El aeropuerto de Castellón explora nuevas vías de negocio a la espera de captar más rutas y pasajeros
La infraestructura construye un hangar para mantenimiento de aeronaves, será base de medios de extinción de incendios este verano y acogerá tareas de desmontaje de aviones
La diversificación de las vías de negocio en torno al aeropuerto de Castellón, “aunque sin perder de vista que queremos que siga siendo una infraestructura para pasajeros”, era uno de los retos a medio plazo anunciados por la directora de las instalaciones, Ivana Guinot, en su estreno en el cargo. Seis meses después, los planes previstos por la tercera dirigente del aeropuerto de Vilanova-Benlloc desde su apertura en diciembre de 2014 empiezan a materializarse. La construcción de un hangar de mantenimiento de aeronaves, la llegada de medios de extinción de incendios y la acogida de labores de desmontaje y reciclado de aviones ampliarán en los próximos meses la actividad aeroportuaria para complementar el tráfico de pasajeros: 41.760 –y 574 movimientos de aviones- en los cinco primeros meses del año. Contribuirá además a la creación de puestos de trabajo, ha recordado Guinot, también máxima responsable de operaciones.
Esta semana han arrancado las obras de construcción de un hangar de 300 metros cuadrados que se destinará al mantenimiento de la veintena de aeronaves que integran la flota de la escuela de pilotos Panamedia. Está previsto que la nueva instalación, situada entre la terminal de pasajeros y el edificio de oficinas de la sociedad pública Aerocas, esté ejecutada en un plazo aproximado de un mes.
Por otro lado, se han activado los trabajos de acondicionamiento necesarios para que el aeropuerto pueda acoger a partir de este verano medios de extinción de incendios adscritos a la Generalitat Valenciana, han informado desde la infraestructura aeroportuaria.
El tercer eje más inmediato en esta apuesta por la diversificación de actividades económicas del aeropuerto lo pone el acuerdo alcanzado con las empresas Jet Aircraft Services (JAS) y Aviation International Recycling (AIR) para realizar el desmontaje y reciclado de los dos Airbus A340-300 estacionados desde el pasado noviembre en la instalación castellonense. Para la ejecución de estos trabajos se ocupará una parte del terminal de carga.
También recientemente se ha activado la elaboración y tramitación de un Plan Especial para la Zona de Actividades Complementarias (ZAC), que abarca una superficie de más dos millones de metros cuadrados, con el objetivo de avanzar hacia el desarrollo de un polo empresarial y logístico vinculado a la infraestructura aeroportuaria. La licitación del Plan Especial de la ZAC –por un importe de 150.000 euros- “constituye un hito, ya que implica el inicio de la tramitación de la futura zona logística del aeropuerto”, ha destacado al respecto el presidente de Aerocas, Francesc Colomer.
La directora de Edeis-Aeropuerto de Castellón, Ivana Guinot, ha explicado que estas líneas de actuación “van a reforzar la actividad de las instalaciones, abriendo nuevas vías de negocio y generando nuevos puestos de trabajo vinculados al aeropuerto”. Y aunque destaca la importancia de diversificar la actividad de la infraestructura, incide: mantener el tráfico de pasajeros será “el eje principal”. En la misma línea se pronuncia el director general de Aerocas, Joan Serafí Bernat, para quien desarrollar el tráfico comercial mediante la consolidación de las actuales conexiones y la captación de nuevas rutas regulares y operativas chárter es “la prioridad”. En la actualidad operan las líneas a Londres (con tres vuelos semanales) y a la ciudad polaca de Poznan y la capital búlgara, Sofía, con dos vuelos por semana. La ruta con Bucarest se retomará desde este 17 de junio y hasta el 30 de septiembre.
Mientras tanto, la infraestructura ahonda en la búsqueda de actividades paralelas, con el aval que supone el Plan Estratégico del aeropuerto, aprobado a principios de este 2018, y que tiene como objetivo evitar el estancamiento de la actividad de la infraestructura. El documento fija la idoneidad de las instalaciones para realizar funciones complementarias al tráfico comercial, como son la aviación general, mantenimiento de aeronaves, escuelas de formación de vuelo o base de emergencias y extinción de incendios. También marca un reto: alcanzar el medio millón de pasajeros en un plazo de un lustro, lo que supondría lograr más de 350.000 pasajeros adicionales a los balances actuales. La base de Vilanova-Benlloch cerró 2017 con 144.221 viajeros, un 36% más respecto a las cifras de 2016, cuando se contabilizaron 105.924 usuarios.
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