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Recital para familias rockeras

Billy Boom Band llenó el Teatro Nuevo Apolo con un concierto matinal que sedujo a todos los públicos

Concierto de Billy Boom Band el domingo en el Teatro Nuevo Apolo.
Concierto de Billy Boom Band el domingo en el Teatro Nuevo Apolo.Víctor Sainz

Sábado, en el festival Tomavistas: una niña de 10 años tira del brazo de su padre. “Jo, quiero ver a Los Punsetes, ¿cuándo empiezan?”. Fiestas de San Isidro, una semana antes: críos sentados sobre los hombros de sus progenitores levantan los brazos extasiados con los guitarrazos de Triángulo de Amor Bizarro. Ninguna de las dos bandas tiene letras adecuadas para menores, precisamente. Pero estas dos escenas recientes dejan clara una cosa: el punk, el rock y el pop han dejado de ser cosa de adultos.

Es reconfortante comprobar que la escena madrileña cada vez abre más las puertas de los conciertos a los peques de la casa. Con este planteamiento se fundó Billy Boom Band, que actuó el domingo en las sesiones matinales organizadas por EL PAÍS en colaboración con Planet Events y Les Nits de l'Art. Es una banda derivada de La Sonrisa de Julia que, paradójicamente, hacía pop edulcorado cuando se dirigía a un público adulto. Ahora que sus oyentes no levantan diez palmos del suelo, los cinco músicos se han vuelto más gamberros sobre el escenario y tienen un sonido más cercano al rock y al punk. “Hasta hace no mucho era impensable que pudiera llevar a mis hijos a un concierto así”, contaba la treintañera Marisa Sánchez en el Teatro Nuevo Apolo, mientras intentaba, infructuosamente, que sus dos vástagos no se encaramasen sobre las butacas. Un par de filas delante de ella, Gonzo, el irreverente reportero de La Sexta, había dado la batalla por perdida, y bailaba a placer junto a su hijo.

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Al igual que otras iniciativas como Chumi Chuma o Petit Pop —músicos de otras bandas de pop y rock reciclados para la chiquillada—, los de Billy Boom Band no pretenden aleccionar a su público sino trasmitir lo que, en esencia, es la música popular: pura diversión. Y llevan este concepto al extremo de que ayer, en el Nuevo Apolo, costaba discernir quiénes se lo estaban pasando mejor, si los niños o sus progenitores. Con un segundo disco ya en el mercado (Sueña despierto), la banda liderada por Marcos Casal practica rock sin tapujos, sin remilgos con la distorsión ni con la pegada de bombo. A veces frecuenta el pop discotequero, como en la burbujeante Let´s go, que recuerda inevitablemente a La revolución sexual, de La Casa Azul.

“Aprender tiene que rimar con divertir”, gritaba Casal al micrófono, que no paró de brincar en las casi dos horas de concierto en un teatro abarrotado. Las referencias musicales adultas de Billy Boom Band fueron constantes: desde Ziggy Stardust de David Bowie para poner banda sonora a su entrada al escenario, hasta los coros de Simpathy for the devil de The Rolling Stones en la mitad del recital, que pequeños y grandes vocearon entusiasmados. “No es solo de traer a nuestros hijos a un concierto de rock”, comentaba Amancio Hernández mientras le marcaba los pasos de baile a su pequeña de nueve años en el pasillo central del teatro. “Los mayores, de alguna manera, nos sentimos cómplices, porque a todos nos gusta la música y hemos frecuentado festivales y salas de conciertos”. Y añade: “Con la paternidad ya no puedes hacerlo con la misma libertad, por eso bandas como esta consiguen algo increíble: que podamos disfrutar el rock en directo con nuestros hijos. Y de paso darles educación musical, que con tanto reguetón, cada vez está más complicado”.

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