Los misterios abiertos del ‘caso Neruda’
Tras casi 13 años de la investigación para determinar si el poeta murió de cáncer o fue envenenado por la dictadura, la causa está en la Corte de Apelaciones de Santiago, que resolverá si confirma el cierre del sumario o su reapertura
En enero de 2024 se cumplirá un año desde que la investigación de las circunstancias de la muerte del poeta chileno Pablo Neruda entró en su etapa decisiva, cuando se reunió el tercer panel científico que en 12 años ha intervenido en el caso. Es una causa que se abrió en 2011 con una querella del Partido Comunista (PC), donde militaba el escritor, destinada a determinar si el Premio Nobel de Literatura 1971 murió del cáncer a la próstata con metástasis o si fue envenenado con una inyección letal, como lo aseguró su chófer Manuel Araya.
Neruda, cuyo nombre era Neftalí Reyes Basoalto, murió en la Clínica Santa María en Santiago el 23 de septiembre de 1973, 12 días después del Golpe de Estado en el que fue derrocado el presidente socialista Salvador Allende. En 2011, Araya dio una entrevista a la revista mexicana Proceso en la que dijo que el poeta fue asesinado, testimonio con el que el PC se querelló. El expediente, que suma miles de fojas, abrió su tomo Xll en 2023.
Dos jueces han investigado el caso: Mario Carroza, hoy ministro de la Corte Suprema, que realizó cientos de diligencias entre 2011 y 2018, entre ellas la exhumación del cadáver de Neruda, y Paola Plaza, ministra de la Corte de Apelaciones de Santiago. La magistrada, después de la intervención del tercer panel, a fines de septiembre cerró el sumario al considerar agotada la indagatoria, sin procesados.
Hoy, el expediente de Neruda está en la Corte de Apelaciones, hasta donde recurrió el PC y el sobrino del poeta Rodolfo Reyes, para pedir la reapetura del caso y la realización de otras diligencias. Reyes es abogado y representa a otros cinco sobrinos. Es el único querellante que ha señalado que el tercer panel concluyó que el poeta fue asesinado con un arma biológica, pero el tribunal no lo ha confirmado.
En el caso hay otros dos querellantes: una asociación que ha tenido una discreta actuación en el proceso, y el Ministerio del Interior. Ninguna de estas partes apeló a la reapertura de la investigación. Se estima que enero la causa será analizada por la Corte. Solo después de esa decisión la jueza Plaza tomará una determinación, en la que tendrá que establecer una teoría sobre el caso: si la muerte de Neruda fue por causas naturales o si lo envenenó la dictadura.
Estas son las principales interrogantes del caso Neruda que cruzan el proceso:
El papel de Manuel Araya
Manuel Araya, quien murió en junio de 2023, es el único testimonio del caso que dice Neruda fue asesinado. Fue quien acompañó al poeta y su esposa Matilde Urrutia desde su casa en Isla Negra, una zona costera a 100 kilómetros de Santiago de Chile, hasta la Clínica Santa María.
Araya además dijo que era amigo de Neruda. Sin embargo, esa relación no se probó. “Lo que está claro es que el señor Araya era el conductor del vehículo y que trabajaba para Neruda, de eso no hay duda. Pero él agregó que era el guardaespaldas y que a su vez era como un amigo; esas son cosas que no están comprobadas”, dijo hace unos meses Carroza a EL PAIS.
Informes científicos discordantes
En 2013, Carroza convocó al primer panel científico del caso, con forenses del Servicio Médico Legal (SML), y confirmó que la muerte fue el cáncer con metástasis. En 2017, el juez convocó a un segundo panel, esta vez internacional. Y fue en este informe donde hubo un vuelco por dos elementos. En una muela del poeta se encontró una sustancia tóxica, Clostridium botulinum, pero no se estableció cómo es que llegó al cuerpo de Neruda. El segundo fue el cuestionamiento al certificado de defunción, que señala como causa de muerte la “caquexia cancerosa”. Ello implicaba que Neruda, un hombre corpulento, debía estar con desnutrición extrema. Pero una pericia a su cinturón mostraba que la marca donde lo abrochaba correspondía a una persona de unos 90 kilos de peso.
