenando el paro y contratos temporales. Ahora están empleados en Tragsa en las labores de mantenimiento de la mina. El contrato vence en noviembre. Piden que la empresa que gane el concurso les contrate.
Pero no es algo inminente. La directora general de Industria, Energía y Minas de la Junta, María José Asensio, cree que lo "razonable" es que todo esté listo en 2014: "Este otoño estará el pliego de condiciones y haremos la convocatoria de concurso público. Daremos un plazo suficientemente largo para que las empresas sean capaces de reaccionar y se hará una difusión importante. Pero la intención es que no se alargue. Si se alarga en el tiempo, se genera ansiedad en vez de expectación".
"Oficialmente, no", responde Asensio al ser preguntada por si alguna compañía se ha interesado ya por el yacimiento. "Nos interesa cualquier depósito mineral atractivo. Ahora estamos en etapa de evaluación, pero buscaremos la oportunidad para participar en el concurso", afirma Alonso Luján, director de Matsa, que explota la mina Aguas Teñidas, en Almonaster la Real (Huelva).
Asensio es optimista. Recuerda que la Junta hizo en marzo otro concurso y se han concedido permisos de investigación a 12 empresas. "No creo que para este nos quedemos más cortos". La directora autonómica de Minas vende las ventajas de Aznalcóllar en un momento en el que los precios de los metales están altos: "La diferencia con el concurso de marzo es que no hay investigación. Lo que se ofertará es directamente la explotación y las reservas están perfectamente identificadas".
La catástrofe de Aznalcóllar coincidió con una espectacular caída del precio del cobre. Boliden, como el resto de empresas del sector en Andalucía, se largó en 2001. Atrás se dejó a 450 trabajadores y una deuda de 90 millones que le reclama la Junta por la restauración. Pero también se dejó sin exprimir la corta de Los Frailes, donde se estima que hay entre 30 y 35 millones de toneladas de cobre, zinc y plomo sin extraer. La multinacional tenía previstas cinco fases de explotación y solo cubrió dos. Eso equivaldría, según la Junta, a entre 12 y 15 años más de trabajo. "Cuando cerremos el pliego no vamos a consentir que en cuatro años se agote la explotación", dice Asensio sobre las exigencias que se impondrán a la empresa que gane.
PP, PSOE e IU han aprobado esta semana una proposición en la que se apoya la reapertura de la mina. Asensio reconoce que no hay "resistencia local" en la comarca. El alcalde de Aználcollar confirma esta percepción: "Tenemos un 33% de paro y, si se abre la mina, prácticamente se acabaría el desempleo". Ramírez cree que también se sanearían las arcas del Consistorio, que acumula una deuda de siete millones. "La mina representaba el 60% del presupuesto del Ayuntamiento cuando estaba abierta", sostiene.
"Resistencia local no hay, pero a cambio hay mucha presión ecologista", apunta Asensio. Pero la directora general de Minas cree que estos grupos hacen una "buena labor" de "vigilancia". En su opinión, los conservacionistas difunden un importante mensaje: "La sociedad andaluza no está dispuesta a cambiar empleo por desastres medioambientales".
Pero estas asociaciones no respaldan la actuación de la Junta, a la que WWF y Ecologistas en Acción han acusado de estar engordando la "burbuja minera" que se está gestando en Andalucía y España. José Luis Anguita, de Ecologistas en Acción, rechaza frontalmente "la minería a cielo abierto". Recuerda la experiencia de Cobre Las Cruces, con "irregularidades desde el principio". Esta mina está ubicada a pocos kilómetros de Aznalcóllar, entre los municipios sevillanos de Gerena, Guillena y Salteras. Tres de sus directivos han sido imputados por daños al acuífero que hay bajo el yacimiento, que resultó afectado por el deficiente sistema de extracción que se diseñó.
En el caso de Aznalcóllar, Anguita recuerda que, a escasos metros de la corta de Los Frailes, hay un espacio protegido por la Junta: el Corredor Verde del Guadiamar, que forma parte de la Red Natura 2000. Este espacio se potenció tras la restauración de la zona que se hizo después del desastre. Ecologistas en Acción se plantea elevar una queja a Europa por la reapertura.
Asensio, sin embargo, defiende las cautelas que se impondrán en el concurso internacional, especialmente en el tratamiento de los residuos. En su opinión, la legislación y la técnica para tratar los lodos ha mejorado mucho en los últimos años. El alcalde de Aznalcóllar coincide con ella: "La minería se explotaba de forma salvaje hasta hace 30 años. Los empresarios hicieron verdaderos crímenes, pero hoy los controles son más estrictos".
La directora de Minas sostiene que, antes de conceder los derechos mineros, se exigirá un plan de restauración. "Y la empresa tiene que presentar avales para cubrir su coste". A Emed, que quiere reabrir Riotinto, la Junta le ha exigido una póliza de 180 millones para poder operar.
El plan de restauración es una de las claves de este asunto. Porque, al margen del empleo, ¿qué gana la Junta con la reapertura de la mina? "No hay dinero a cambio, al margen de las tasas que pagan las empresas por presentarse al concurso", sostiene Asensio. Pero la compañía que se haga cargo del complejo deberá restaurar la zona cuando concluya las labores de extracción. "Una mina nueva es algo estupendo, pero una antigua es mejor. Nos hacen la restauración", explica esta responsable autonómica.
Manuel Olias añade otro factor importante: "La Junta debe de estar pagando entre cinco y seis millones al año en control ambiental en la zona". Este profesor de la Universidad de Huelva, que ha realizado varios estudios de calidad de las aguas en la zona de Aznalcóllar, afirma que siguen existiendo filtraciones desde la balsa siniestrada y el dinero para el control de esas aguas ácidas sale de las arcas públicas.
Veto a Boliden por los 90 millones que la Junta le reclama
El Gobierno andaluz ha anunciado que la multinacional sueca Boliden, que gestionaba la balsa que reventó hace 15 años, no podrá participar en el concurso internacional para reabrir Aznalcóllar. PP, PSOE e IU aprobaron el miércoles una proposición en la que se insistía en que no se admitiera en el concurso a las empresas que, directa o indirectamente, tengan relación con la empresa sueca.
Boliden es la bestia negra de la Administración en este asunto. La Junta lleva una década reclamando a la empresa cerca de 90 millones de euros, que equivaldrían a lo que costó la limpieza y restauración que se tuvo que hacer de la zona tras el vertido de lodos tóxicos.
El Gobierno regional no ha encontrado en la justicia respuesta a sus demandas. En un primer momento, no se encontraron culpables por la vía penal. Esta vía se cerró con 21 técnicos imputados que fueron absueltos.
Pero en la vía civil, a través de la que la Junta ha exigido el abono de la factura de la limpieza, también ha fracasado hasta ahora.
El Juzgado de Primera Instancia 11 de Sevilla rechazó la causa en 2002. Y, 11 años después, este mismo juzgado instruirá de nuevo la reclamación de la Junta después de inhibirse al comienzo. Ha tenido que terminar asumiendo la investigación después de que el Tribunal Supremo se lo ordenara hace un año. La lentitud de la justicia es patente y se espera que este caso se alargue todavía más.
La demanda de la Junta, que pide a Boliden que abone esos 90 millones que se utilizaron en la restauración, ni siquiera ha sido analizada hasta ahora por un juez. Porque no estaba claro hasta el pronunciamiento del Supremo qué instancia era la competente.
Año tras año, la multinacional sueca añade una nota en su memoria anual cuando habla de Aznalcóllar: “No se prevé sufrir daño económico como resultado del proceso legal, por lo que no se hace provisiones”.
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