_
_
_
_
tecnología

Los drones crean en Euskadi un nuevo polo de desarrollo

Más de treinta empresas y asociaciones explotan el tirón pese a la normativa

Pedro Gorospe
David Mayoral, de Erle Robotics, la firma que pondrá este año en el mercado el primer drone vasco.
David Mayoral, de Erle Robotics, la firma que pondrá este año en el mercado el primer drone vasco. l. rico

Los drones han entrado fuerte en Euskadi. En torno a una treintena de empresas, asociaciones e instituciones educativas, los han adoptado como motor de su futuro a la vista de las múltiples aplicaciones que se abren en decenas de actividades que hasta ahora era imposible realizar, o en todo caso hacerlas a un precio excepcionalmente elevado, con helicópteros, o ingeniería vertical. Inspección de edificios, vigilancia y seguridad, salvamento de montaña y marítimo, incluso vídeos topográficos y de infrarrojos para la búsqueda de seres vivos, control de incendios o de plagas, además de la toma de imágenes aéreas para el cine, o fotografías en condiciones límite en zonas de desastres, entre otras muchas que se van a dar en los próximos meses y años, sólo tienen un problema: “Una legislación absolutamente restrictiva que tendrá que adaptarse a la realidad pero que de momento nos ata muy en corto”, critica Fernando Llanera, de la empresa guipuzcoana de servicios profesionales y formación con drones SQA Drones.

Más información
Publicidad que vuela
Los drones ya patrullan la mitad de la frontera de EE UU y México
El negocio de los drones gana espacio
Nuevos vuelos de drones sobre centrales nucleares francesas
Drones y tablets salvavidas

El mercado ha dado la bienvenida a esos nuevos seres que pueblan el cielo con miles de ventas de unidades de diferente tipo, para uso aficionado y para uso comercial. A la estabilidad de vuelo, frente a la inestabilidad de helicópteros o aviones de radiocontrol, se une que se pueden manejar con el teléfono móvil o con las tabletas, y además tienen carga de pago —es decir pueden llevar máquinas de fotografía, vídeo, termográficas de varios kilos para uso comercial— y eso es muy atractivo para el ocio y los usos profesionales.

Pero es que además convierte a los usuarios deportivos en futuros pilotos comerciales, un nuevo empleo que ocupa ya a miles de personas en el resto de Europa, y que en Euskadi está generando un a fuerte demanda. David Mayoral de Erle Robotics, la firma que pondrá este año en el mercado el primer drone vasco que funciona a base de sofware libre, con un precio de entorno a los 400 euros, cree que “hay que aprovechar el tirón del mercado” en todas las vertientes, desde el desarrollo de productos, hasta la búsqueda de aplicaciones y en la generación de pilotos que sustituyan desde tierra, a quienes se jugaban el tipo en operaciones tripuladas y de mucho riesgo que había que poner en marcha para hacer lo mismo. “No tiene sentido que no se pueda volar un drone en entornos urbanos”, explica, cuando es mucho menos peligroso que, por ejemplo, descolgar personas por la fachada de una casa para hacer una inspección, por ejemplo.

El primer drone vasco a base de sofware libre costará entorno a los 400 euros

Pero es cierto. La legislación actual es extremadamente limitadora de la actividad y la vigente, que entró en vigor el pasado 4 de julio en todo el Estado se puede resumir en seis palabras: “Si no vuela no hay riesgo”. La Agencia Española de Seguridad Aérea que tiene competencia para regular los que pesan menos de 150 kilos, ha prohibido directamente volar a los más habituales en el segmento popular, los categorizados como de menos de 25 kilos, en entornos urbanos, convirtiendo, de esa manera al sector, en el más seguro del mundo. Si no hay drones en el aire no hay accidentes. “Pero eso va contra el mercado y contra el sentido común”, critica Fernando Linares de SQR Drones. Y también contra la innovación y el desarrollo.

Egibide, la mayor organización de Formación Profesional de España, que nació de la integración en Vitoria de los centros Jesús Obrero y Diocesanas, con más de 7.000 alumnos, empezó el pasado año con dos cursos de diseño y fabricación de un modelo propio de drone, y este curso ya ha puesto en marcha varios talleres de búsqueda de aplicaciones y perfeccionamiento. Gracias a una beca de la Obra Social de la Caja Vital una alumna y varios profesores desarrollan aplicaciones para dirigir su prototipo con drones y tabletas. Egibide colabora con la empresa EtxeTar. Y todo ello lo sigue muy de cerca Innobasque favoreciendo la innovación y la transferencia de tecnología. 

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Sobre la firma

Pedro Gorospe
Corresponsal en el País Vasco cubre la actualidad política, social y económica. Licenciado en Ciencias de la Información por la UPV-EHU, perteneció a las redacciones de la nueva Gaceta del Norte, Deia, Gaur Express y como productor la televisión pública vasca EITB antes de llegar a EL PAÍS. Es autor del libro El inconformismo de Koldo Saratxaga.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_