“Yo voté nulo”: las razones por las que 2,6 millones de chilenos invalidaron su voto en la última elección
¿Abstinentes, desilusionados, desinformados, obligados? Varios factores influyeron en que el 21,53% de los votos emitidos el 7 de mayo pasado fueran nulos o blancos, un récord en la historia electoral de Chile. EL PAÍS consultó a votantes que optaron por esta alternativa. Estas fueron sus explicaciones
Si la opción nulo y blanco hubieran conformado una lista más en competencia en las pasadas elecciones a consejeros constituyentes para escribir la Nueva Carta Magna chilena, habría obtenido el tercer lugar. Le habría ganado a la lista de los partidos que alguna vez compusieron la Concertación (el partido de Ricardo Lagos y de la ministra del Interior, Carolina Tohá, el PPD; el Partido Radical y la Democracia Cristiana) y se habría instalado por sobre los partidos de la derecha tradicional, que integran la Unión Demócrata Independiente (UDI), Renovación Nacional (RN) y Evópoli. El 21,53% de sufragios nulos y blancos emitidos en los comicios del 7 de mayo marcaron un nuevo récord en la historia reciente del país, solo comparable con la elección de diputados de 1997, cuando entre ambos sumaron 17,5%.
El alto porcentaje de nulos y blancos –uno de cada cinco votantes– fue interpretado como una alerta frente a una tendencia que podría continuar escalando. “En este proceso hay un gran porcentaje de votos nulos. Si proyectamos lo que se está dando, podría llegar a ser muy relevante como señal de voto de descontento”, advirtió el politólogo Claudio Fuentes cuando se conocieron los primeros cómputos el día de la elección.
Los municipios con mayor porcentaje de votos inválidos se ubicaron, principalmente, en el norte del país y en zonas rurales: Tocopilla (30%), Chañaral (29,12%) y Huasco (28,4%) –de las regiones de Antofagasta y Atacama– concentraron los nulos. Mientras, por número de votos, la delantera estuvo en los municipios de Puente Alto y Maipú, ambos de Santiago de Chile.
En cuanto a segmentación por género y edad, según el análisis realizado por la plataforma electoral de bigdata, DecideChile, el voto nulo y blanco fue mayor en los hombres que en las mujeres y más alto en menores de 35 años (el 22% de las mujeres de ese rango de edad anularon, frente a 25% de los hombres).
Una encuesta realizada por la empresa de investigación de mercado Cadem, cuyos resultados fueron dados a conocer el domingo pasado, a una semana de las elecciones, indagó en las razones del alto porcentaje de sufragios sin validez. La que obtuvo la mayor cantidad de preferencias, con 39%, fue: “Porque ningún candidato me representa”. Un 26% en tanto aseguró que votó blanco o nulo por un “rechazo a la política, no me interesa”. A su vez, un 15% declaró que su decisión de anular fue determinada “porque el voto era obligatorio”.
Asimismo, al preguntar cuál había sido la principal noticia de las elecciones, un 52% mencionó el triunfo del Partido Republicano (que obtuvo el 35% de los votos y 23 de los 51 consejeros constitucionales elegidos) y 49% dijo que la principal novedad fue, justamente, la cantidad de votos nulos.
Para el sociólogo y socio director de la empresa de investigación Ekhos, Gonzalo Tapia, el voto obligatorio jugó un papel clave en la elección de consejeros constitucionales. “Una de cada seis personas que votaron, anularon su voto. Es esperable que parte de esa votación sea el resultado de una migración de antiguos abstinentes, es decir, de personas que antes de la obligatoriedad del voto, no acudían a sufragar. Sin embargo, esa es sólo una hipótesis que debemos comprobar”, dice Tapia.
Para intentar comprender el fenómeno, EL PAÍS recogió ocho testimonios de personas que anularon o dejaron en blanco su papeleta electoral en la elección del 7 de mayo pasado.
Alonso Cofré: “Revisé los candidatos y ninguno me llamó la atención”
A sus 20 años, es la tercera vez que Alonso Cofré participa de una elección. La primera fue para presidente en 2021, cuando su preferencia fue para el candidato del Partido Republicano, José Antonio Kast. Luego vino el plebiscito Rechazo/Apruebo, donde votó por la primera opción. Y la tercera vez fue el pasado 7 de mayo pasado para elegir consejeros constituyentes. En esta oportunidad, prefirió anular su voto. Dice que no se sintió representado por ninguno de los postulantes que buscaban escribir una propuesta de nueva Constitución. “Yo revisé los candidatos y ninguno me llamó la atención”, confiesa.
