“Hablar de lo que haremos el 25-M es ahora mismo política ficción”
La corrupción es una línea roja para Ciudadanos de cara a posibles pactos postelectorales "Vivimos una situación que evoluciona de tal manera que no sé qué voy a encontrarme en los periódicos dentro de cuatro días", subraya el candidato a la alcaldía de Valencia
Casado y con cuatro hijos, Fernando Giner (Valencia, 1964) ha hecho un paréntesis en su carrera profesional como consultor de empresas para volcarse en la política. Lo hace de la mano de Ciudadanos, un partido al que el último sondeo del CIS considera clave para la formación de gobierno en la tercera capital de España. Ha sido voluntario durante 20 años de Casa Caridad y su lema favorito es el diálogo. Usa la bici y el coche indistintamente y le encanta pasear y la música de Lou Reed y Velvet Underground. Con los nuevos casos de corrupción que salpican al PP, Giner no hace pronósticos sobre posibles pactos postelectorales.
Pregunta. ¿Qué le parece más censurable de los 24 años de gobierno de Barberá?
Respuesta. La corrupción y el uso sin sentido del dinero de todos. He estado 20 años en Casa Caridad y he visto cómo el comedor social registraba en 2011 récord de asistencia, muchos de ellos valencianos. Veo ahora todo ese espectáculo de las facturas [sobre gastos en hoteles, viajes y restaurantes de Barberá] y muchos de esos gastos se hicieron el año en que más necesidad había en Casa Caridad. Los colectivos ciudadanos se quejan de la falta de diálogo. Además Valencia carece de proyecto como ciudad desde hace cuatro años.
P. Barberá ha paralizado proyectos como su polémica revisión del PGOU. Ciudadanos lo rechazó. ¿Está allanando el PP el terreno para pactar con ustedes tras el 24-M?
No vamos a permitir que se quite ni un solo metro de huerta
R. No voy a valorar las intenciones. Nosotros queremos respetar nuestras singularidades y la huerta es una de ellas. En nuestro DAFO [método de estudio sobre debilidades y fortalezas de un proyecto] hemos detectado que Valencia es una ciudad que pierde población. A partir de 2016, el saldo vegetativo será negativo, si no lo es ya; por tanto, el crecimiento previsto por el Gobierno del PP en el Plan General de Ordenación Urbana no me vale. Si además quiero que Valencia se conozca internacionalmente por su singularidad, no tiene sentido que crezca por la huerta. Hay miles de pisos vacíos en la capital. Queremos respetar el entorno.
P. Entonces, su plan de crecimiento para Valencia sería...
R. No quitaremos ni un solo metro de huerta.
A lo mejor es más fácil cambiar las cosas desde la oposición
P. Seis partidos, uno de ellos Ciudadanos, se comprometieron por escrito hace unos días a recuperar El Cabanyal si gobiernan. ¿Está a salvo el barrio de la piqueta?
R. El Cabanyal es una singularidad de la ciudad y hay que pensar propuestas que mejoren la conexión del centro con el mar pero a través de contenidos, no del continente. Aquí nadie se ha juntado contra nadie [el PP fue el único que no lo firmó], solo queremos demostrar que el sentido común no tiene ideología. El diálogo es más lento que el yo mando pero es más sólido a la hora de dar los pasos. Al final, la sociedad civil tiene más fuerza de lo que se imagina.
P. Le parece ético el comportamiento de Barberá con este barrio?
Lo más censurable de la era Barberá es la corrupción y la falta de diálogo y proyecto
R. No. El simple hecho de que pasees por el barrio y las casas estén marcadas o que se haya estado manoseando el tema de las licencias, no me parece de recibo.
P. ¿Está Valencia a la altura de otras ciudades medias europeas en oferta cultural?
R. Necesitamos una auditoría. Tenemos más cosas en valor de lo que pensamos. La propuesta cultural tiene que nacer, no de una persona y mucho menos de un político, sino de quien sabe. Esa propuesta la tiene que capitanear un comité de expertos interdisciplinar y variado. Nos hemos fijado como meta que Valencia sea en 2023 capital del Mediterráneo en calidad de vida, creatividad y diseño. Tenemos muchos continentes pero ahora es tiempo del contenido.
