La escena nunca muere
El viernes 1 de abril se celebra 'La Noche de los Teatros' y multitud de obras llenan las salas. Ocasión para repasar el estado en la región de una actividad cultural en permanente amenaza
“El teatro siempre ha existido y siempre permanecerá”, escribió el director ruso Anatoli Vassiliev en el mensaje del Día Mundial del Teatro, celebrado el pasado domingo. Al menos ha permanecido hasta hoy, día en el que se celebra La Noche de los Teatros en la Comunidad de Madrid. “La novedad es que este año la Comunidad ha hecho una programación potente pero más personal. "Somos más que meros intermediarios, más que una amalgama para lo que se programa en las salas”, dice Jaime de los Santos, director general de Programación Cultural de la Comunidad de Madrid, que el viernes lleva el teatro hasta la mismísima Casa de Correos, sede de la presidencia de la Comunidad (empezando por el pregón de Alfredo Sanzol, leído por Carmen Conesa, a las 17.30 horas). Mediante 20 actividades programadas por el gobierno autonómico y muchas más en cada sala y teatro de la región (no olvidar La Noche de Max Estrella, un tradicional paseo organizado por Ignacio Amestoy y el Círculo de Bellas Artes), esta noche se conmemoran los 400 años de la muerte de Shakespeare y Cervantes y los 150 de la de Valle Inclán.
Puede que el teatro siempre permanezca, como dice Vassiliev, la pregunta es en qué condiciones. La Noche de los Teatros es un buen momento para hacer un diagnóstico del teatro madrileño. Las cifras son buenas, repletas de brotes verdes, aunque debajo de la estadística, se acumulan los problemas.
En el año 2013, a nivel nacional, la crisis del teatro tocó fondo en cuanto a recaudación o afluencia de público, y desde entonces se experimenta una ligera mejoría. La Comunidad de Madrid encabeza todas las categorías. En concreto, en 2014 (últimos datos que recoge el Anuario de la Sociedad General de Autores) se celebraron aquí el 31,8% de las funciones de España (15.155), a las que asistieron el 34,6% de los espectadores (4.183.858). Madrid acumuló el 53% de la recaudación (96,1 millones de euros). En todo el país la asistencia al teatro aumento un 8,2% y la recaudación un 7,5%. También encabeza Madrid los números relativos a los hábitos de consumo teatral: en la Comunidad un 20% de la población va al teatro, una media de 1,8 veces por trimestre, según datos del Ministerio de Educación, Cultura y Deporte. Es la sociedad más teatrera del país.
“Madrid es un referente en teatro”, dice Jaime de los Santos, “y para la Comunidad esta disciplina es de máxima importancia. Además, es parte esencial del atractivo para el turismo cultural que ofrece la región”. Para el gobierno regional, según explica el director general, los retos son las descentralización de la cultura (De los Santos destaca la Red de Teatros, que une a 64 municipios y por la que circulan exitosas obras como La piedra oscura, de Alberto Conejero y Pablo Messiez) y la creación de nuevos públicos: “Hay generaciones desconectadas del hecho teatral, más allá de las virtudes de la imagen y las pantallas, hay que atraer la mirada de estos espectadores hacia el teatro, que permite una reflexión más reposada y conocer, a través de los clásicos, la idiosincrasia española”, afirma el director general.
Pero en el mundo del teatro rara vez se ausenta la borrasca, así que tal vez la mayor incertidumbre que planea ahora sobre la escena madrileña (aparte de la sempiterna precariedad reinante en el, por otro lado burbujeante, circuito off) sea el futuro de los teatros municipales. Recientemente, el Ayuntamiento anunció su cese a Juan Carlos Pérez de la Fuente, que dirigía el Teatro Español (y era responsable de otros escenarios como las Naves del Español en Matadero y el Teatro Fernán Gómez), y que había sido designado a dedo por la anterior alcaldesa, Ana Botella, desoyendo el criterio del comité de selección para el puesto, que había apuntado a Gerardo Vera o a Ignacio García como posibles sucesores de Natalio Grueso. Actualmente se desconoce quién será el próximo director o si habrá un director diferente para cada uno de los espacios mencionados. El Consistorio no ha querido hacer declaraciones aduciendo que durante el mes de abril la empresa municipal Madrid Destino presentará su nueva política cultural, en la que se resolverá, entre otros, este asunto.
“Vivimos en la cultura del selfie: en Madrid hay mucho dinero para promocionar eventos y actos, hacerse fotos y decir que se hace cultura. Pero el teatro público es insostenible e ineficaz, tanto el municipal, como el autonómico o el estatal”, dice Enrique Salaberría, director de la empresa privada Grupo Smedia, que gestiona ocho teatros y 4.000 butacas. Aduce que en los teatros públicos las obras permanecen poco tiempo, el público no las ve, y eso hace insostenible el sector. “El sector público debería dedicarse a llegar a donde no llega el sector privado”, continúa, “es decir, apoyar el I+D, la investigación, y mantener el legado. Pero la creatividad da miedo a los políticos, porque no la pueden controlar”. A pesar del hachazo del IVA cultural, al 21% (Salaberría suele calificar al ministro Montoro de “carnicero”), dice el empresario que ha notado el repunte y que en la última temporada Smedia ha crecido un 20% en público y recaudación. “La subida del turismo madrileño ayuda mucho a los teatros”, confirma.
El género musical es uno de los de mayor éxito y crecimiento en Madrid (muchos se obstinan en comparar la Gran Vía con Broadway), y Stage Entertainment es una de las productoras más potentes. “Nosotros vivimos en una burbuja con El Rey León, que siempre llena, pero sabemos que la situación del teatro no es nada fácil. Por ejemplo, nuestro nuevo estreno en Madrid, Sister Act, está costando un poco más”, dice Julia Gómez Cora, la directora general de la empresa, que en septiembre estrenará su nueva producción El hombre de la Mancha. Gómez Cora echa en falta más colaboración entre el sector público y el sector privado, y también entre las diferentes productoras entre sí. “Hay bastante indefinición con la cultura en el Ayuntamiento, y no sabemos qué se va a hacer con el teatro”, dice, “nos gustaría hablar de coproducciones, de que no hubiese batalla entre lo público y lo privado, y que nos ayudasen con la promoción, por ejemplo con la cesión de banderolas en las calles. También apostamos por una taquilla en la plaza de Callao [emulando el modelo londinense] para que la gente pueda adquirir sus entradas”. Coincide en que el aumento del turismo (sobre todo el doméstico) se empieza a notar en las salas, pero justo por estas fechas empieza a llegar un nuevo problema. “Es que el sol, las buenas temperaturas y las terrazas son los principales enemigos del teatro”, concluye.
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