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El imposible diálogo social en Euskadi

El bloqueo de ELA y los efectos de la reforma laboral impiden la concertación

Cabecera de la manifestación conjunta CC OO y UGT elpasado 1 de mayo en Bilbao.
Cabecera de la manifestación conjunta CC OO y UGT elpasado 1 de mayo en Bilbao.fernando domingo-aldama

Euskadi seguirá durante mucho tiempo sin diálogo social. Esta es la lapidaria conclusión a la que llegan en un ánimo de cierta resignación cada uno de los agentes implicados en una teórica concertación —Gobierno, patronal y sindicatos—, consultados por EL PAÍS. A pesar de los llamamientos coincidentes en favor de un diálogo social en un escenario de crisis económica, y al que se ha incorporado hasta el propio lehendakari, Iñigo Urkullu, no existe atisbo alguno a corto plazo de que pueda reactivarse este clima de entendimiento. “Vamos a sondear a los sindicatos para ver en qué ámbitos nos podíamos mover, pero necesitaríamos al menos que hubiera un acuerdo en algún convenio sectorial importante para que se contagiara ese clima de diálogo, pero es que no lo hay y así es imposible”, se lamentan desde el Gobierno vasco.

Pero hay quienes ven en esta posición preventiva del Ejecutivo una “falta de valentía” para intentar un diálogo social “sin ELA”, admite un sindicalista, aunque en la legislatura del Gobierno de Patxi López ya se alcanzó entre 2009 y 2012 una concertación sin la presencia del sindicato abertzale. El departamento vasco de Trabajo niega esta dependencia y atribuye la ausencia de diálogo a la “desconfianza que hay entre los agentes implicados y mientras no la restablezcan así es imposible porque no se trata de llamarles a todos para hacerse una fotografía y que no haya acuerdo”.

Desde la aplicación de la reforma laboral “ya nada es como antes”, coinciden Gobierno y sindicatos. “Si no funciona la negociación colectiva que es la base para crear un clima de acuerdos, ¿cómo va a funcionar una mesa para el diálogo social?”, se preguntan críticamente desde el Ejecutivo. Y es aquí donde se introduce el factor ELA, desequilibrante para la búsqueda siquiera de una aproximación y una referencia permanente en el análisis de las causas del actual bloqueo del diálogo. “A ELA le ha dejado de interesar hace mucho tiempo el diálogo social porque ve que por ahí no tiene crecimiento alguno y su partido se juega en otro sitio”, analiza un profesor universitario. Pero fuerzas sociales y empresariales insisten en que es “posible y necesario que se llegue al diálogo social como tampoco ha dejado de funcionar el Parlamento vasco porque no estaba la izquierda abertzale”. Eso sí, esta misma fuente recuerda que “tendríamos que ser conscientes de que puede salir adelante aunque estaría coartado ya que se estaría dejando fuera al 40% de la representación sindical”. No obstante, la patronal ve una clara voluntad de la central mayoritaria por “desbaratar” cualquier acercamiento y considera que “nada es casual” en su acción sindical, más volcada a llevar la negociación al terreno “de empresa por empresa”. En una opinión procedente de la universidad se asume que “ya está interiorizado que ELA no va a participar jamás de este diálogo social y en función de esta postura habría que decidir qué pueden hacer los demás” a propósito de procurar una concertación. En su criterio, “claro que se puede vivir sin diálogo social, pero si lo hay la política económica sale mucho más reforzada”, subraya.

