¿Por qué inventar el conflicto?
Dice Iceta que lo que los socialistas se proponen con este planteamiento es “una aplicación más flexible” de la ley. ¿Es que la Ley de Inmersión Lingüística fue alguna vez inflexible?
Me levanté el otro día con una noticia que me llenó de inquietud. El PSC pondrá a debate, en su próximo congreso la Ley de Inmersión Lingüística. Obviamente no hablaré de este asunto como experto, pero sí como testigo de su funcionamiento, como debió suceder seguramente, durante todos estos años, a cualquier padre con hijos que hayan cursado sus estudios en colegios e institutos públicos; por lo tanto, opinaré como beneficiario indirecto de una de las leyes en el campo de la enseñanza que se promulgaron en Cataluña más atinadas, necesarias y compartidas, y sobre todo paridas, por la izquierda catalana.
En un momento en que se está debatiendo la formación de un gobierno en Madrid para todo el Estado. En un momento en que sería de gran valía que entre las propuestas intercambiadas por los negociadores para conformarlo, no fuera menor la exigencia de incluir los conceptos de plurinacionalidad y plurilingüismo, no tanto para resolver de una vez por todas los desajustes territoriales, pero sí para ir familiarizando a los españoles con estos conceptos. En un momento así, ¿es pertinente semejante planteamiento?
No sé por qué de pronto me siento trasladado a esos años en que abundaron los manifiestos absolutamente desinformados sobre la cuestión, cuando no directamente insidiosos, firmados por personas que después reaparecieron en Ciudadanos, haciendo infame bandera de una cuestión que nunca había generado ningún conflicto de convivencia entre castellanoshablantes y cataloparlantes. Por ello me parece, por el momento, una imprudencia plantear ahora esta cuestión, como si no hubiera en el horizonte más cercano problemas más urgentes que resolver. Es evidente que estamos ante una estrategia política del PSC para recuperar los votos que en su día se fueron a Ciudadanos. Y si no lo es, se le parece bastante. Los dos partidos que intentaron, siempre que pudieron, sacar tajada electoral de la inmersión fueron Partido Popular y Ciudadanos. En esa tajada se prodigaron con flagrante deshonestidad, gente que no dudó en usar la mayor beligerancia y munición verbal para desacreditar un sistema de enseñanza que ni siquiera el Tribunal Constitucional tumbó.
Dice Miquel Iceta que lo que los socialistas se proponen con este planteamiento es “una aplicación más flexible” de la ley. Yo me pregunto, como muchos, ¿es que la Ley de Inmersión Lingüística fue alguna vez inflexible? Y si lo fue, ¿en qué momento de su aplicación? Tengo amigos y conocidos, nada independentistas, que valoran la ley como la mejor que se podía haber diseñado, precisamente porque garantizaba la supervivencia del catalán como lengua e incluía a todos los alumnos, vinieran de donde vinieran, sin menoscabo del castellano.
El mantra de que el castellano es una lengua marginada por culpa de la inmersión es de procedencia del PP y Ciudadanos
El mantra de que el castellano es una lengua marginada por culpa de la inmersión procede del PP y de Ciudadanos. Eso lo sabe el PSC. Y si lo sabe, ¿por qué plantea precisamente ahora este asunto? Obviamente por razones electoralistas. El PSC se mete en un terreno muy resbaladizo. Resulta casi increíble que tengamos, a estas alturas, que emplear frente a un partido catalanista de izquierda como el PSC la misma convicción y firmeza en la inmersión lingüística que se usó y todavía se tiene que seguir usando contra el PP, Ciudadanos y Vox. ¿No habíamos quedado que el uso de la lengua con fines partidistas, era patrimonio de la derecha y que nunca había que entrar en ese perverso juego? Si el cálculo falla el mal ya estaría hecho.
Termino mi reflexión con una frase del cantante pop madrileño Quique González. Es una hipérbole, una boutade, vale, pero que el PSC la mastique un rato: "Es más crucial que todos los niños españoles aprendan catalán que inglés".
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