Destellos de Pompeya en Écija
La ciudad sevillana descubre estucados en perfecto estado de conservación
Estucados color granate que pueden alcanzar los dos metros y medio de altura, trazos florales de pinturas minerales y orgánicas, zócalos ocres decorados con dibujos de escamas de peces, paredes del siglo I antes de Cristo. conservadas como las de la ciudad romana de Pompeya (Nápoles), suelos de mármoles traídos desde Túnez, Esparta, Atenas y otras canteras del Mediterráneo, un impluvium coronado por vetas policromadas... Son solo un avance de los descubrimientos de principios de año en la ciudad sevillana de Écija. Queda mucho por excavar, investigar y estudiar en los 5.480 metros cuadrados de extensión del yacimiento astigitano situado en el cerro de la ciudad, pero estos últimos hallazgos marcan un hito más en la historia de España.
La arena levantada del yacimiento esconde restos tartésicos, del siglo III a. C., un santuario turdetano del VI a. C., edificios romanos de la época del emperador Augusto, a finales del siglo I a. C. o jardines andalusíes del XI de nuestra era. Ha sido historia sepultada durante siglos y bajo un barrio de infraviviendas desde 1950, que fue levantado por completo para poder comenzar la excavación en 1999. Un proyecto que durará varios años más hasta conformar el Parque Arqueológico de la Plaza de Armas de Écija. “Tenemos excavado hasta niveles antiguos un 5% y hemos visto que en algunas zonas se mantiene el nivel de conservación de Pompeya, pero Pompeya era un pueblo pequeño y Écija fue la cabeza del convento jurídico astigitano, había un gran poder adquisitivo, con lo que podemos hallar grandes conjuntos, como los de las dos estancias recién descubiertas, que podrían ser de un edificio semipúblico”, describe el espeleólogo y arqueólogo responsable de la excavación, Sergio García-Dils.
El aceite fue eje del desarrollo de la ciudad en época romana y el río Genil testigo de ello. Según recuerda García-Dils, Écija fue capital de la Bética y atrajo hasta sus tierras a militares de tres legiones del ejército romano para controlar la zona. “Tenían dinero y reproducían aquí lo que tenían en Italia”, detalla el arqueólogo.
Una de esas influencias directas fue un mosaico del siglo II con un rostro de doble lectura de los que solo hay cuatro conocidos en el mundo, dos en Italia, otro en Luxemburgo y el de Écija. El rostro, mirado desde el norte representa a un niño y desde el sur, a un anciano, ambos vinculados con el dios Baco. Ese mosaico, que fue descubierto en la misma excavación en 2002 y lleva 13 años expuesto al público, ya no existe así. Como si fuesen épocas de barbarie, el rostro fue destrozado a pedradas en la madrugada del pasado 10 de marzo, también se profanó un esqueleto de época medieval, se tiró la columna del impluvium y se machacó un fragmento de mosaico recién descubierto. El expolio provocó una grandísima conmoción en la ciudad porque, además, los delincuentes sabían a la perfección dónde estaban los hallazgos más valiosos de la excavación.
De forma inmediata se abrió una investigación judicial para encontrar a los presuntos culpables cuanto antes. En 12 horas tres hombres fueron localizados y encarcelados. La toma de huellas, los frotis de ADN y las filmaciones de las cámaras de seguridad facilitaron la identificación de los delincuentes, de una media de 40 años y oriundos de la localidad. “Ante la presencia de los agentes, los tres individuos ocultaron las piezas que habían sustraído con la intención de recuperarlas más tarde”, concluyeron las investigaciones policiales, pero en apenas unas horas más, los agentes habían localizado los restos óseos, y las teselas del rostro tiradas en un descampado. Un mes después, solo queda uno en la cárcel y los tres están pendiente de juicio.
Ahora el desafío civil es recomponer las teselas para restaurar de la manera más fidedigna posible lo que era un reflejo del pasado único. Se hará con criterio científico y sin ápices de falsos históricos en su restauración. “La acción inmediata de la policía fue fundamental porque eso nos permitió recoger cuanto antes las teselas que quedaron alrededor del mosaico, que por su situación nos pueden dar pistas de dónde estaban”, resume el restaurador David Asensio.
Con paciencia va separando también las teselas recuperadas en bolsas para después fotografiarlas y dibujarlas digitalmente para recomponer la escena con las miles de piezas de piedra, cerámica o pasta vítrea de las que se compone el mosaico. “El objetivo es tenerlo todo diseñado de forma digital para que la intervención física sea la mínima posible”, detalla Asensio frente a lo que ha quedado de mosaico, que ha sido encolado y trasladado a un laboratorio en un espacio cedido por el Ayuntamiento sobre el que desarrollarán el proceso de restauración. “Antes de colocarlas definitivamente tenemos que saber de qué lado iba la tesela y en qué forma. Será muy complejo”, matiza Asensio.
Su trabajo estará financiado por los ciudadanos. De forma rápida y eficaz, el equipo de Sergio García-Dils reaccionó con el lanzamiento del número de cuenta ES57 0049 0074 1725 9219 3525 para recaudar fondos de forma urgente. La titularidad es de la Real Academia de Ciencias, Bellas Artes y Buenas Letras Luis Vélez de Guevara, que al ser una institución independiente ha facilitado la disposición de los fondos de forma inmediata. “Era lo que requeríamos, cualquier subvención de urgencia habría tardado meses”, dice García-Dils, que indica que hasta el momento han recaudado 20.000 euros, con los que han podido comenzar a trabajar y comprar material. En este caso, la sociedad se ha alejado de la barbarie y ha brillado la civilización.
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