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Pentagramas en la ciudad de Falla

El 12º Festival de Música Española deja importantes beneficios económicos en Cádiz

La Real Orquesta Sinfónica de Sevilla, en el Gran Teatro Falla en 2013.
La Real Orquesta Sinfónica de Sevilla, en el Gran Teatro Falla en 2013.j. heredia luque

¡Sed libres! El compositor vasco Gabriel Erkoreka, elegido este año director de la cátedra Manuel de Falla, ha lanzado este mensaje a sus alumnos. Músicos que quieren crear en una época de desolación artística por la losa de la crisis. “Sed libres. No os dejéis llevar por las modas”, les insiste. Y cuenta orgulloso que estos alumnos, la mayoría jóvenes, le han hecho caso. Por eso está contento del resultado de las obras que van a estrenar dentro del 12º Festival de Música Española de Cádiz. Estrenos que consolidan el certamen gaditano como una incubadora, casi única, para proteger el futuro del talento compositor de todo un país.

“Creo que la cátedra y el propio festival hacen una labor muy insólita en estos tiempos. Y es de agradecer. Porque potencia que haya oportunidades para que los músicos se hagan visibles. Y, en estos tiempos, no abundan esas oportunidades”, explica Erkoreka, quien, en Cádiz, va a dar los últimos retoques a esas obras inéditas que se van a estrenar en el marco del Taller Sonoro que incluye la Cátedra de Composición Manuel de Falla.

La explosión de talento y creatividad que promueve el festival es su principal razón para existir. Porque, como dice Erkoreka, ya apenas existen iniciativas públicas o privadas que incentiven la composición y la difusión de la música española en todas sus vertientes. Es sólo una de las esencias que ratifican la necesidad del certamen. Existe porque hace falta. Lo dicen los músicos, los intérpretes y los compositores.

El festival potencia que haya oportunidades para que los músicos se hagan visibles

Gabriel Erkoreka, compositor

También la Asociación de Amigos de la Música Bahía de Cádiz, que nació hace 12 años, los mismos que tiene el festival. “Hay pocos sitios en España donde haya tanta música de calidad concentrada en unos pocos días y tenemos la suerte que Cádiz es uno de ellos”, explica uno de sus más destacados miembros, Jesús Heredia. “Como amantes de la música nos gusta poder disfrutar de las grandes orquestas andaluzas cada año. De otra forma, sería muy difícil tenerlas aquí”, añade.

El festival, en términos más prosaicos, también es bendecido en la ciudad de Cádiz por su influencia económica. Durante más de una semana se concentran en la capital gaditana más de 500 personas que pernoctan en sus hoteles, entre trabajadores de la Agencia de Instituciones Culturales, profesores, alumnos, miembros de orquestas o artistas.

La treintena de conciertos y actividades, la mayoría con entrada gratuita, atraen a más de 7.000 personas. Hay días, como la jornada dedicada a las corales, que, por el número elevado de participantes, se llenan las terrazas, bares y restaurantes del entorno. Una auténtica fiesta para el disfrute de todos. La música también estimula, además de los sentidos, la economía local.

Los profesores de la Universidad de Cádiz Gonzalo Sánchez Garde y Álvaro Rojas Vázquez, autores del estudio Impacto económico de los festivales culturales, situaron el de Cádiz como el más valorado por sus repercusiones monetarias. Y destacaban los sectores beneficiados: la industria del papel, la hostelería, el transporte, las comunicaciones y los servicios empresariales. Según el estudio, el festival deja en Cádiz más de 200.000 euros en consumo en los negocios de la ciudad.

Por eso el noviembre gaditano suena tan bien. Cuando las calles de Cádiz se convierten en un pentagrama donde se escriben nuevas composiciones, para que toquen los grandes y los que aspiran a serlo, mientras aplauden los amigos de la música y los que quieren llenar sus cajas. Ovación por tener el privilegio de 10 días con una melodiosa banda sonora garantizada.

Una puerta abierta para que pase el duende

En un festival de música centrada en España no puede faltar el pellizco flamenco. Desde que nació el certamen, el duende encuentra su hueco en la programación. Se cuela en las tertulias, resuena en los conciertos, es motivo de análisis. No es ninguna cuota impuesta, es una voluntad decidida de los organizadores de convertir la capital gaditana en un cruce de caminos musicales. Sonará por tanto el cante jondo y la guitarra, mecidos, esta vez, por suaves susurros de jazz.

El crisol que es el Festival de Música Española de Cádiz permite estas cosas. Que un alumno aventajado del fallecido Paco de Lucía, como es Dani de Morón, pueda compartir escenario con el pianista Aaron Diehl, apadrinado que fue de otro grande en este caso del jazz como Wynton Marsalis. Llevarán al Falla su producción, que es estreno en España. Recuperan la esencia de ambas músicas pero sin miedo a combinarlas. El certamen les reúne con voluntad de expresar que la música es infinita.

Jazz meets flamenco se puede leer al revés flamenco meets jazz. Da igual. Porque ambas músicas se encuentran de la mano de Diehl y Dani de Morón. El guitarrista siempre ha contado que sus primeros contactos musicales fueron con el piano pero fue la guitarra la que terminó entrando en su casa y acaparándolo todo. "Fue un flechazo", confiesa. Lleva el peso de la ausencia del gran maestro algecireño y en el papel de heredero no aspira a su silla sino a seguir contando desde su propia personalidad.

El Ballet Flamenco de Andalucía representará, también en el coliseo gaditano, En la memoria del cante. 1922, una revisión a un acontecimiento crucial para este arte como fue la representación aquel año en la plaza de los Aljibes de la Alhambra de un espectáculo promovido por Manuel de Falla y apoyado por Federico García Lorca, Ignacio Zuloaga o Andrés Segovia. La coreografía corre a cargo de Rafaela Carrasco. Se recrea aquel concurso de cante jondo y se recuperan piezas casi perdidas como la soleá de El Tenazas, la seguiriya de Manuel Torre o la toná de Manolo Caracol, junto a una saeta de la Niña de los Peines.

Y en El Puerto de Santa María, en su teatro municipal Pedro Muñoz Seca, otra voz flamenca, se mirará también en Lorca para llenar de duende el festival gaditano. La cantaora onubense pondrá la voz, el trío de Paco Seco pondrá la guitarra y el poeta granadino servirá sus canciones populares. Es un espectáculo que también ha girado por toda España y que recala en Cádiz con una consolidada experiencia. Rocío Márquez emula a La Argentinita que interpretaba las canciones recopiladas por Lorca. El flamenco vertebra también otros ciclos con voces e instrumentos como los de Carmen de la Jara, Raúl Gálvez, Javier Osuna, Pedro Peña, Francisco Macías o Manu Reina. Es un duende travieso que se mete por los rincones del festival. Nadie le riñe. Porque el certamen le abre las puertas de par en par.

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