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Una fundación de CDC cobró dos millones “de origen desconocido”

Empresas adjudicatarias donaron más de seis millones en efectivo y cheques, según el análisis de las cuentas bancarias

Jesús García Bueno
Reconstrucción de un sobre donde puede leerse "traspaso efectivo" que los investigadores sorprendieron a destruyendo a los responsables de CDC.
Reconstrucción de un sobre donde puede leerse "traspaso efectivo" que los investigadores sorprendieron a destruyendo a los responsables de CDC.

La principal fundación de Convergència ingresó dos millones de euros “de origen desconocido” entre 2012 y 2015, en plena etapa de Artur Mas al frente del partido nacionalista y de la Generalitat. Así consta en un informe policial al que ha accedido EL PAÍS y que detalla los movimientos de las ocho cuentas bancarias que manejaba la Fundació Catalanista y Demòcrata (CatDem). Los depósitos revelan que CatDem y la Fundació Fòrum Barcelona ingresaron en esa etapa 16,9 millones, la mayoría procedentes de donaciones de grandes empresas. Más de seis millones fueron abonados mediante cheques y en efectivo.

El estudio de las cuentas corrientes elaborado por la Guardia Civil está ya en manos de José de la Mata, el juez de la Audiencia Nacional que investiga el caso 3%, el presunto pago de comisiones irregulares a Convergència a cambio de la adjudicación de obra pública. Decenas de empresas, según los investigadores, camuflaban como donaciones altruistas a las fundaciones lo que, en realidad, eran mordidas para hacerse con concursos públicos de obras y servicios. Se da la circunstancia de que las cuentas estaban manejadas por los extesoreros del partido Daniel Osácar y Andreu Viloca, ambos investigados por delitos de corrupción en esta causa.

Tres de las cuentas estaban especializadas en canalizar el pago de donaciones de grandes empresas adjudicatarias —Agbar, Copisa, Soler, Esteve Química, Cirsa o Teyco, por citar las más generosas— y de particulares a los think tanks vinculados a la extinta Convergència Democràtica de Catalunya (CDC). Una de ellas, del Banc Sabadell, es la que cuenta con un mayor volumen de abonos: 9,6 millones. Y la que ha despertado mayor suspicacia entre los investigadores. Existen 64 remesas de cheques cuyo origen es “desconocido”. Lo mismo pasa con nueve operaciones de traspaso en efectivo y otras seis transferencias, también ignotas. En total, más de dos millones que los investigadores, por ahora, no han podido rastrear. Fuentes cercanas al partido creen que ese dinero puede corresponderse con aportaciones hechas en actos públicos organizados por CDC.

El caso 3%, aún en fase de instrucción, ha acumulado indicios de que Convergència cobró un millón de euros en comisiones ilegales entre 2008 y 2013. Esas mordidas proceden, presuntamente, de las donaciones aportadas por grandes grupos empresariales de casi todos los sectores económicos —construcción, servicios, suministros, químico, juegos— y se corresponden con 24 concursos públicos que se adjudicaron de forma irregular. La tesis es que las fundaciones y el partido funcionaban con un principio de “caja única” —los responsables económicos eran los mismos en uno y otro lado—, un sistema que permitía desviar las donaciones y emplearlas en la financiación del partido.

Ese método fue empleado ya en la precuela del caso 3%, o sea el caso Palau, que le valió a Convergència una condena por recibir 6,6 millones de euros en comisiones a cambio de la adjudicación de grandes obras públicas (Ciudad de la Justicia, línea 9 del metro) en la etapa de Jordi Pujol. Una parte de ese dinero llegó a Convergència mediante falsos convenios de colaboración entre el Palau de la Música (expoliado por Fèlix Millet y Jordi Montull) y la Fundación Trias Fargas, cuyo prestigio quedó tan tocado tras ese escándalo que hubo de mutar el nombre por el de CatDem. El asedio de la corrupción también forzó a Convergència a desaparecer y rebautizarse como PDeCAT.

El análisis de las cuentas bancarias sitúa los hechos más cerca en el tiempo y alcanza hasta el otoño de 2015. La mayoría de nombres de las empresas donantes ya habían salido a la luz, pero el informe ratifica que siguieron efectuando aportaciones hasta fechas muy recientes.

Efectivo y cheques

El análisis de otra de las cuentas —de Caixabank, con un total de 3,4 millones en abonos— revela que buena parte de los ingresos se hacían con cheques. Solo en ella figuran abonos de 39 empresas y 11 personas físicas, incluidos la mayoría de miembros de la familia Carulla, propietaria del conglomerado Agrolimen. El efectivo, que dificulta el rastreo de los fondos, fue empleado por cinco empresas. La principal, la constructora Copisa, en el epicentro de la trama del 3%, que ingresó por esa vía 202.500 euros a la fundación CatDem.

El informe policial analiza también las cuentas de Nous Catalans —la sectorial de inmigración de CDC— y las de la Fundación Òmnium, pero no halla nada destacado. Aunque se limitan a plasmar los movimientos bancarios, en sus conclusiones los policías constatan que CatDem y Fòrum Barcelona “obtienen parte de sus ingresos como consecuencia de donaciones realizadas por numerosas mercantiles”. Y subrayan que esas fundaciones “transfieren parte de fondos entre sus propios productos bancarios”. En su opinión, tal práctica muestra una “especialización” de las cuentas; algunas de ellas, por ejemplo, dedicadas a la “recaudación de donaciones”. También destaca, sin entrar en más detalle, que existen “flujos económicos” entre Convergència y sus fundaciones.

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Sobre la firma

Jesús García Bueno
Periodista especializado en información judicial. Ha desarrollado su carrera en la redacción de Barcelona, donde ha cubierto escándalos de corrupción y el procés. Licenciado por la UAB, ha sido profesor universitario. Ha colaborado en el programa 'Salvados' y como investigador en el documental '800 metros' de Netflix, sobre los atentados del 17-A.

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