Valls cede y el Ejército participa en el salón de la enseñanza
El Ayuntamiento había exigido la adhesión a un código ético que Defensa se niega a firmar alegando que solo se supedita a la ley
El Ejército español reservó hace semanas uno de los 49 expositores que se han habilitado en la Sala Kursaal de Valls para la celebración, hoy y mañana, del "Espai de l'Estudiant". Es la edición número diecisiete de una feria que reúne toda la oferta universitaria y de ciclos formativos de Cataluña. Para formalizar la presencia en este evento, el Ayuntamiento, que es el titular del espacio, pedía la aceptación previa de un código ético que exige el rechazo de la violencia y el compromiso a no exhibir imágenes, símbolos o elementos que comporten "atentar contra la paz o los derechos humanos".
El Ministerio de Defensa recibió una copia del código ético para que la devolviera firmada. No lo ha hecho. Es el único de todos los asistentes a la feria que no ha cumplido el requisito. El Ministerio alega que la institución militar se supedita a lo que manda la ley y, en este sentido, considera al código ético una formalidad superflua. Nadie ha vetado la presencia de los militares en el certamen. El Institut d'Estudis Vallencs, organizador del salón, asegura que velará para que los soldados cumplan con las restricciones que marca el reglamento.
Francesc Domingo es el gerente del Consorcio Prouniversitario del Alt Camp, la rama del Institut d'Estudis Vallencs que se encarga de organizar el salón de la enseñanza. Manifiesta que el Ejército lleva "cuatro o cinco años" asistiendo al evento para publicitar su oferta de reclutamiento. Nunca antes se le había exigido sellar ningún compromiso pacifista. La imposición fue recibida con sorpresa en los despachos de Defensa, donde se pone esmero en detectar cualquier indicio de desafío y se tratan de prevenir desplantes como los vividos en citas anteriores.
No sentó nada bien que el año pasado la alcaldesa de Barcelona, Ada Colau, afeara públicamente la presencia del Ejército en el Saló de l'Ensenyament. "Ya saben que nosotros como Ayuntamiento preferimos que no haya presencia militar en el salón", les espetó la alcaldesa a dos mandos militares en presencia de las cámaras. Recientemente, también han generado controversia en Lleida las maniobras realizadas por la Generalitat para vetar la presencia de los militares españoles en la Fira de Formació i Treball. El alcalde, el socialista Àngel Ros, ya ha comunicado al Gonierno catalán que no tiene intención alguna de excluir al Ministerio de Defensa de la feria.
En el caso de Valls, el código ético fue aprobado por el Ayuntamiento hace apenas tres semanas. El consistorio, comandado por el convergente Albert Batet, dio luz verde a un documento que ponía "normas y condiciones éticas" para poder hacer uso de los equipamientos municipales. El redactado no permite ninguna actividad o comportamiento que suponga fomentar o enaltecer la violencia y también veta la difusión "por cualquier medio" de elementos bélicos.
"Nosotros lo único que hemos hecho ha sido actuar de mensajeros y les hemos enviado a todos los expositores el código ético aprobado por el ayuntamiento", expone Francesc Domingo. El gerente del evento da por sentado que a ningún mando del Ejército se le pasaría por la cabeza "traer un tanque" a un salón de la enseñanza pero apunta que el veto afecta también a la exhibición de fotos o símbolos de guerra.
La organización se compromete a velar para que se respete lo que manda el código, pero duda de que las condiciones impuestas por el consistorio alteren las propuestas del Ejército en la feria. "Nos gustará más o menos que vengan, pero si aceptan no exhibir imágenes bélicas no les podremos prohibir la entrada", dice Francesc Domingo.
En el tenderete del Ejército, frente a pósteres que aluden al honor, al respeto y a lealtad, tres militares de rango ofrecen a los estudiantes la posibilidad de acceder a las fuerzas armadas. El sueldo base es de 900 euros. El teniente Querol, del Ejército de Tierra, rechaza hacer valoraciones sobre las reticencias que encuentra el Ejército para acceder a algunas ferias de enseñanza. El teniente manifiesta que estos eventos sirven para "informar" y alude a que debe haber "libertad para elegir".
El delegado de la Generalitat en Tarragona, Òscar Peris, que es natural de Valls, no ha asistido a la inauguración excusándose en una indisposición. Sí ha estado la secretaria general del Consejo Interuniversitario de Catalunya (CIC), Mercè Jou, han inaugurado la feria. El salón espera a más de 5.500 estudiantes entre el jueves y el viernes.
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