El meteorito que iluminó Galicia el Día das Letras de 2016 está localizado
Un trabajo científico lo sitúa entre los municipios de Pontevedra, en la frontera con Portugal
Entre los municipios pontevedreses de Arbo y As Neves; en algún lugar entre las vides de los vinos Albariño y Condado y la desembocadura del Miño, donde reina la lamprea, a un tiro de piedra de Portugal. Ahí es donde los científicos sitúan los restos del meteorito que iluminó el cielo del sur de Galicia el 17 de mayo del año pasado.
La comunidad celebraba la festividad del Dia das Letras Galegas, dedicadas ese año al poeta Manuel María. Con el eco aún presente de la multitud que había clamado entre tambores y banderas por las calles de Santiago de Compostela contra la desidia institucional hacia el gallego, el cielo se encendió a plena luz del día y soltó un bólido en vertical.
La bola de luz fue vista por un hombre que tomaba el sol tumbado en una playa de Vigo y por numerosas personas más situadas a kilómetros de distancia: en el Parque Natural del Xurés (Ourense), en localidades de Lugo y por al menos una persona sentada en una terraza en la misma capital gallega en la que el poeta y músico Xurxo Souto había dejado horas antes en el aire los versos de Manuel María “el idioma es la luz que ilumina nuestro ser; renunciar a nuestra lengua es semejante a morir”.
Un año después de que aquella piedra cósmica brillante penetrara en las capas bajas de la atmósfera, investigadores del Observatorio Astronómico Ramón María Aller (OARMA) de la Universidad de Santiago de Compostela (USC) y de la Red Española de Bólidos y Meteoritos han presentado un estudio científico que sitúa los restos del meteorito en los municipios de Arbo y As Neves. “Hubo que afinar mucho la trayectoria, porque se iba moviendo en la línea misma que separa en esa zona Galicia de Portugal”, explica José Ángel Docobo, uno de los investigadores del observatorio universitario.
El hecho de contemplar un efecto luminoso que producía fuertes detonaciones no sorprendió inicialmente demasiado a los avistadores. Creyeron que eran bombas de palenque celebrando la festividad de las Letras.
“No es nada habitual verlos y menos de día”, sostiene Docobo. El investigador y profesor de la USC señala que el fenómeno es visible “cada varios años” y puntualiza que “es fácil verlo en la oscuridad de la noche, por el contraste, pero no a plena luz del día”. Y no se ven muy a menudo porque, apostilla, “casi nadie mira hacia el cielo”.
A él y a su compañero Pedro Pablo Campo les llamó la atención que la detonación se hubiese escuchado en lugares tan distanciados entre sí. Y comenzaron a recabar la información de la que partió el estudio al que un vecino incorporó una fotografía del tramo final del bólido. “Se desplazó desde una atura de 95 kilómetros a una de 26 a lo largo de la frontera con Portugal durante unos tres segundos”, explican los investigadores.
Ahora se plantean la búsqueda del meteorito. Mientras los científicos se proponen ya comenzar a peinar la zona “pateando” y contando con la ayuda de colaboradores, reconocen los riesgos del anuncio público. “En teoría el propietario de los meteoritos es el Estado, pero en la práctica cualquiera puede llevárselo a su casa sin que nadie se entere”.
No es descabellado desear un trozo de galaxia. Hay un mercado mundial en el que el pedrusco como el que cayó en Galicia, y que los investigadores estiman que pesará en torno a un kilo, tiene valor económico. También lo tiene científico: “su estudio ofrece información sobre como es el sistema solar en el momento en el que se originó”. Y ese es el ciclo que los profesores de la Universidad de Santiago quieren completar.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.