Cofré, estudiante de inglés, vive en el municipio de Quilicura, en la Región Metropolitana, donde el 22,48% de los votos fueron inválidos. Aunque sus votaciones anteriores estuvieron más marcadas hacia la derecha, el joven dice que no se considera ni de derecha, ni de izquierda, sino más bien de centro. “Si hablamos de derecha tiene algunas cosas buenas y otras malas y lo mismo pasa con la izquierda”, plantea. Y sobre el proceso constituyente actual cree que si bien es incierto, confía en que puede lograrse un acuerdo para escribir una nueva Carta Magna.
Scarlet Ruthman: “No estaba 100% informada de qué se trataba”
La venezolana Scarlet Ruthman lleva casi seis años viviendo en Chile en el municipio de Renca, en la Región Metropolitana, donde casi el 25% de los votos emitidos fueron nulos o blancos. Estudia técnico en masoterapia y dice que le gusta el país. “Es agradable, la gente es cariñosa y claro, como en todas partes, a veces te encuentras con personas amables y otras no tanto”, comenta. Tiene 23 años y la elección del 7 de mayo era la primera vez que podría votar como residente definitiva en Chile. De hecho, era la única persona de su familia que estaba habilitada para ejercer el sufragio. Optó, sin embargo, por dejar su voto en blanco. “No estaba segura por quién votar y tampoco estaba 100% informada de qué se trataba esta elección”, dice. “No sabía cuáles eran los candidatos y tampoco de qué se trataba el sistema”, agrega.
Valentina Torres: “Considero que este proceso es completamente antidemocrático”
Socióloga e investigadora especializada en cultura, Valentina Torres, de 31 años, no quería con su voto legitimar un proceso que, para ella, no es democrático. Por eso votó nulo, “como una forma de no conformarme con el mal menor. Quería decir: ‘No esto de acuerdo, no estoy obligada y elijo este camino para expresarlo”.
Torres lo fundamenta: “Considero que el proceso es antidemocrático, porque se hizo para mantener la gobernabilidad que se necesitaba después del triunfo del Rechazo, en septiembre de 2022, para continuar con la idea de que se quiere hacer una Nueva Constitución y seguir con esta retórica de crear un nuevo Chile. Pero, en la realidad, eso no está sucediendo”. Y agrega: “Que haya una Comisión de Expertos que está haciendo el anteproyecto y que fue elegida por el Congreso, habla de que es un proceso cooptado por los partidos políticos. Y se firmaron estos bordes que están enmarcados a favor de mantener los pilares de la Constitución de Pinochet, que el 80% votó que quería cambiar”, en el plebiscito de 2021. Que se haya incluido en esos bordes que Chile es un Estado social y democrático de derecho, no es una garantía para Valentina. La socióloga plantea que el que se haya agregado que los derechos sociales se darán a través de instituciones públicas y privadas, “vuelve a poner la lógica neoliberal que hizo estallar Chile en 2019″.
“Este proceso me parece un fraude, un engaño y por eso hubo tanta cantidad de votos nulos y blancos”, puntualiza.
Mirta Marín: “No confío en la gente que está ahí”
Es dueña de casa y vive en la Carretera Austral chilena, una ruta que atraviesa la Patagonia desde Puerto Montt hasta Villa O’Higgins, en el extremo austral del país. Pero desde hace algunos meses está instalada en Santiago para apoyar a su hija que estudia en la Universidad Católica. Tiene 55 años y en la capital chilena trabaja como limpiadora de casas y departamentos.
Cuenta que en la última elección decidió anular el voto, porque considera que las personas que se postularon no tienen mucho conocimiento para escribir una Nueva Constitución para Chile. “No confío en la gente que está ahí. Creo que las personas que quieren armar todo este cuento no son las adecuadas”, plantea.
Mirta ha participado de todas las elecciones anteriores que se ha realizado en la historia democrática de Chile, pero dice que tras estampar su voto, se arrepiente de haber sufragado, por la falta de respuestas.