P. La política del PP en Valencia con el área metropolitana ha sido inexistente. ¿Comparte esta concepción?
R. Valencia tiene que llevarse muy bien con su área metropolitana; también con Castellón y Alicante. Valencia quiere contribuir a vertebrar su entorno más inmediato. Y cito un ejemplo: no es posible que cojas el servicio de Valenbisi [alquiler de bicicletas], salgas de la ciudad y no puedas aparcarla en el municipio de al lado porque es un sistema incompatible. No es que el gobierno mande más o menos, es que ha de hacerlo para el ciudadano. Todo lo que no vaya en esa línea, no tiene sentido en política.
P. Valencia no se ha atrevido a liberar su centro del tráfico de vehículos. ¿Por qué apuesta Ciudadanos?
R. La tendencia es que el peatón sea el protagonista y quitemos coches de la calle. Eso no significa que no pueda pasar ningún vehículo, solo los necesarios y a una velocidad humana. Esto no pasa ahora mismo ni en la plaza de la Virgen, ni en la del Ayuntamiento ni en ningún sitio. Tenemos que ir a aceras más anchas porque es bueno para el peatón y el comercio. Nuestro dafo dice que hay una población de discapacitados y mayores que necesitan más accesibilidad. La ciudad tiene que ser como el salón de una casa, así de a gusto deben de sentirse los ciudadanos.
P. ¿Subirán los impuestos? La deuda es grande y el presupuesto corto.
R. No vamos a subir impuestos. Si somos capaces de dotar a Valencia de contenido, conseguiremos que turistas y ciudadanos salgan más a la calle y la actividad mejore. Con que un turista se quede 2,5 noches en lugar de 1,3 en la ciudad, estaremos duplicando la capacidad económica de Valencia. Estoy convencido de que las cuentas saldrán porque nuestro proyecto no es caro.
P. ¿Qué propone para reconciliar el mundo de la fallas con el resto de los vecinos?
R. Dígame un asunto donde no haya conflicto o enfrentamiento en Valencia. No hay voluntad de diálogo ni con los barrios de Natzaret o El Cabanyal, ni con los taxistas ni con los horarios comerciales ni con tantas otras cosas. Las fallas se pueden planificar mejor y hay que recuperar el diálogo pero les debemos mucho a los falleros.
P. El episodio del caloret evidenció el poco apego de la alcaldesa por el valenciano. ¿Qué sintió cuando la oyó?
R. Solo decirle que hay un exceso de protagonismo de los políticos en la vida civil. Tienen que dar un un paso atrás porque ese día el protagonista no es el alcalde sino de la fallera mayor.
P. ¿Normalizará el uso del valenciano en el Ayuntamiento?
R. El valenciano se reconoce como lengua y se promocionará pero tenemos también el castellano y el inglés. Nuestros hijos tienen que aprender los tres idiomas.
P. ¿Qué política de pactos postelectorales tiene Ciudadanos?
R. Tenemos unas líneas rojas que son la corrupción, la transparencia y nuestro programa. Son innegociables. Estamos viviendo una situación que evoluciona de tal manera que hablar de lo que haremos el día 25 es ahora mismo política ficción [se refiere a los últimos casos de corrupción en el PP]. No sé lo que me encontraré en los periódicos dentro de cuatro días. Es así.
P. Si depende de usted que Barberá sea de nuevo alcaldesa, ¿la apoyará?
R. Lo único que puedo decir es que la lista más votada es la que tiene legitimidad para encauzar ese proceso. También se ha especulado con un pacto con los socialistas. A lo mejor es más fácil cambiar las cosas desde la oposición que desde el gobierno. Creemos en nuestro programa y para nada nos interesa ninguna silla.
P. Barberá agita de nuevo el fantasma del catalanismo cuando les acusa de que los pactos postelectorales en Valencia se decidirán en Cataluña. ¿Qué autonomía tendrá?
R. A fecha 6 de mayo [día en que se hizo esta entrevista] le puedo decir que he sido elegido por los afiliados de Valencia y el programa ha sido confeccionado en Valencia. Ahora bien, hay un comité nacional de pactos. Si me pregunta, ¿quieres la independencia absoluta para tomar esa decisión? Le diré que no. Es tan importante, que diría que no. Creo en el proyecto nacional de Ciudadanos, hay un comité nacional de pactos y confío en que nuestra voz será clave.
P. ¿No quiere darle la réplica a la alcaldesa?
R. Preguntarle solo si Barcelona no es España. ¿Es acaso más española la castellana que la diagonal?
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