‘Paracaidistas’ en las elecciones generales y locales
Los comicios presentan un elevado número de candidatos que son ajenos a la demarcación en la que concurren
Los paracaidistas protagonizan las próximas elecciones generales y municipales en Barcelona. Son candidatos caídos del cielo, es decir, que no son de la demarcación que quieren representar o no tienen destacados conocimientos sobre los pormenores de ese territorio. Las formaciones políticas han apostado más por caras conocidas y por la fidelidad a los líderes, que por la meritocracia interna de los partidos o los años dedicados a un proyecto.
En Cataluña, como en el conjunto de España, han sido recurrentes las listas fantasma, candidaturas electorales compuestas por candidatos que no tienen relación alguna con el municipio en el que se presentan. Son opciones electorales por parte de partidos que tienen escasa presencia local. En las elecciones municipales de 2015, el PSC y el PP presentaron cada uno en Cataluña cerca de un centenar de listas fantasmas. La lógica de esta estrategia es acumular votos para conseguir mayor peso en los consejos comarcales y en las diputaciones. Los comicios al Congreso del 28 de abril y las municipales de Barcelona del 26 de mayo corroboran una diferencia respecto al pasado, según Pau Canaleta, profesor de comunicación política: el mayor número de candidatos paracaidistas en las grandes elecciones.
Manuel Valls es uno de los casos más destacados. El político hispano-francés, que fue ministro del Interior y primer ministro de Francia, abandonó en 2018 su acta de diputado en la Asamblea Nacional francesa para presentarse el pasado septiembre como candidato al Ayuntamiento de Barcelona. Valls lidera una plataforma en la que destaca Ciudadanos. El partido naranja renunció a un proyecto propio con el equipo de la concejal Carina Mejías, que en 2015 obtuvo los mejores resultados de Ciudadanos en la capital catalana. Como número tres de Valls se presenta Celestino Corbacho, exalcalde de L’Hospitalet de Llobregat y, hasta hace poco, residente en un municipio de la costa de Tarragona.
Un efecto contraproducente de los candidatos paracaidistas es su desconocimiento de las problemáticas locales
La última paracaidista en aterrizar en Cataluña ha sido Cayetana Álvarez de Toledo. De origen argentino pero residente en Madrid, será la número uno del PP en Barcelona. Álvarez de Toledo advirtió de que las críticas sobre su escasa vinculación con la realidad catalana es “racismo” por parte del nacionalismo catalán: “Cuantas más veces digan que yo no tengo derecho a presentarme por Barcelona, más exponen la cara sucia de su proyecto, la xenofobia, el segregacionismo, el racismo”.
Sin voto
La lista de ERC en las municipales de Barcelona la lidera Ernest Maragall, uno de los políticos que más experiencia tiene en el funcionamiento del Ayuntamiento. Maragall asumió ser el cabeza de cartel de los republicanos en la inesperada decisión del partido, el pasado septiembre, de relevar a Alfred Bosch, que había sido el jefe del grupo de ERC en el consistorio y que ya había sido proclamado candidato. La lugarteniente de Maragall será Elisenda Alamany, hasta este marzo diputada de los comunes en el Parlament. Alamany, que había sido concejal en Castellar del Vallès, no podrá votar en Barcelona porque todavía está empadronada en el Vallès, según informó el diario Ara. El equipo de Alamany asegura a EL PAÍS que la candidata está empadronada en Barcelona desde el 27 de marzo –seis días después de ser anunciada como número dos de Maragall. Alamany no podrá votar en las municipales de la capital catalana porque no ha llegado a tiempo para registrarse en el censo electoral.
Junts per Catalunya, la marca que forman el PDeCAT y La Crida, ha situado de número uno por Girona en las generales a Jaume Alonso Cuevillas, abogado del expresidente de la Generalitat Carles Puigdemont. Cuevillas reside en Barcelona. El abogado admitió al Diari de Girona que no tiene “ningún mérito para ser candidato en ningún sitio”. “Soy abogado y me he encontrado aquí”, agregó. Cuevillas tiene una segunda residencia en L’Estartit (Baix Empordà). Junts per Catalunya también ha colocado como primero de lista por Lleida a Jordi Turull, actualmente en prisión preventiva y juzgado en el Tribunal Supremo. Turull es de Parets del Vallès, donde fue concejal durante 16 años. El exconsejero Josep Rull, también en prisión preventiva, es de Terrassa pero Junts per Catalunya lo presenta como primero de lista por Tarragona. <MC></MC>
También sería una paracaidista Elsa Artadi, hasta hace pocos días consejera de la Presidencia de la Generalitat, y que fue anunciada el 10 de marzo como número dos de Junts per Catalunya en las municipales de Barcelona. Joaquim Forn, otro político independentista en prisión preventiva, será el cabeza de lista. La exportavoz del Govern Neus Munté había ganado unas primarias en 2018 para ser la candidata del PDeCAT en Barcelona.
“Ahora pesa más el perfil ideológico que la preparación”
Berta Barbet, politóloga de la Universidad Autónoma de Barcelona (UAB), asegura que "ahora pesa más el perfil ideológico del candidato que su preparación". Valls, apostilla, es un claro ejemplo de que pesa más su notoriedad mediática que el dominio de la realidad a la que se enfrenta.
La politóloga señala también que la estrategia de Junts per Catalunya, por ejemplo, responde a la lógica de mantener un discurso homogéneo contra el juicio en el Supremo, pero también a las mayores probabilidades de que obtengan el escaño como números uno provinciales.
Pau Canaleta, por su parte, señala que los periodos políticos son hoy más cortos, y en este contexto funcionan mejor las nuevas caras de los paracaidistas. También este tipo de candidatos destaca más, según el experto, porque el sistema de partidos está más fragmentado y todos apuestan por la misma estrategia.
Canaleta y Barbet coinciden en que el origen de esta nueva manera de elaborar las listas electorales parte de la crisis económica de 2011, “cuando se materializa el distanciamiento entre la política y la sociedad”, según Canaleta, y cuando los partidos “apuestan más por fichajes estelares, nombres de prestigio, y menos por gente de las bases”, concluye Barbet.
Un efecto contraproducente de los candidatos paracaidistas es su desconocimiento de las problemáticas locales. Aunque Canaleta relativiza este obstáculo porque los ciudadanos deciden su voto cada vez más en el último momento, "y centrado en una cuestión muy concreta", como el conflicto independentista, por ejemplo.
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