La igualdad de Vitoria salpica a Álava
La capital aporta 38 de los 51 junteros de las tres circunscripciones electorales, aunque con un 3% de los votos se alcanza un escaño
Álava es poco más que Vitoria. Por población y por cuota política. De sus 323.557 habitantes censados en 2012, menos de 80.000 residen en las otras seis cuadrillas. A su vez, 38 de los 51 procuradores de su Parlamento foral, las Juntas Generales, proceden de la capital alavesa. Por eso, la reconocida igualdad que se augura para el 24-M entre las tres principales fuerzas -PP, EH Bildu y PNV- en el principal municipio del territorio alarga la incertidumbre en la pelea por el poder en la Diputación.
Los resultados de las elecciones en Vitoria determinarán otra vez la suerte de la Diputación. Sobre semejante obviedad tan decisiva radica precisamente la esperanza del PP alavés. Javier de Andrés, diputado general, dibuja el escenario para su reelección fundamentado en la conquista de una "amplia" ventaja de Javier Maroto que le aporte el colchón suficiente para enjuagar un resultado mucho más pobre en las otras dos circunscripciones -Ayala y Tierras Esparsas- y donde solo encontrará suelo en la Rioja alavesa, su tradicional feudo. Como referencia, en las elecciones de la actual legislatura, el PP sumó en Vitoria 13 del total de 16 junteros sobre los que vienen gobernando en solitario.
Pero la concurrencia de nuevas candidaturas complica más aún las previsiones sobre el reparto de junteros. Fuerzas como Irabazi y Hemen Gaude tienen asegurada su entrada en el Ayuntamiento de Vitoria, pero también su cuota de representación en las Juntas Generales. Incluso, si se da por bueno el resultado de la encuesta del CIS, hasta Ciudadanos dispondría siquiera de un juntero ya que superaría por la mínima en la capital alavesa el requisito del 3% de los votos municipales.
Bajo esta coyuntura, y por prudencia, las apuestas se silencian un poco más en el contexto alavés. En el territorio donde se asiste al debate ideológico más polémico de esta campaña recién estrenada, la duda sobre la suerte electoral estriba en conocer si emergerá un voto oculto emergente. Entre varios agentes sociales consultados toma cuerpo la idea de que "no ha acabado de aflorar" el "verdadero efecto" del explícito debate sobre las ayudas sociales y el papel de los emigrantes en la actual fotografía alavesa, y vitoriana en particular. Vaya, que Maroto dispondría aún de un respaldo oculto que no reflejan las encuestas. "Es mucho más correcto decir que estás a favor de las ayudas a los inmigrantes cuando te preguntan", admite un profesor universitario del campus alavés.
Tampoco Álava es ajena a la concurrencia de una ensalada de nombres de listas de independientes
Sin duda, la resolución de esta incertidumbre despejará el camino para calibrar el reparto de fuerzas. Eso sí, cada uno de los dos bandos -Maroto frente al resto- ya ha jugado al máximo sus cartas porque el permanente discurso del alcalde vitoriano ha encontrado la respuesta unitaria y constante de la inmensa mayoría del resto de candidaturas. Y en el resto del territorio, en cambio, la batalla es más de esencia ideológica sobre el futuro del autogobierno, alentada principalmente por los temores que el PP advierte en las posiciones del PNV, sobre todo como rival más directo, y EH Bildu.
Con todo, ahora mismo el PNV parte como favorito porque se le adjudica el doble triunfo en las dos circunscripciones de la provincia y un buen resultado -que no la victoria- en Vitoria. Esta renta sería determinante, según más de un sondeo, para superar por un corto margen a EH Bildu en la pelea por la supremacía del territorio. La coalición soberanista, auténtica sombra de las aspiraciones nacionalistas, ha ganado músculo político en varias zonas cruciales del territorio y sumaría un porcentaje de votos muy próximo al de su principal enemigo.
Entre las fuerzas consultadas todas coinciden en señalar, a excepción del PP, que habrá cambio de signo político en la Diputación alavesa. En esa hipótesis cobra fuerza la consolidación al alza del voto identitario que se presupone mayoritario en esta ocasión por una previsible fragmentación que afectará a los partidos constitucionalistas. No se descarta que los populares deben contentarse con sumar un máximo de 1-2 junteros lejos de Vitoria y así sus aspiraciones palidecerían en exceso. Al contrario, PNV maneja la opción de conquistar al menos 6 junteros en el reparto de Tierras Esparsas y Ayala, posiblemente hasta dos más que EH Bildu.
Tampoco Álava es ajena a la concurrencia de una ensalada de nombres de candidaturas independientes que han cobrado fuerza mediática y social en un contexto de crisis y de corrupción, pero a partir fundamentalmente de las dudas suscitadas sobre la presencia de Podemos. Además, las opciones concedidas a dos de ellas en el Ayuntamiento de Vitoria y como consecuencia directa en las Juntas Generales extiende el interés sobre sus movimientos. Con una menor presencia informativa aparece la apuesta de Ikune, que dispone de un concejal con su marca Omnia en el Ayuntamiento de Llodio, pero que alimenta sus expectativas de un escaño por la cuadrilla ayalesa.
Las perspectivas menos favorables son para el PSE-EE, a quien se atribuye de salida una significativa caída. Sería la consecuencia en las urnas de su crisis interna y de la irrupción de candidaturas independientes asociadas a sensibilidades de izquierda, que le relegarían a una incómoda situación. La pérdida de alguno de sus actuales nueve escaños -sobre todo en Vitoria le impediría convertirse en un socio de referencia ante posibles pactos, aunque el PNV siga siendo el espacio más cómodo para un futuro entendimiento para el nuevo poder político en Diputación.
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