Jaime Huenchuñir: “No me representaba ninguno de los dos candidatos de la papeleta indígena”
Vive en Temuco, desde donde preside la Confederación Económica Mapuche, una organización que reúne a empresarios y gremios del pueblo mapuche de diferentes rubros y que empuja políticas públicas que vayan en beneficio de la actividad productiva de su pueblo.
Dice que anuló su voto porque no se sentía identificado por ninguno de los dos candidatos que competían en la papeleta verde, que contenía las alternativas de los miembros de pueblos indígenas que se sumarían al Consejo Constitucional. “Ninguno de los dos candidatos (Julio Marileo y Alihuen Antileo) representaba mi pensamiento político como persona y como mapuche. Soy liberal en lo económico y liberal en lo social”, señala Huenchuñir.
El empresario, de todas maneras, tenía la alternativa de votar en la papeleta blanca, donde competían las listas de los partidos, pero prefirió marcar su opción como indígena y anular. “Soy de familia mapuche, soy un empresario mapuche y podría haber escogido votar en el otro sistema. Pero teniendo en consideración que hay una intención de invisibilizar e incluso de eliminar el mundo indígena del ecosistema político de Chile, tenía que sumar votos a mi pueblo”, dice. “Bajo ese análisis simple, mi única opción fue votar nulo, pero tenía que marcarlo porque era importante que el voto indígena fuera al alza” agrega.
En el proceso anterior que se desarrolló entre 2019 y 2022, para elegir a los representantes de la Convención Constitucional hubo 190.000 votos de pueblos originarios, de un padrón electoral de 1,1 millón de votantes. En la última elección, fueron 370.000 votos, de los cuales un 67% mil fueron nulos o blancos.
Manuel Bernal: “No me interesa la política”
Manuel Bernal, de 54 años, ha ejercido pocas veces su derecho a voto. “Voté para la presidencial, pero en las anteriores no voté. Ahora tuve que ir porque era obligación”, cuenta. Trabaja como jardinero en distintas comunas de Santiago y vive en Peñalolén, en la zona precordillerana de la capital, donde el 20,59% de los votos emitidos fueron nulos o blancos.
El 7 de mayo Manuel optó por dejar su voto en blanco. “Lo hice porque no entiendo la política y no sé de qué se trataba esta cosa”, cuenta.
“No me interesa la política. Uno trabaja el día a día y nada más, entonces ¿qué ayuda puede tener uno? Uno lo hace pensando en comer mañana, así que no me influye mucho quién esté en la política, porque yo tengo que seguir trabajando igual. Y no solo yo, sino que todos”, plantea. “Entonces da lo mismo quién sea presidente, no me atrae mucho eso y tampoco lo entiendo”, agrega.
Virginia Pérez: “Voté por Parisi”
Virginia Pérez tiene 60 años, trabaja como asesora del hogar en Las Condes, en una zona acomodada de la capital, y vive en La Cisterna, donde el 18,44% de los votos emitidos fueron nulos o blancos. Dice que su voto fue para Franco Parisi, el excandidato presidencial del populista Partido de la Gente, que esta vez no iba en la papeleta. Por eso Virginia dice que puso su nombre en el voto: “Era mi candidato”. Cuenta que no le interesaban las demás alternativas del Partido de la Gente y que por eso tomó esa decisión. De todos modos, agrega, “entre quien entre a escribir la Constitución, tenemos que trabajar igual”.
Eduardo González: “Me desilusionó bastante el proceso”
El estudiante de Agronomía de 25 años Eduardo González dice que ha votado en todas las elecciones desde que tiene edad para ejercer su derecho a voto, pero que en los últimos comicios del 7 de mayo prefirió anular. “Me desilusionó bastante el proceso y si no hubiera sido obligatorio, no habría ido”, confiesa. Cree que faltó mayor información para este proceso y que la campañas no abordaron bien el desafío constitucional. “En las campañas, en la franja, no se habló bien de los temas de la Constitución, sino que solo de otras cosas”, dice.
Y agrega: “En general, la coyuntura te lleva a querer ejercer tu deber cívico, pero aquí el tiempo y la coyuntura no ayudaron. Siempre las elecciones son más hacia final de año y uno va más resuelto, pero aquí no fue así. Faltó información”.
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