La patronal

La patronal vasca, Confebask, puede perder pie en el triángulo tradicional junto a Gobierno y sindicatos en un escenario que difumina su papel, según la mayoría de las fuentes consultadas. Incluso, en medios de esta organización empresarial se admite que la situación derivada les resulta "complicada".
La ausencia de un diálogo reconocido más allá de contactos puntuales sin repercusión, el inmovilismo latente en la negociación colectiva y el pronunciamiento cada vez más creciente de voces propias y sin sintonía desde las patronales territoriales ensombrecen el papel a corto y medio plazo de Confebask. "Se están dando las condiciones opuestas a la razón de ser de Confebask que es la de trasladar una posición común porque entendemos que al hacerlo juntos es mucho más efectiva", admite una fuente interna de esta organización. Incluso, hay quien lamenta que Confebask "no tenga ese liderazgo en la actual situación económica que es cuando se hace más necesaria porque parece incapaz de aunar criterios en las posiciones territoriales".
A esta coyuntura adversa se une por su repercusión mediática el dardo permanente que les dirige asiduamente el sindicato mayoritario ELA. Ausente de los escenarios comunes como el Consejo de Relaciones Laborales, el CES, Osalan o Lanbide, esta central abertzale alimenta un permanente desgaste del papel de los empresarios vascos sobre todo a partir de la reforma laboral en paralelo a su estratégica decisión de fomentar una negociación de empresa por empresa que, sobre todo, ningunea a Confebask. "Nada es casual", añaden fuentes empresariales al analizar el propósito de "desbaratar" el escenario de diálogo que atribuye a la voluntad de ELA de "romper con lo que hay".

Dos de las organizaciones que participaron en el anterior diálogo social en Euskadi y partidarios de que vuelva a intentarse coinciden en que entonces se hizo “una labor intensísima sobre todo con la puesta en marcha de Lanbide que era un reto, así como en el relanzamiento del plan de empleo donde se crearon miles de puestos”, recuerda. Incluso, desde la patronal suspiran por el ejemplo que aporta ahora la Comisión de la UE al incorporar a sindicatos y empresarios en un foro específico en el que se implican para abordar la nueva estrategia política, denominada Europa 2020, para apoyar el empleo, la productividad y la cohesión social.

En Euskadi, en cambio, la situación es hoy y a corto plazo diametralmente opuesta. No hay acercamiento al diálogo social y en el supuesto de que se abriera esta puerta al entendimiento habría que adecuar el contenido de la mesa de concertación, porque los principales planes de reactivación económica de la actual legislatura ya han sido aprobados sin la concurrencia de sindicatos y patronal. “¿De qué íbamos a hablar en una mesa si ya han aprobado un plan económico y un plan de empleo?”, critica un sindicalista. “Tendríamos que empezar a definir el perímetro de los temas que nos quedan para concertar”, añade. El Gobierno entiende, en cambio, que ya ofreció a todos los agentes la posibilidad de posicionarse sobre los planes de empleo “porque el tema pasó por el CES y ahí están representados sindicatos y empresarios”, recuerda.

En este contexto tan adverso, y sobre todo enrarecido desde la reforma laboral, tampoco el Gobierno vasco olvida que la “proximidad de las elecciones sindicales en otoño” influye. “Habrá que ver el papel de LAB, que es otro elemento clave, a veces errático, porque aparece y desaparece y no se atreve a dar el paso”, apunta la fuente universitaria en alusión a las aproximaciones que este sindicato soberanista viene mostrando tanto hacia el bloque de UGT y CC OO como con ELA.

A la mejora de estas intrincadas relaciones entre agentes sociales no ha contribuido desde luego la velada crítica de ELA sobre los modelos de funcionamiento y representación en el instituto vasco de salud laboral Osalan y en la fundación para la formación continua Hobetuz al pedir cambios en su funcionamiento que “se alejen de la financiación de organizaciones sindicales y patronales”. Uno de los sindicatos presentes en estos organismos defiende el “modelo” actual porque “se puede influir desde estos ámbitos y hacer muchas cosas” y, sobre todo, rechaza que ELA extienda la “sospecha” de la corrupción.

En esta radiografía, nadie atisba un rayo de esperanza sobre el restablecimiento del diálogo entre los agentes sociales. “Si no se firman convenios cómo vamos a pensar en otras cosas”, dicen desde el Gobierno. El Consejo de Relaciones Laborales informó el pasado lunes que el 52,1% de los trabajadores asalariados afectados por la negociación colectiva tienen sin renovar su convenio y que en el mes de marzo no se registró ningún acuerdo sectorial en Euskadi. “Tampoco los empresarios están muy preocupados por la situación”, admite uno de los sindicalistas consultados. “Con la reforma tienen una situación que les resulta muy favorable y muchos la están aprovechando”.

Por lo tanto, el Gobierno y partidos de la oposición volverán a coincidir más de una vez en el llamamiento al diálogo social. Pero son conscientes de que no se dan las condiciones mínimamente necesarias siquiera para una aproximación. Y es que no hay confianza.

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