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elecciones municipales

Aburto, el único que lo tiene claro

Solo el exconsejero tiene asegurada de antemano la elección como alcalde en las tres capitales vascas

Juan Mari Aburto, en el centro, junto a candidatos y cargos del PNV.
Juan Mari Aburto, en el centro, junto a candidatos y cargos del PNV.

Juan Mari Aburto será el nuevo alcalde de Bilbao. Encuestas, partido, rivales y la histórica ola sociopolítica de la capital vizcaína se anticipan al veredicto de las urnas del 24-M. En su interior reconoce que la mayoría absoluta se antoja imposible, pero también que PSE y PP esperan a prestarle los escaños que necesite. Mientras, Javier Maroto siente la angustia de que su anunciado triunfo electoral ni siquiera desanime a sus rivales  para acometer el voraz intento de alojarle de la alcaldía y en San Sebastián Eneko Goia (PNV) y Juan Karlos Izagirre (EH Bildu) se miran de reojo en una pugna que parece decantarse por el candidato nacionalista.

El PNV no entenderá como un fracaso quedarse sin mayoría absoluta en Bilbao. Iñaki Azkuna es irrepetible. A cambio, conservará el poder sin sufrir demasiados jirones y el BBB dispondrá, al fin, de una relación fluida con el Ayuntamiento más importante del País Vasco mediante un alcalde de su plena confianza y en clara sintonía en la gestión de la política. El partido por encima de los personalismos.

Sin Azkuna, el PP anhela recuperar una parte de los votos que centenares de sus simpatizantes le han ido entregando, y en progresión ascendente, al recordado alcalde. Sobre este objetivo ha basado principalmente la campaña su candidato, Luis Eguiluz, nuevo en la contienda electoral. Por eso, los populares insisten en proyectar el "riesgo" que supone la "dependencia" de Aburto de las directrices del PNV y recurren con frecuencia a la advertencia de que el candidato nacionalista se plegará incluso a los deseos de independencia de su partido.

Aburto no ha entrado a ningún cuerpo a cuerpo después de acometer más de 100 actos en 15 días, contactar con 160 asociaciones y visitar más de dos veces cada uno de los barrios de Bilbao. Alguno de sus rivales sostiene que obedece a su campaña de "perfil bajo". En el entorno del candidato nacionalista lo ven más sencillo. Aseguran que está haciendo lo que se propuso cuando mantuvo el pasado mes de noviembre la primera reunión para intentar el asalto a la alcaldía: "hacer una campaña de verdad, de cercanía, de escuchar, de comprometerse a lo que podía y de conocer la villa".

¿Se apoyará en el PSE o en el PP. "Vamos a dejarlo para más adelante"

No obstante, quienes se sitúan enfrente del PNV detectan un "esfuerzo" del equipo de Aburto "para que no se note el cambio de personas" que supone el fin de la era Azkuna. "Pretenden pasar inadvertidos, que no se atisben diferencias para amarrar lo más posible todos los apoyos que tienen y que saben que no son propiamente suyos", declara un colaborador del PP. Como botón de muestra agrega: "están poniendo las siglas por delante".

En la dirección nacionalista sostienen un diagnóstico menos ideológico, más volcado al contacto con los ciudadanos. "Desde el primer momento se propuso escuchar a la gente porque es el estilo de Aburto y no prometer lo que no puede y es lo que está haciendo".

Ni siquiera las exigencias diarias de la correosa Aitziber Ibaibarriaga (EH Bildu) cambian el paso a Aburto. La candidata soberanista ha pegado su implacable discurso al entorno municipalista -"muy dirigido a su público- y relegando, de paso, cuestiones propias de la doctrina abertzale como el derecho a decidir, más visible en la pelea de San Sebastián. Desde esta estrategia, Ibaibarriaga pretende afear que por encima del cambio de candidato, quien seguirá mandando es el PNV.

Todas las fuentes consultadas admiten que Aburto llegará sin problemas a la mayoría absoluta más allá del 24-M. En el PP dan "por descontado" que el PNV ya tiene "un acuerdo global" con el PSE-EE, que lidera Alfonso Gil. Los socialistas, desde luego, prefieren hablar de la validez de sus propuestas aunque saben que el apoyo al nuevo alcalde les proporcionaría una cuota de poder de la que ahora carecen. En todo caso, si fallaran estas previsiones el PP acudiría en su auxilio con la mejor predisposición. "Va a haber una voluntad de entendimiento por parte de Eguiluz durante toda la legislatura en temas municipales", adelantan fuentes populares.

El PNV deja "para más adelante" la política de pactos porque así evita desviar una especulación que no le favorece. El equipo de Aburto trabaja por "mejorar las encuestas" -las considera satisfactorias- porque admite que aún es posible retener gran parte del voto prestado a Azkuna. "Le ven como alguien cercano que les escucha", subrayan en su equipo de campaña. Supone, además, la estación término de una evolución que ha experimentado el exconsejero del Gobierno Urkullu. "Hace seis meses, cuando se empezó a trabajar, no era conocido", recuerdan. "Hace un mes, cuando ya era candidato, le hablaban de Azkuna y que se lo tenía que ganar", añaden. "Ahora, en los actos de campaña, todos le conocen porque ha visitado su barrio más de una vez, conoce sus problemas, le tratan de alcalde y le piden cosas", advierte la misma fuente.

No es difícil encontrar voces que interpretan esta atención de Aburto por los barrios de Bilbao como un rasgo determinante sobre el estilo Azkuna. "El PNV se había dado cuenta de que les faltaba el contacto con otra realidad que no era la del centro y la de la internacionalización", denuncian en el PP. Los nacionalistas lo reconducen: "va a ser el alcalde de las personas, de los barrios y de la internacionalización". El futuro alcalde admite que la preocupación "mayoritaria" es el "empleo" y que la personas de mayor edad claman por "la accesibilidad".

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