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Espriu baja al infierno

‘Ocnos i el parat esglai’, recopilación de ensayos inéditos o inencontrables gestada al milímetro hace casi 30 años por el poeta, se edita por vez primera

Carles Geli
Presentación del libro póstumo de Espriu.
Presentación del libro póstumo de Espriu.EFE

Salvador Espriu también viajó al infierno, como Dante. El trayecto al averno lo empezó en 1981 cuando, en un sobre, iba librando semanalmente al que sería una especie de secretario suyo último, el editor Ramon Pinyol Balasch, los que con el tiempo han acabado siendo los 172 textos que debían recopilar toda su producción ensayística, la que iba desde su debut el 21 de junio de 1934 en el prólogo a la segunda edición de su Laia, hasta su discurso de ingreso en la Reial Acadèmia de Bones Lletres, el 6 de diciembre de 1984, dos meses y medio antes de morir.

Meticuloso hasta lo enfermizo, todo el material estaba milimétricamente organizado por él y hasta la obra estaba bautizada, Ocnos i el parat esglai, “un título quizá un poco enigmático”, admitía el propio Espriu. En cualquier caso, así se ha mantenido casi 30 años después cuando aparece ahora por vez primera este libro póstumo del autor de Primera història d’Esther, vital para entender su mirada al mundo y también a él como persona e intelectual. Lo hace en una edición que llega a las librerías por el esfuerzo económico de la Fundació La Caixa y el humano de Pinyol Balasch, antiguo editor de Llibres del Mall que publicó a Espriu y ahora responsable de Balasch Editor; juntos han lanzado la obra, al final de 845 páginas.

Un original de Salvador Espriu sobre Josep Pla, más reelaborado si cabe que otros.
Un original de Salvador Espriu sobre Josep Pla, más reelaborado si cabe que otros.

“Hemos tardado casi 30 años porque Llibres del Mall quebró y el interés de los editores por publicar a Espriu cayó en picado cuando falleció”, resume Pinyol Balasch, que firma Balasch, la tardanza. Una odisea editorial que asumió en primera instancia Curial, que pasó a Edicions del Mall hasta su cierre en 1988 y que recayó en Edicions 62, que acabó desestimándola.

Una circunstancia especial para un libro especial desde el principio. La mezcolanza de textos (desde todos los prólogos a sus libros que no están ni en la edición de su obra completa a estudios sobre los bardos que le precedieron o sus coetáneos, con su amigo fallecido Bartomeu Rosselló-Pòrcel como núcleo, pasando por notas necrológicas, miniensayos sobre cantantes y artistas y personajes de la sociedad civil o sobre las relaciones Cataluña-España) ha sido leído como un posicionamiento moral de Espriu contra el espectáculo delirante del convulso siglo XX (el famoso esglai).

Pero la utilización misma del mito de Ocnos da otras claves. Tratado ya por Goethe o Luis Cernuda, y hermano de otros infortunados personajes como Tántalo o Sísifo, Ocnos va tejiendo una cuerda que una asna va comiendo. Un hacer y deshacer en una labor inútil: “¿Son unas imágenes de espanto o invitan a reír?”, se pregunta Espriu en su libro Les roques i el mar, el blau, de 1981. Si se extiende la metáfora del terror del siglo también a su obra, igual ahí están muchos de los miedos de Espriu. “Tot està per fer i qui sap si sempre ho estarà”, escribe para el prólogo al poemario de Martí i Pol L’àmbit de tots els àmbits. Igual, pues, es una metáfora también de sí mismo ante la muerte intuida próxima y el trabajo infinito que va haciendo con los demás y consigo mismo, ese escrúpulo del perfeccionismo y ese autocorregirse sin fin... Quizá fuera ese el descenso a su particular infierno.

Apuntada a lápiz la fecha de la última revisión al pie del original último y controlado todo desde una libreta estrenada en diciembre de 1980 y que se la conocerá como el Bloc de las revisions acomplides (Bloc de las revisiones resueltas), Espriu va pergeñando “un libro extraño, que podría parecer literatura de circunstancias pero que es algo impensable en un hombre de ética rigurosísima para quien escribir es sólo para buscar la verdad, que se plantea el volumen como una vía para canalizar el diálogo con el resto de escritores y para decir también la suya sobre todo”, apunta la gran experta en el Espriu más cabalístico, Rosa Delor. Tanto retoque hace que el libro, según Balasch, sea “de facto, un 50% inédito”. En puridad, unos 20 textos lo son y otros 137 son casi inencontrables. “No creo que quede nada por publicar”, aventura Balasch.

Le llama al editor-secretario la atención, en esa miríada de textos a cual más proteico, un acidísimo retrato de Dalí de 1947 para la revista Ariel donde Espriu lancea al avida dollars (“un públic de senyors pot perdonar (…) que ofengui sentiments bàsics de pudor, de vergonya i decència (…) que fanguegui, hala-hala, pel llot clar de l’ortografia (..) però de cap manera li tolerarà que no sigui intel·ligent ni diverteixi”); también los elogios a Jacint Verdaguer (“Cristià exemplar, altíssim, sobirà poeta (…) incomparable doll de poesía”), la admiración que sentía por Joan Vinyoli y la más matizada con los años por temas morales y patrios por Josep Pla (“No hi ha ara, entre nosaltres, un prosista de les seves característiques”, dice en 1953). Llamativo es, asmismo, el certero retrato de la cultura catalana a partir de un texto sobre la obra de Aurora Bertrana parcialmente aún hoy válido, sin descuidar un artículo sobre Prat de la Riba (“inatacable com a home de govern”). Porque también asoma el Espriu político: “Es iberista, no españolista”, matiza Balasch.

Caja, cinta de tela y tapa dura conforman el envoltorio de un libro del que se ha hecho un tiraje de 1913 ejemplares (guiño al centenario del nacimiento que celebra el Any Espriu) y que completa un trabajo de diálogo con el autor por parte del artista Sergi Barnils. “He usado los ocres y los sepia cuando el poeta habla de soledad o muerte”, desvela el ilustrador, “pero he reservado los verde esmeralda o los turquesas para los momentos de esperanza que deja entrever el escritor, para reflejar cuando Dios no está tan lejos como a veces parece en la obra de Espriu”.

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Sobre la firma

Carles Geli
Es periodista de la sección de Cultura en Barcelona, especializado en el sector editorial. Coordina el suplemento ‘Quadern’ del diario. Es coautor de los libros ‘Las tres vidas de Destino’, ‘Mirador, la Catalunya impossible’ y ‘El mundo según Manuel Vázquez Montalbán’. Profesor de periodismo, trabajó en ‘Diari de Barcelona’ y ‘El Periódico’.

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