La Generalitat se arroga la competencia para derribar la pilastra franquista de Tortosa
La consejera de Justicia garantiza la retirada del monumento que preside el lecho del Ebro
La Generalitat elige el camino de en medio para resolver el conflicto por el monumento franquista que resiste en el cauce del río Ebro, a su paso por Tortosa. "Se va a hacer", sentenció la consejera de Justicia Ester Capella, este fin de semana cuando, durante una visita a Tortosa, fue interrogada sobre si abordaría la retirada de la pilastra que eleva al mayor vestigio franquista de Cataluña. La consejera se arrogaba, así, plenas competencias para decidir el futuro del monolito, toda vez que el Ayuntamiento de Tortosa, gobernado per Junts per Catalunya, se ha mantenido inactivo sobre este tema durante años, alegando que desconoce quién es el legítimo propietario de un monumento que fue levantado por el dictador Francisco Franco en 1966 como homenaje a la Batalla del Ebro. "Vamos tarde, no hemos hecho los deberes", terció la consejera Capella, insistiendo en la improcedencia del vestigio. "Hay una clase de simbología que representa unos valores que no son asumibles por una sociedad democrática, y no puede estar en los espacios públicos de nuestros pueblos y ciudades", abundó Capella. La consejera apuntó que en el texto final de la Ley de Memoria Histórica, que se está "puliendo", aparecerá una referencia expresa para asegurar la retirada efectiva del monolito franquista del Ebro. Capella incluso deslizó que se contempla un "proceso sancionador" para perseguir la inactividad en este terreno.
El Ayuntamiento de Tortosa ha reaccionado a las palabras de la consejera apuntando que "vamos a cumplir lo que mande la ley" pero descarta asumir los costes económicos que genere el derribo. En este sentido, la responsable de Justicia del gobierno catalán apuntó que la Generalitat va a poner "todos los medios" para que se cumpla con la retirada de la simbología franquista, pero fuentes de su departamento niegan que tales manifestaciones impliquen la asunción explícita de la factura de derribo. Des del departamento de Justicia no se concreta cómo se articulará la retirada del monolito franquista, y de otras obras de simbología semejante que aún resisten en los espacios públicos, y se remite al texto de una ley que, en teoría, está solo pendiente de sus flecos finales para ser publicada antes de fin de año.
En mayo de 2016, Tortosa organizó una consulta popular para decidir el futuro de su monumento franquista. La opción que defendía mantener la pilastra en el río ganó sobradamente, con un 68% de los votos, una consulta que movilizó a un tercio de los vecinos. Entonces, el consistorio decidió "reinterpretar" la pieza. Durante su reciente visita a Tortosa la consejera Capella manifestó que reparar los daños del franquismo "es uno de los elementos esenciales a los que tenemos que dar cumplimiento, y reparar no pasa por resignificar un espacio".
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