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Catalunya Caixa y la CAM perdieron 60 millones al comprar hoteles de lujo

Las entidades ampliaron su inversión cuando ya estaban tuteladas por el FROB

Oriol Güell
Fachada del Hotel Alma en Barcelona.
Fachada del Hotel Alma en Barcelona.FREDERICO DUARTE

Catalunya Caixa (CX) y la Caja de Ahorros del Mediterráneo (CAM) compraron en febrero de 2011 por 14 millones de euros a la promotora inmobiliaria Espais el 27,7% del capital de una empresa de hoteles de lujo —Espais Catalunya Mediterráneo (ECM)— que entre ese mismo año y 2013 perdió casi 60 millones de euros, según las cuentas depositadas en el registro mercantil. La operación supuso que ambas entidades aumentaran su participación en ECM hasta el 99% y permitió a Espais salir de la empresa justo antes de que esta registrara una avalancha de resultados negativos. La compra se realizó cuando el rescate de las cajas con fondos públicos del Fondo de Reestructuración Ordenada Bancaria (FROB) ya estaba en marcha.

La sociedad, que en este tiempo ha reestructurado su deuda, tiene hoy dos hoteles en Barcelona y Pamplona que funcionan bajo la marca Alma y que han acabado en manos de los bancos BBVA y Sabadell después de que el FROB les vendiera las cajas rescatadas. El BBVA se hizo el pasado julio con Catalunya Banc —heredera de Caixa Catalunya y de las cajas de Tarragona y Manresa— por 1.187 millones tras inyectarle más de 12.000 millones. En diciembre de 2011, el Banco Sabadell se quedó la CAM por un euro después de que esta entidad recibiera casi 6.000 millones públicos. Si BBVA y Sabadell vendieran ahora el 99% que poseen de ECM, cualquier precio obtenido por ella engrosaría sus beneficios, ya que todas las pérdidas ya han sido provisionadas.

El FROB ha remitido a la Fiscalía 42 operaciones llevadas a cabo por los gestores de las cajas rescatadas por no ver en ellas “una finalidad económica lógica” o presentar “indicios de irregularidad”. El FROB y las entidades financieras —que ya estaban bajo su tutela cuando se llevó a cabo la compra de ECM— han declinado ofrecer su versión sobre esta operación y tampoco han informado si el caso está entre las operaciones remitidas a la Fiscalía.

La arquitectura societaria de ECM es la de un pequeño holding en la que la matriz se dedicaba a captar recursos económicos que luego transfería vía préstamos participativos y pólizas de crédito a sus cuatro filiales, dedicadas a construir, alquilar y explotar “hoteles boutique”, con habitaciones a más de 200 euros la noche. El análisis de las cuentas del grupo y de sus accionistas revela que, entre 2006 y 2008, ECM consiguió créditos por casi 71 millones de euros para comprar y reformar edificios en Barcelona, Berlín y Pamplona. Los tres socios de la sociedad —Espais, una sociedad de capital riesgo de CX y otra inmobiliaria de la CAM— suscribieron en esos años sucesivas ampliaciones por 35,2 millones.

Un rescate en los tribunales

La caída y rescate de Catalunya Caixa (CX), que recibió más de 12.000 millones de euros en fondos públicos antes de ser vendida por 1.187 millones al BBVA, lleva camino de recorrer un largo camino en los tribunales. De las 42 operaciones de las cajas rescatadas remitidas a la fiscalía por el FROB, 16 corresponden a la entidad catalana.

El ministerio público aún no ha decidido si solicita abrir un nuevo proceso o incorpora las operaciones a otra causa abierta en el Juzgado de Instrucción 30 de Barcelona. Esta tiene su origen en la querella presentada por Candidatura d’Unitat Popular (CUP) y la fiscalía contra la antigua cúpula de la entidad —Narcís Serra y Adolf Todó— por subirse sus remuneraciones hasta un 47% en 2010, cuando CX estaba abocada al millonario rescate. En este proceso también se han personado el FROB y Ausbanc.

La Audiencia Nacional, por su parte, admitió a trámite el pasado día 3 un recurso de la CUP contra la venta de CX al BBVA que denuncia que con ella se obliga a los contribuyentes a asumir la factura de la mala gestión de la entidad.

La evolución de ECM, sin embargo, empieza a torcerse en 2009, año en el que la crisis la obliga “a centrar su actividad en minimizar el impacto de la caída de ingresos generalizada del sector”, según las cuentas de ese ejercicio. Esto, el pinchazo del ladrillo y los elevados costes financieros de sus inversiones, lleva a la empresa a entrar en 2010 en una situación delicada. La de sus accionistas no es mucho mejor: Espais sufre con fuerza la crisis inmobiliaria; Catalunya Caixa recibe 1.250 millones de euros del FROB en marzo de 2010 y otros 1.718 en septiembre de 2011; y la CAM es intervenida en julio de 2011.

Con la crisis creciendo, ECM sigue ampliando su capital social ante los problemas de sus filiales para devolverle los créditos concedidos. El 15 de mayo de 2010 lo hace por seis millones de euros, aportados a medias por CX y la CAM. Dos meses más tarde —el mismo día que CX recibe los primeros 1.250 millones del FROB— la sociedad lleva a cabo una nueva ampliación: la CAM y CX suscriben 8,23 millones de euros cada una, mientras Espais aporta el 50% de las acciones de la empresa Ecamed Barcelona.

Las dos cajas aceptan valorar las acciones en seis millones de euros a pesar de que Ecamed se halla en situación de disolución y solo la sostiene un crédito de la propia ECM. Con ambas operaciones, CX y la CAM aumentan su participación en la empresa hotelera hasta el 36% cada una, mientras Espais la reduce al 27%. Pese a todos los problemas, ECM declara al cierre de 2010 unos beneficios de 238.000 euros.

La empresa arranca 2011 con más de 58 millones de créditos concedidos a sus filiales de dudoso cobro. Y pese a ello, en febrero de ese año, CX y la CAM acceden a comprar a la promotora Espais su participación en ECM por 14 millones de euros, quedando cada caja con más del 49% del capital. Es entonces cuando la empresa hotelera empieza a provisionar pérdidas y deteriorar sus activos a toda velocidad. En 2011 ya declara un resultado negativo de 25,4 millones de euros, cifra que se reduce a 6,3 millones en 2012 y vuelve a dispararse hasta los 26,6 millones el año pasado.

Investigación@elpais.es

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Sobre la firma

Oriol Güell
Redactor de temas sanitarios, área a la que ha dedicado la mitad de los más de 20 años que lleva en EL PAÍS. También ha formado parte del equipo de investigación del diario y escribió con Luís Montes el libro ‘El caso Leganés’. Es licenciado en Ciencias Políticas por la Universidad Autónoma de Barcelona y Máster de Periodismo de EL PAÍS.

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