A Coruña impulsa un polígono privado y obvia uno público que costó 75 millones
Puerto y Ayuntamiento se decantan por el parque empresarial de Jove y Collazo como plataforma de apoyo a Punta Langosteira
La Xunta, pese a múltiples intentos, sigue sin vender un metro cuadrado de suelo en el polígono industrial más grande de Galicia, el de Morás, en el municipio coruñés de Arteixo. Su construcción costó a las arcas públicas más de 75 millones de euros y presume, en los folletos oficiales de la Consellería de Medio Ambiente e Infraestructuras, de tener una situación privilegiada, en el área de más concentración empresarial de la comunidad autónoma, así como ideal para recibir, tratar y almacenar la mercancía que llegue o salga del cercano y flamante puerto exterior de A Coruña en Punta Langosteira (Arteixo), la infraestructura pública más cara de Galicia. Pero, en contra todo pronóstico, es otro polígono, el de Vío, de propiedad privada, el que la Autoridad Portuaria de A Coruña, junto con el ayuntamiento, ha decidido impulsar “como pieza estratégica en el desarrollo” tanto del viejo puerto situado en el centro de la ciudad como, “y sobre todo, de la nueva dársena de Punta Langosteira”.
Así lo afirma el escueto comunicado de prensa difundido por el gobierno municipal coruñés hace dos meses dando cuenta del acuerdo rubricado con la Autoridad Portuaria y los promotores de Vío, dos de los empresarios coruñeses más pudientes, Manuel Jove, exfundador de Fadesa, y José Collazo Mato, líder en el sector del juego. Un documento que da un fuerte impulso a ese parque empresarial —700.000 metros cuadrados con escasa ocupación hasta ahora— al declararlo Zona de Actividades Logísticas (ZAL) del puerto de A Coruña.
No se dieron a conocer más detalles del acuerdo. La institución portuaria eludió hasta el momento explicar las razones que le llevaron a decantarse por un polígono privado en vez de uno público, pese a estar ambos a la misma distancia del nuevo puerto exterior, como plataforma logística. Y eso que el de Morás, propiedad de la empresa pública Xestur encargada de la gestión del suelo, siempre fue hasta ahora considerado, como aseguró en múltiples ocasiones el conselleiro de Medio Ambiente e Infraestructuras, Agustín Hernández, como el más idóneo para dar apoyo a los futuros operadores de Punta Langosteira.
La consideración de zona de actividades logísticas que ahora tiene el polígono de Vío le hubiera venido de perlas al parque público de Arteixo (casi 1,5 millones de metros cuadrados, de los que dos tercios son suelo industrial). Languidece ante la falta de demandantes. De hecho, en la fallida subasta del año pasado para vender 50 de sus 91 parcelas —no se presentó ninguna oferta—, Xestur otorgaba “mayor puntuación a proyectos vinculados a actividades portuarias”. Ser la plataforma logística del puerto coruñés hubiera sido también de gran ayuda para el plan de ventas que, con rebajas del 25% en el precio del metro cuadrado y facilidades de pago, desarrolla desde el pasado verano la consellería para intentar animar a los empresarios a instalarse en Morás.
Dos empresas en Langosteira
El puerto exterior de A Coruña, aún en obras para conseguir ser operativo en su totalidad pero lastrado por la ausencia de una conexión ferroviaria imprescindible para mover mercancía como carbón, cereales o bioetanol, cuenta de momento con sólo dos concesionarios.
Al margen de la ansiada mudanza parcial de Repsol, principal usuario de los viejos muelles situados en el centro de la ciudad que aún tardará cinco años en instalar el 60% de sus actividades en Punta Langosteira, ya están concedidos los permisos para la instalación de Hormigones Carral, con una parcela de 4.000 metros cuadrados para la importación y distribución de cemento.
Y a partir del próximo año también empezará a operar en la nueva dársena la empresa Galigrain, del grupo Nogar. Es uno de los mayores clientes de graneles agroalimentarios del puerto coruñés, donde tiene cinco concesiones y mueve al año 1,3 millones de toneladas de mercancía. Está tramitando la construcción de una nave de almacenaje para realizar una décima parte de sus operaciones desde Punta Langosteira.
Otro de los grandes proyectos pendientes es la concesión de 30.000 metros cuadrados solicitada por la petrolera mexicana Pemex.
Lento era hasta ahora también el desarrollo y venta de suelo del parque de Vío, adjudicado en 2003 por el ayuntamiento coruñés. Pero este último sostiene que al convertirse en zona logística representa “un revulsivo” para la Autoridad Portuaria, enfrascada como está en captar clientes para el nuevo puerto exterior. Habla incluso de que puede generar hasta 10.000 empleos, tanto directos como indirectos. Su elección, en detrimento del de Morás, sorprendió en el entorno empresarial de A Coruña. El BNG remarcó que el polígono de Jove y Collazo está en la zona de alerta de la refinería de Repsol, de acuerdo con el nuevo plan de ordenación urbanística de A Coruña, y que puede constituir un obstáculo.
La Xunta, de momento, guarda silencio. Continúa con su plan de ventas de parcelas de Morás. Aunque no le da preferencia en el plan de ordenación de áreas empresariales que tramita. Un documento con vigencia hasta 2024 y que espera tener aprobado este año. Sólo establece dos actuaciones singulares: el puerto seco de Monforte y la gran plataforma de Salvaterra-As Neves, impulsada por tres instituciones públicas, entre ellas el Puerto de Vigo.
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