Manuel Luna, abogado del equipo del PC, señala a EL PAÍS que el tercer panel “determinó que la cepa a la que pertenecía la bacteria era Alaska E43, la más mortífera de este tipo. Y se determinó que era por una causa endógena, es decir, que estaba en el cuerpo de Neruda antes de fallecer”. “Sin embargo, ese solo antecedente no nos permite, desde una base técnico científica, afirmar que fue asesinado, pues en eso solo podemos avanzar con una metapericia que revise las conclusiones de todos los paneles y esclarezca si podemos vincular unas con otras”, dice Luna.
La jueza denegó la metapericia y la Corte resolverá si procede o no.
El radiólogo del Hospital Van Buren
Otra declaración que está sobre la mesa es la del médico radiólogo del Hospital Van Buren de Valparaíso Julio Álvarez, donde Neruda se trataba cuando vivía en Isla Negra. Señaló que la metástasis estaba expandida en distintas partes del cuerpo del poeta.
Para los querellantes, el cáncer de Neruda no lo tenía en condiciones de morir apenas entró a la clínica en Santiago. Por ello, Carroza interrogó a los vecinos de Isla Negra del poeta y a un hombre que hacía reparaciones en su casa. “Hubo versiones contradictorias. Unos señalaban que estaba muy mal, en un estado de cáncer avanzado. Otros, como el señor Araya, decían que no, que se comportaba bien, que estaba normal, que el cáncer estaba controlado. Esas eran las dos versiones. Ninguna definitiva respecto de la otra”, ha dicho el juez.
Las caligrafías en el certificado de defunción
Luego que en el segundo panel se considerara descartada la caquexia cancerosa, se levantó la tesis de que había falsedad en el certificado de defunción. “Ya quedó asentado que existe una falsedad ideológica y es un delito que queremos que se establezca”, dice Luna.
Los querellantes también han levantado una sospecha de que el certificado tenga letras manuscritas distintas, por lo que han insistido en pericias caligráficas, pese a que ya realizaron. No es todo. Quien suscribió el certificado fue el médico tratante de Neruda, Roberto Vargas Salazar. En la firma, en vez de Salazar, dice Zalazar, lo que fue cuestionado. Pero pericias de la Policía de Investigaciones (PDI) dieron cuenta de que solía firmar de esa manera.
Draper y el misterioso doctor Price
Sergio Draper, médico de la Clínica Santa María que murió en 2022, fue quien atendió a Neruda. Declaró en varias ocasiones y fue quien abrió uno de los grandes enigmas del caso: dijo que entregó el turno a otro médico, al que no había visto antes, y que identificó como un tal “doctor Price” o Prize. Lo describió como rubio, alto y de piel blanca. Con esos datos, en 2013 la policía elaboró un retrato hablado.
Así fue como se inició la búsqueda de Price o Prize. Pero ni en la clínica ni en el Colegio Médico de Chile ni en las escuelas de medicina del país se encontró a alguien con ese nombre o apellido.
El PC ha insistido en la Corte, tras el rechazo de parte de la jueza, que el caso de Neruda tiene similitudes con el crimen, en noviembre de 1973, del simpatizante comunista Archivaldo Morales en San Fernando, ciudad ubicada a unos 140 kilómetros de Santiago, luego que se le inyectara un compuesto de dipiridamol para provocarle un infarto. Por ese asesinato está condenado (falta la confirmación de la Corte Suprema) el médico del Regimiento N° 19 Colchagua, Eduardo Arriagada Rehren.
Arriagada declaró años atrás en el caso Neruda. Para el PC tiene un parecido, dice Luna, con el retrato descrito por Draper sobre Price. “Arriagada Rehren fue mencionado en el inicio por el entorno médico como habiendo concurrido a la clínica en esa época. Por supuesto que declaró que nunca estuvo ahí. Pero después, en otra causa (la de Morales), se calificó su forma de actuar”.
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