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El Ayuntamiento de Madrid comienza a desmontar la oferta cultural de la era Carmena

El nuevo gobierno municipal, del PP, cierra parcialmente un espacio vecinal y cubre sus grafitis, mientras impide que se proyecte un documental

El grafiti cubierto en el espacio vecinal La Gasolinera, en el barrio de la Guindalera de Madrid.
El grafiti cubierto en el espacio vecinal La Gasolinera, en el barrio de la Guindalera de Madrid.EL PAÍS

El Ayuntamiento de Madrid, del PP, ha comenzado a desmontar la oferta cultural relacionada con espacios vecinales que había construido la anterior alcaldesa, Manuela Carmena. Este sábado, las autoridades municipales cambiaron el candado del espacio vecinal La Gasolinera, en la Guindalera, cuyo grafiti en la entrada fue pintado de blanco. En ese espacio, hace días, se suspendió un concierto solidario con los refugiados. A su vez, el documental El emperador desnudo no llegó a proyectarse, como estaba anunciado, en el Campo de Cebada, en el barrio de La Latina.

El nuevo Gobierno del alcalde José Luis Martínez-Almeida avisó hace cinco días al autor de la cinta, Pedro Herrero, de que no cumplía los requisitos para exponerlo. “Me estás tomando el pelo, ¿no?”, contestó él. Pero nada más lejos de la realidad. “No tenían la autorización concedida, ni la resolución, por parte del anterior concejal, García Castaño”, explican desde el nuevo consistorio. Además, añaden, faltaba el seguro necesario para un acto con aforo de 200 personas y la policía municipal no estaba al tanto del evento. Herrero, sin embargo, lo desmiente: “Tengo la autorización por mail del foro local, que es como se hacían las cosas hasta ahora. De hecho, tenía las llaves del espacio y estaba ya preparándolo todo”.

Herrero comenzó a grabar en 2010 la historia cultural del Campo de la Cebada. Quería contar qué se movía en ese espacio de 2.500 metros cuadrados que en su día albergó un polideportivo situado justo al lado del Mercado de la Cebada. Por ahí han pasado artistas y vecinos de diferente calado, se han realizado exposiciones, proyecciones, obras teatrales, actividades deportivas o funciones de clown. “Por eso tenía especial importancia proyectarlo en ese lugar”, cuenta. “La idea era grabar al público durante el último minuto de la proyección, ver la reacción de la gente, que es la que ha estado viviendo el proceso cultural todos estos años, y posteriormente volverlo a montar con ese material. Era como cerrar el círculo”, explica este actor, cantante y cineasta, esto último “más por hobby que por otra cosa”.

Fuentes municipales del PP, sin embargo, aseguran que no están en contra de que se proyecte la cinta: “Les ofrecimos iniciar un expediente urgente, pero alegaron falta de tiempo. Es verdad que igual para este fin de semana no daba tiempo, pero si cumplían los requisitos podrían exponerlo otro fin de semana”. “Me puse a rellenar todo y me di cuenta de que era imposible que me lo concedieran. Legalmente puede que tengan razón. Pero las ordenanzas están hechas para tomarnos por tontos”, se queja Herrero. “Nosotros no somos okupas, ni gente violenta. Somos personas que aman la cultura y esto al final es cuestión de voluntad política”, continúa.

Más que voluntad, lo que se ha puesto sobre la mesa es la manera de hacer política. La figura de los foros locales nació en la anterior legislatura, con Más Madrid en el gobierno, con la intención de canalizar las propuestas de los vecinos y fue criticada por la oposición de entonces por estar “politizada”. Los artistas como Herrero, por contra, vieron en los foros una forma de participación ciudadana que, “dentro de unos normas”, facilitaba el uso del espacio público y fomentaba la cultura y la relación vecinal. “Una vez intenté organizar un concierto y no me lo permitieron porque el ruido molestaba a los vecinos, así que no lo hice y listo”, explica. Sin embargo, con el PP en el Gobierno municipal –en coalición con Ciudadanos y Vox–, los cauces para conseguir organizar determinados eventos culturales han cambiado y la autorización del foro local que tenía Herrero para proyectar su documental se ha convertido en papel mojado.

La cinta se proyectó finalmente este sábado en el espacio autogestionado del distrito de Lavapiés Esto es una plaza. “Llamé y me dijeron que no había ningún problema, así que lo cambié todo a última hora. Allí no me pueden decir que no lo proyecte”. Sin embargo, no ha sido el único evento suspendido al cambiar de Gobierno. Un grupo de personas que se reúnen en Ópera para bailar tango anunciaron en Twitter que el permiso no les fue concedido en esta ocasión por haberlo solicitado con 10 días de antelación, como hacían hasta ahora.

La Gasolinera

El mural rojo junto al espacio vecinal del distrito de Salamanca desaparece también por orden municipal. La pintura blanca ha apagado el mural rojo que acompañaba a los asiduos a La Gasolinera, el espacio vecinal al aire libre junto el centro cultural Buenavista –propiedad municipal–, en el distrito de Salamanca. En la mañana de este sábado, un pintor ha cubierto los dos enchufes pintados en la pared junto a la definición de la palabra conectar. “No íbamos desencaminados, el objetivo de las labores de mantenimiento era pintar el mural”, cuenta un vecino del barrio, de 59 años, que no quiere ser identificado, y que estaba en el momento en que el operario preparaba la brocha. Además, algunos vecinos asiduos al espacio autogestionado se han acercado para protestar y desplegar en la puerta un cartel con el lema #ApoyamosLaGasolinera, que ya se ha convertido en hasthtag para la resistencia.

Este sábado estaba previsto en el lugar un concierto solidario con los refugiados, que incluía una paella popular y la grabación de un programa de radio sobre voluntariado, pero que la Junta Municipal de Distrito decidió paralizar el pasado 19 de junio, tras contar con el visto bueno del anterior gobierno municipal con Manuela Carmena al frente. El motivo que dieron a SOS Refugiados, la ONG que esperaba recaudar para quienes pasan sus días en los campos griegos, era que iban a “llevar a cabo labores de mantenimiento en esa fecha”. A pesar del rechazo del concejal de distrito, el popular José Fernández Sánchez, a este concierto solidario, la música del grupo Trapiche –uno de los grupos previstos– ha sonado en la calle de Cartagena, donde se encuentra La Gasolinera. El pasado viernes, alrededor de 80 vecinos decidieron organizarse en una asamblea extraordinaria y no bajar los brazos ante lo que consideran “una injusticia”.

El Ayuntamiento reconoció que la suspensión del concierto se debía a “la falta del informe de medioambiente por el exceso de ruido”. Además, fuentes municipales aseguran que “la policía ha recibido quejas en anteriores ocasiones”. Al recibir el no del equipo de José Luis Martínez-Almeida, SOS Refugiados se ha desvinculado de la jornada de este sábado, aunque la Asamblea Popular Guindalera ha recogido alimentos cerca de un supermercado en el barrio, según Paul Sáez, de 52 años y portavoz de la Asamblea, que colabora con la ONG. Los vecinos de La Gasolinera dicen que plantarán cara al nuevo Ayuntamiento. La Gasolinera no se rinde.

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