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Opinión
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

Hay partido

La gran pregunta sigue siendo quién va a ganar las elecciones

La encuesta de Metroscopia publicada el pasado miércoles por este periódico tenía una buena noticia para el PP. Con todo lo que les ha caído encima a los populares en los últimos doce meses, apenas retrocedía tres décimas respecto del sondeo realizado hace exactamente un año. También había una mala: perdía la presidencia de la Generalitat y la tendencia de cambio a favor de la izquierda era mayor que la de hacía un año. Los socialistas también recibían noticias buenas y malas. Positiva era la recuperación de cerca de cuatro puntos en relación a cómo estaban en 2012. Negativa que aún les quedaban 4,4 puntos para alcanzar el peor resultado de su historia: El 28% de los sufragios emitidos en las elecciones de 2011. Ni siquiera los grandes triunfadores del sondeo podían darse por satisfechos completamente. Compromís y Esquerra Unida se quedaban atorados en 13 escaños, un gran resultado pero que les dejaba exactamente igual que hace un año. Un pronóstico que parece señalar que han alcanzado su techo y que el sorpasso con el que algunos sueñan, especialmente Compromís, va a tener que esperar todavía un tiempo.

Había más noticias que afectaban a la situación interna del PP y Compromís. Era cosa sabida que un sector de los populares llevaba varios meses preparando el relevo de Alberto Fabra. La primera caída del presidente de la Generalitat se iba a producir tras las elecciones europeas donde el PP ya tiene garantizada una importante pérdida de votos. Consecuencia de la cual sería su sustitución como cabeza de cartel en los próximos comicios autonómicos. La persona con más posibilidades de sustituirlo era la alcaldesa de Valencia Rita Barberá que ahora sí aspira al cetro, entre otras razones, y no la menor, porque sus relaciones con Fabra están tan deterioradas que rozan lo personal. La buena noticia para el presidente del Consell era que, pese a la pésima nota con la que los valencianos valoran su gestión (3,9) le prefieren a él a Barberá para la presidencia de la Generalitat. El valor que algunos dirigentes del PP dieron a este dato es tal que uno de ellos afirmó: "No solo hemos perdido un candidato, es que nos hemos quedado con el perdedor".

Dice Enric Morera que él y Mònica Oltra forman un equipo y trabajan en equipo. Tal vez sea así; pero la realidad es que hay una soterrada lucha entre ambos para encabezar la candidatura a la presidencia. El sondeo decantaba claramente la balanza en favor de Oltra. Si Compromís apuesta por unas primarias abiertas a los ciudadanos —cosa que está por ver—, las posibilidades de que Oltra gane son claras. Las previsiones para Esquerra Unida son tan favorables que tienen poca historia. Los movimientos que puedan existir en el interior de la coalición en beneficio de uno u otro candidato son tan tenues como, de momento, irrelevantes.

Respecto de UPyD su resultado final puede ser muy interesante. Se mantiene en las Cortes Valencianas, pero si no consigue ser el fiel de la balanza que determine la mayoría en beneficio del PP en el Parlamento autonómico su presencia será poco menos que testimonial. Ahora bien, si sus votos son decisivos, el precio que pueden reclamar va ser alto, muy alto. La alcaldía de Valencia es uno de los objetivos del partido de Rosa Díez. Y no es una quimera. La Generalitat vale más. Mucho más.

Estas son las buenas y las malas noticias para los partidos. Pero el sondeo contempla otros datos que son malos para todos. Ninguno de los cuatro partidos evaluados obtiene un saldo positivo a su gestión. Especialmente negativa es la valoración que hacen los ciudadanos del PP al frente del Consell (6% a favor frente a 71% en contra) y de la oposición que llevan a cabo los socialistas (11% frente al 62%) Y, además, aumenta la convicción de que ningún partido político defiende los intereses de los valencianos. En el PP se aferran al dato de que es el partido mejor valorado en este aspecto; pero la realidad es que en 2010 el 39% de los encuestados opinaba que los populares defendían esos intereses y ese porcentaje ha descendido hasta el 18%. Hay malas noticias para los políticos valencianos, como si la crisis económica subrayara aún más el descrédito de los cargos públicos. La sensación general es que los partidos y políticos actuales no son capaces de solucionar los problemas que tienen los ciudadanos.

La gran pregunta sigue siendo quién va a ganar las elecciones. Y la respuesta, incierta. Hay partido. El problema es que quien tiene que atacar para darle la vuelta al marcador (el PP) tiene una táctica muy antigua y el ambiente no juega a su favor. Y el que va por delante se limita a dejar pasar el tiempo ofreciendo pocas alternativas.

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