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Colau reelegida alcaldesa en una tensa investidura con los votos de PSC y Valls

La investidura ha tenido lugar entre manifestaciones de apoyo a la regidora y protestas pidiendo la libertad del concejal encarcelado Joaquim Forn

La alcaldesa de Barcelona, Ada Colau. En vídeo, la investidura.Foto: atlas | Vídeo: Albert Garcia / atlas

Ada Colau fue reelegida este sábado alcaldesa de Barcelona gracias a un pacto con el PSC y tres votos de la candidatura de Manuel Valls. En un pleno agrio, plagado de duros reproches entre partidos, y con protestas independentistas en la calle, con semblante muy serio Colau reconoció que no fue la forma en la que le hubiera gustado llegar la alcaldía. Prometió más diálogo “para restablecer puentes cuando la política está dividida en bloques” y aseguró que no será “la alcaldesa de los independentistas ni la de los antindependentistas”.

La sesión estuvo protagonizada por tres factores: el hecho de que Colau haya conseguido revalidar la alcaldía gracias a los votos del ex primer ministro francés; el malestar de los independentistas por no conseguir gobernar la capital catalana; y la presencia del ex consejero de Interior Joaquim Forn, en prisión preventiva su participación en la consulta del 1 de octubre. En la calle, miles de personas se concentraron unos para pedir la libertad de Forn, otros para apoyar a Colau y otros para reprocharle los apoyos que la han convertido de nuevo en alcaldesa.

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En el Salón de Cent, el momento más tenso fue el recuento de votos de la investidura. Colau logró 21, la mayoría absoluta. Son los 10 de Barcelona en comú, 8 del PSC y el de Valls y dos de sus compañeros, Celestino Corbacho y Eva Parera. Los otros tres ediles de Barcelona pel Canvi - Ciudadanos, optaron por votar en blanco. En 26-M Colau y el candidato de ERC, Ernest Maragall, obtuvieron 10 ediles cada uno, pero los republicanos ganaron por 4.833 votos. El republicano Ernest Maragall logró 15 votos —los 10 suyos y los cinco de Junts per Barcelona— mientras los dos ediles del PP votaron a Josep Bou, presidente de su grupo. El 26-M, Colau y Maragall obtuvieron 10 ediles cada uno, pero los republicanos ganaron por 4.833 votos.

Más allá de la alcaldesa, el protagonista del Saló de Cent del Ayuntamiento fue el ex consejero de Interior y ahora concejal del consistorio Joaquim Forn, en prisión preventiva por su participación en el referéndum del 1 de octubre, declarado ilegal por el Tribunal Constitucional. La entrada y salida de Forn del salón, así como su discurso como líder del grupo municipal de Junts per Barcelona, y todas las alusiones del resto de concejales fueron aplaudidas y acompañadas de gritos de “libertad”. Antes de ser consejero, Forn había sido 17 años concejal de CiU.

En su primer discurso como alcaldesa, con semblante muy serio y un hilo de voz, Colau agradeció al PSC el acuerdo de Gobierno y a Valls sus votos. “Que no hemos buscado y hemos reconocido que nos incomodaban”. Insistió en abrir las puertas a un gobierno también con ERC y prometió “cuatro años más de consolidar las políticas valientes y que el cambio se instale en la agenda política”. La alcaldesa aseguró que seguirá “necesitando a la ciudadanía” exigente y aseguró que ocupa la alcaldía “con orgullo, firmeza y sin pedir permiso, porque las mujeres hemos venido a mandar y ocupar espacios de poder”.

Las intervenciones de los grupos políticos evidenciaron la excepcionalidad de la política en Cataluña y la complejidad de la fórmula que finalmente ha dado la alcaldía a Colau. Hubo fuego cruzado entre los presidentes de los partidos. Uno de los más contundentes fue Forn. Felicitó a Colau pero le advirtió: “Creo que se ha equivocado al no respetar la lista más votada. Todo el mundo sabe cómo ha conseguido los 21 votos de un partido que situaba lo primero que Barcelona no fuera una ciudad independentista. Ha sido una operación política dirigida por los que usted llama los poderosos”.

Y quien la noche del 26 de mayo pensaba que iba a ser el alcalde de la ciudad, Ernest Maragall, también fue durísimo: “Ahora ya es una realidad aritmética; 21 votos pesan más que las convicciones republicanas. Tomamos nota. Solo pedimos que ahora nadie nos diga cuál debe ser nuestro rol. No necesitamos caricias y no seremos aliados dóciles”, advirtió. “Que nadie presuma de progresismo si al mismo tiempo no lucha por recuperar la libertad de los presos”, añadió.

Quien será socio de Colau, el socialista Jaume Collboni insistió en que la alianza conseguirá uno de sus objetivos: “No subordinar la ciudad al procés”. También se refirió a la excepcionalidad política: “Ninguno de los que estamos aquí deseábamos llegar a este punto. Solo desde el respeto mutuo, a las leyes y a la neutralidad de las instituciones podremos salir”. Valls, por su parte, justificó sus apoyos a Colau: “Había que evitar un alcalde independentista con un candidato que ya lo había anunciado y por eso la hemos votado sin condiciones. Sin nuestra decisión y el apoyo de Collboni usted no estaría aquí”, le espetó. Tras el pleno, y en la visita protocolaria de todos los concejales a la Generalitat, Valls negó el saludo al president Quim Torra. “Su discurso en el Parlament hablando de mí como una casta fue un escándalo”, dijo después.

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